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Hacia un nuevo orden internacional

Seis paradigmas en plena revisión

Los pactos de estabilidad, los códigos éticos y las normas contables, entre otros, quedan en tela de juicio.

Al menos seis paradigmas han quedado tocados con la crisis internacional. El modelo de banca de inversión norteamericano, la aplicación de normas contables internacionales de forma homogénea, el férreo control presupuestario en la UE, los criterios éticos para el bueno gobierno de las empresas, la política medioambiental y las ayudas al desarrollo de los países más ricos, no serán ya como se conocían hasta ahora. Todas las instituciones reclaman ahora un mayor control público para paliar las lagunas del mercado. La reunión del próximo día 15 de noviembre en Washington, convocada por Estados Unidos, servirá, entre otros asuntos para dar a luz un nuevo orden financiero y económico, basado en planes de supervisión más rigurosos. Los países emergentes, confían que las nuevas reglas no frenen la ayuda al desarrollo y los compromisos del protocolo de Kioto.

Banca de inversión. La banca de inversión ya es distinta de la que entró en esta crisis. El negocio que ayudó a disparar los beneficios de estas entidades está contra las cuerdas, la titulización de productos de alto riesgo y el apalancamiento que se disparó desde 2004. Además, apenas hay emisiones, las OPV están paradas, el panorama de las fusiones no es mejor y la intermediación ha caído. La caja no suena como solía. Cuando vuelva la confianza, la gran banca contará con Goldman Sachs y Morgan Stanley, dos entidades que ya pueden entrar en el negocio de banca comercial. Tendrán así más liquidez, gracias a los depósitos, pero se les restringirá la toma de riesgos. Serán menos rentables pero estarán, Bear Stearns y Lehman han desaparecido y Merrill Lynch es de Bank of America.

Normas contables. En una decisión histórica por sus efectos y también por la rapidez en la adopción, la CE ha modificado las normas de contabilidad para evitar la discriminación que las entidades financieras europeas podían sufrir frente a las estadounidenses al utilizar criterios contables diferentes. El cambio permitirá reclasificar los activos financieros bajo criterios contables diferentes a los del valor razonable o de mercado.

Disciplina fiscal. La zona euro redujo su déficit público de 228.000 millones de euros (2,9% del PIB) en 2004 a sólo 55.000 millones (0,6%) en 2007. El tremendo esfuerzo se frenará este año, en que por primera vez desde 2003 aumentará el déficit en la eurozona. Y los números rojos, según las previsiones, doblarán en 2009 el nivel actual. La Comisión Europea insiste en que el Pacto de Estabilidad ofrece la flexibilidad suficiente para acomodar este deterioro. Pero Francia no oculta su deseo de un margen de maniobra aún mayor.

Buen gobierno. El dudoso papel de los consejeros independientes a la hora de supervisar los riesgos del negocio, los sueldos astronómicos de algunos directivos y en especial, los incentivos percibidos en función de los resultados a corto plazo, junto a los conflictos de interés surgidos entre las agencias de calificación y las entidades clientes sobre las que tenían que emitir un criterio son sólo algunos de los elementos de gobierno corporativo que se están poniendo en entredicho como consecuencia de la crisis. La CE ya ha anunciado que la autorregulación debe tener límites y que prepara una norma para la supervisión pública de las agencias de rating.

Cambio climático. Europa mantiene, al menos sobre el papel, su objetivo de reducir un 20% las emisiones de CO2 en 2020. Pero hasta diciembre, como muy pronto, no plasmará ese compromiso en una ley. Y el acuerdo final se perfila plagado de salvaguardas para las industrias con mayor consumo energético. La crisis también complicará la consecución de un acuerdo a nivel mundial, a finales de 2009, para la siguiente fase del Protocolo de Kioto. Un estudio del CEPS, publicado el viernes, calcula que la factura del post-Kioto para la UE podría superar los 50.000 millones de euros anuales.

Pobreza. La ayuda al desarrollo ni siquiera tuvo que esperar a la etapa más virulenta de la crisis para ser sacrificada. En 2007, por segundo año consecutivo, la comunidad internacional redujo los fondos destinados a erradicar la pobreza y a evitar que 11 millones de niños menores de cinco años sigan muriendo cada año de enfermedades curables. El objetivo de la UE de llegar al 0,7% del PIB en ayuda también se aleja. España es uno de los pocos países que ha reafirmado su compromiso.

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