Diez años de un vino de élite
Cirsion, la estrella de Bodegas Roda, es ya un producto consagrado.
Hay vinos que marcan estilo. Y Cirsion es uno de ellos. Hace ya 10 años que la primera cosecha de este tinto riojano elaborado por Bodegas Roda (en realidad fue la segunda, porque la del 97 fue un experimento que no se comercializó) en el mítico barrio de La Estación de Haro, en La Rioja Alta, supuso una sorpresa en el mundo vinícola.
Sin prisa pero sin pausa, lentamente, haciendo las cosas muy bien, este vino de marcada personalidad se ha convertido en uno de los mejores del país. En realidad, ya lo era cuando salió, y el paso del tiempo no ha hecho sino corroborarlo, a pesar de que la competencia resultara menos dura una década atrás.
Es un tinto de capricho, como también lo fueron en su momento las Bodegas Roda, una iniciativa surgida en 1987 a instancias de la familia Rotllant-Daurella, muy bien posicionada en otros negocios ajenos al sector. Desde el principio, su filosofía pasaba por trabajar con viñedos viejos, aquellos que entonces nadie quería, mimarlos y elaborar tintos utilizando prácticas ancestrales -como la fermentación en tinos de madera- y métodos vanguardistas. Esta dicotomía la han mantenido hasta hoy, convirtiendo a los Roda en estrellas del panorama riojano, sobre todo al Cirsion, la gama alta de la bodega.
Cirsion (contracción de Cirsium, en latín, y Kirsión, en griego; ambas significan cardo) lleva el nombre que representa la imagen de la bodega. Se elabora sólo en añadas de gran calidad, con cepas de tempranillo de viñedos muy viejos, que provocan una maduración especial. Como los Roda, sólo pasa por madera, tanto en las fermentaciones como en la crianza, aunque el envejecimiento es algo menor, con una media de 10 meses en barrica. Cada añada (hasta ahora nueve; no se produjo en 2002) es diferente, pero todos los vinos participan de una enorme complejidad, potencia, frescura y elegancia. Magníficos, para guardar y disfrutar, si el bolsillo lo permite (148 euros).