Daimler achacó estos buenos resultados a la reducción de costes y a la buena marcha del negocio de camiones, que incrementó su ganancia.
Debido a la crisis financiera internacional, que ha generado una restricción del crédito que dificulta el acceso de los compradores a vehículos y al encarecimiento del acero, así como al aumento de los costes de investigación en tecnologías, han llevado al fabricante a dejar de producir 45.000 coches y a anunciar el cierre de dos fábricas en Estados Unidos.