Tipos y euríbor no van de la mano
Decía una insigne colega y compañera del banco, al día siguiente de la bajada coordinada de tipos por parte de seis bancos centrales: 'Bajaron los tipos. Luego no pasó nada' Obviamente, aunque es una figura retórica, esta afirmación requiere algunas reflexiones.
En los mercados se clama por una bajada de tipos. Estados Unidos venía aplicando esta receta desde agosto de 2007, pero el BCE no sólo no ha bajado tipos, sino que en la primera semana de julio los subió (extrema ortodoxia). El motivo: la preocupación por los precios. Mientras, ninguna de las medidas tomadas consigue estabilizar el sistema monetario.
El beneficio que suponen tasas de interés más bajas tiene una repercusión limitada. En condiciones diferentes a las actuales, las bajadas de tipos habrían tenido una traslación casi automática a empresas y particulares. ¿Qué pasó esta vez? Grosso modo: el BCE baja los tipos 50 puntos básicos, pero el euríbor no se mueve. Adicionalmente, el fin de año resulta una barrera notable. Y el euríbor no baja porque la desconfianza sigue instalada en el mercado monetario, con la consecuente preferencia por la liquidez extrema. No es que no exista liquidez, es que no circula adecuadamente. Es la necesidad de retener liquidez en un entorno de tensión. æscaron;nicamente la autoridad monetaria, los activos públicos se ven con buenos ojos por parte de quien tiene exceso de liquidez. Se toman activos públicos con la liquidez acumulada en lugar de acudir al interbancario. Y quienes necesitan la liquidez acuden a la autoridad monetaria. Bajar los tipos ayudará a medio plazo a que la economía encuentre apoyo, pero no es la solución definitiva al mal funcionamiento del mercado monetario. Harán falta más cosas, más medidas. La bajada de tipos tuvo de bueno otras cosas: coordinación y compromiso. Pero, después de la misma, no pasó gran cosa. El mercado monetario necesita más actuaciones. Y por supuesto, llegarán.
Juan Luis García Alejo. Director de análisis y gestión de Inversis Banco