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Los ricos de EEUU sienten el peso de la crisis

Durante las últimas dos semanas, Kathryn Morrison y su esposo se han despertado de repente por las noches con visiones de mercados bursátiles derrumbados y planes de jubilación que se evaporan. æpermil;ste es sólo un caso de los acauladados en EE UU que empiezan a notar el peso de la crisis. Pero hay más.

Durante las últimas dos semanas, Kathryn Morrison y su esposo se han despertado de repente por las noches con visiones de mercados bursátiles derrumbados y planes de jubilación que se evaporan. Harvey Goldberg liquidó sus posiciones bursátiles cuando el promedio industrial Dow Jones estaba en 12.300 puntos, pero su asesor financiero lo persuadió de que reinvirtiera. Desde entonces, el índice ha seguido cayendo.

Adinerados estadounidenses como Morrison y Goldberg estaban relativamente aislados de la crisis financiera global hasta hace unos pocos meses. Ahora, el derrumbe de los mercados de valores está rebajando drásticamente sus inversiones y algunos están incluso entrando en pánico.

"Estoy un poco enfadado por no haber confiado en mi propia corazonada, en mi propio instinto para permanecer al margen y esperar", dice Goldberg, un ejecutivo de 57 años quien vive en Washington. "Estoy enfadado conmigo mismo".

Por supuesto, la reacción ante la crisis financiera varía de persona a persona e incluso de marido a esposa.

"La actitud de mi marido ha sido 'Oh Dios mío, tengo que vender, somos personas mayores y allí va nuestra jubilación'", afirma Morrison, de 59 años, quien vive en Alexandria, Virginia, y dirige una firma de relaciones públicas. æpermil;l cuenta con aproximadamente 2 millones de dólares en bienes invertibles.

"No puedo discrepar con su reacción, él quiere vender para sentirse cómodo", señala añadiendo que no importa si su esposo pierde o gana por tardar en regresar al mercado. "¿Y qué, si lo ayuda a dormir ahora?". Ella, por su parte, intenta aprovechar el desplome de los mercados para buscar gangas. "Pienso, 'Oh Dios mío, es la venta del siglo'", afirma.

Temple de acero

Para quienes gozan de un temple de acero, sin duda hay algunas oportunidades, después de días de pérdidas. El mercado es, sin embargo, un prisionero de la volatilidad.

Lenox Asesores en Nueva York ha estado recibiendo un aluvión de llamadas desesperados de parte de sus clientes.

"Estamos dando mucho apoyo moral ahora mismo y actuando como psicólogos financieros para nuestros clientes", dice el vicepresidente Rob Burger.

"Cuando las cosas van realmente bien, la gente tiende a ver el estado de sus cuentas, sentirse felices, e irse a dormir por las noches", comenta Burger. Lenox les ha estado diciendo a sus clientes que se queden tranquilos y que "tomen sus resúmenes y los guarden en un cajón".

La gente adinerada está comprando oro, divisas y bonos de gobierno en detrimento del arte moderno, aviones y yates privados que estaban más en boga durante los años del boom, según banqueros y gerentes de inversión.

Goldberg dijo que estaba conservando su dinero en el mercado accionario. "No creo que haya otra cosa que pueda hacer salvo esperar que el mercado lo devuelva", comenta. "No tengo miedo, he perdido algo de dinero, pero nunca apostaría en contra de la economía estadounidense".

No obstante, concede que el alto valor de sus inversiones funcionó como un colchón sin el cual estaría más preocupado.

Goldberg, quien tiene participaciones por cerca de 2 millones de dólares, dijo que cuando se recupere el mercado, planea cambiar su asesor financiero y tal vez incluso administrar directamente su dinero.

Otros comparten su frustración. Según un estudio reciente de Prince & Asociados, el 81 por ciento de los inversores con 1 millón de dólares o más en activos planean despedir a su asesor financiero, y un 86 por ciento de ellos piensa decirles a otros inversores que eviten a ese asesor.

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