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Para leer

Nélida Piñón honra a sus maestros literarios

La autora brasileña publica 'Aprendiz de Homero'.

Nélida Piñón (Río de Janeiro, Brasil, 1937) se siente aprendiz de todo. 'El saber es para mí excepcional'. Dueña de una extensa producción literaria y de numerosos premios, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Letras en 2005, dice que quisiera ser como el camaleón y tener también una visión de 360 grados, tal es su afán de conocimiento. Pero, sobre todo, es aprendiz de Homero. 'Somos narradores natos, es la manera que hemos encontrado a lo largo de nuestra trayectoria de legitimar nuestra existencia'.

Aprendiz de Homero (Alfaguara) es un conjunto de 24 ensayos, en los que la escritora reflexiona sobre sus influencias literarias y los personajes por lo que siempre ha mostrado un especial cariño. 'Cuando los seleccioné tuve la sensación de poder expresar algunos momentos constitutivos de nuestra civilización', explica la autora, considerada una de las más grandes escritoras en lengua portuguesa de su tiempo.

La autora de La república de los sueños habla de su pasión por la escritura, su pensamiento acerca de la lectura y su visión no sólo de la mujer brasileña actual, sino de la mujer desde tiempos remotos. Sin máscaras, la autora se presenta como aprendiz, de Homero, pero también de Machado de Assis, Monteiro Lobato, Cervantes y de todos aquellos que, como ella, se han atrevido a enfrentarse a una recreación del mundo por medio de la narrativa.

El libro es también una oportunidad para ahondar en los valores de la humanidad, especialmente en una época de crisis económica como la actual. Nélida Piñón cree que el miedo es un sentimiento próximo a la llegada de la barbarie. 'Hay una barbarie muy peligrosa, la que se presenta bajo la prosperidad, la falsa abundancia que beneficia a muy pocos y está siendo despiadada, como ahora', apunta.

Critica también a la sociedad frívola actual, que trivializa lo cotidiano. Ella ve cómo las celebridades, 'que no tienen una biografía', se llevan los aplausos y se desdeña el trabajo y el empeño personal. Le avergüenza que acepten los aplausos, 'como si los merecieran'. Y añade, 'hay que sembrar'. 'Uno tendría que ser su propia cosecha y después ver en que medida lo que has sembrado ha hecho bien a la humanidad'.

Nélida Piñón ha sido una mujer que ha abierto muchos caminos. Fue la primera que presidió una Academia de las Letras -la brasileña-. 'Fue una circunstancia histórica, no fue buscado'. Pero no le gusta hablar de género narrativo femenino ni ningún concepto que utilice la mujer para discriminar. 'La literatura tiene la marca de la colectividad'. Reconoce que es cierto que cada hecho narrativo expresa inevitablemente características personales, aunque cuando se llega a la gran creación todo eso se disuelve. 'Me gusta mucho el concepto de una voz colectiva, pero sin renunciar a la experiencia de un género', matiza.

Hija de inmigrantes gallegos, estudiante en un colegio alemán, universitaria en Estados Unidos y erudita, Nélida Piñón es una gran defensora de la fusión de civilizaciones. La imaginación la ha llevado a todas partes. Sospecha que así es más libre.

La emoción de escribir una novela

Dice que de niña ya tuvo la intuición de que era mestiza, a pesar de lo blanco de su piel. Con 10 años, sus padres la llevaron a Galicia, donde tuvo la sensación de que era una de las druidas de las historias celtas antiguas que escuchaba. En el colegio alemán al que asistía se sintió tan atraída por Lutero que la monja católica responsable de su clase temió que se hiciera luterana. De ahí que sea una gran lectora del antiguo testamento. Lo contará en sus memorias, que aparecerán en Brasil el próximo mes de enero.Miembro de la Academia Brasileña de las Letras y de la academia de Filosofía de Brasil, ha cultivado varios géneros, incluso publicó un libro de discursos. Entre sus obras destacan los libros de cuentos El tiempo de las frutas (1966) y Sala de armas (1973), y las novelas Fundador (1969, Premio Walmap), Tebas de mi corazón (1974), La fuerza del destino (1977), La dulce canción de Cayetana (Premio José Geraldo Vieira a la mejor novela de 1987) y La república de los sueños (Alfaguara 1999).Persona muy inquieta, en la actualidad tiene varios proyectos, entre los que cita escribir una novela que ya tiene algo avanzada y organizar las clases de su cátedra -ejerce como profesora visitante en varias universidades de EE UU-. De su próxima novela, prefiere no avanzar nada. 'Siempre emociona una novela, te sientes como un joven narrador, sabes mucho pero a la vez piensas que no sabes lo suficiente. Es muy estimulante, de verdad'.

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