Cuando el miedo desplaza a la codicia e inunda los mercados
El temor y la incertidumbre pueden bloquear la toma de decisiones y cambiar el comportamiento.
La codicia y el temor son las emociones que gobiernan los mercados. El miedo se ha impuesto ahora a la primera y se extiende a gran velocidad por todo el mundo y en la mayor parte de los niveles profesionales y sociales. Los inversores están experimentando situaciones de pánico que, según psicólogos e historiadores, no son necesariamente racionales y pueden todavía intensificarse. Así, no están comprando acciones y, lo que es más importante, temerosos de que no les devuelvan el dinero, tampoco están concediendo préstamos. Los bancos también han restringido los créditos. 'La incertidumbre que genera la actual situación económica hace que se intensifiquen los temores, que es una emoción básica', señala el psicólogo Vicente Prieto.
Los expertos aseguran que las situaciones de pánico se transmiten por observación. 'Aunque no seas experto en la materia, si escuchas la televisión, lees los periódicos o simplemente oyes comentarios que generan intranquilidad, aunque en tu vida cotidiana no se haya producido ningún percance ni tu puesto de trabajo peligre, se crea un comportamiento de protección, consecuencia de las informaciones que generan alarma. Se gasta menos', explica Prieto. Además, el pánico y la incertidumbre son emociones que se transmiten a mucha velocidad, según destaca este especialista.
La codicia es la otra gran emoción que mueve muchas veces los entornos económicos. 'Este sentimiento no es generalizado. Hay muchas personas que no entran en la escalada de enriquecimiento a toda costa. Sin embargo, el temor afecta a todo tipo de individuos, ya sean de clase alta o baja y con distintos grados de formación', destaca José María Gasalla, profesor de la escuela de negocios Esade y autor de la reciente publicación Confianza.
En este sentido, aquellas personas más cercanas al sistema y con una visión más global de la situación, tienen mayor confianza en que éste no se derrumbe. Sin embargo, 'aquellos que cuentan con menos información reaccionan protegiéndose y no buscando más información al respecto. En algunos casos el temor paraliza', afirma el profesor de Esade.
Este experto asegura que la educación ha estado desde siempre muy sustentada en los miedos. Así como a un niño se le inculca el temor para que no haga ciertas cosas, también en el mundo empresarial los profesionales viven muchas veces bajo la amenaza. 'El miedo está muy latente en el subconsciente colectivo y la gente pierde la confianza con mucha facilidad, añade Gasalla. Desde Estados Unidos, Hersh Shefrin, profesor de finanzas conductistas en la Universidad de Santa Clara en California, cree que 'cuando entramos en pánico leemos mal las señales, interpretamos amenazas menores como si fueran catastróficas y nos volvemos excesivamente conservadores''. Normalmente, un poco de temor es positivo para el funcionamiento de los mercados, dicen los economistas. Durante décadas después de 1930, los recuerdos de la Gran Depresión templaron el optimismo y mantuvieron controladas las burbujas de activos para que no crecieran demasiado. Sin embargo, los temores de hoy han alcanzado una intensidad que magnifica cada pieza adicional de información y crea un círculo vicioso, según Shefrin.
Respecto a la toma de decisiones, los expertos creen que hay personas que saben gestionar los riesgos; mientras otras son incapaces de actuar. 'Hay personas que se manejan muy bien en la incertidumbre', señala Vicente Prieto.
La crisis no es la cura para la ambición
'La crisis no es una terapia que cure la codicia', afirma rotundamente el profesor de recursos humanos de Esade José María Gasalla. Y es que cuando las aguas vuelvan a su cauce, la mayoría de los expertos aseguran que las situaciones adversas vividas en el contexto económico actual se olvidarán. 'Cuando los índices sociales sean más favorables las personas olvidarán fácilmente lo ocurrido', explica el psicólogo Vicente Prieto.Y aunque el miedo, como factor de protección, seguirá presente en algunos contextos, la codicia volverá a imponerse otra vez en el mercado. 'Un poco de temor es bueno en los mercados y en la vida. Es un factor de protección importante. Para gestionar una realidad nueva, que no se controla, uno debe moverse con precaución', añade Gasalla.Este experto explica cómo las personas codiciosas buscan oportunidades también en tiempos de crisis. 'Los codiciosos buscarán alternativas para tener más y más. Aparecerán nuevos modelos y seguro que habrá gente que sacará partido', dice.Además, Prieto señala que el temor y la codicia no son emociones excluyentes. 'Puedo tener miedo, pero también la necesidad de abarcar más. Sin embargo, para ello, y cuando se trata de tomar decisiones, es importante hallarse en una buena posición, comenta el psicólogo.