La larga huelga daña la competitividad de Boeing
La huelga de mecánicos y operarios que sufre Boeing desde hace un mes empieza a hacer mella en el fabricante aeronáutico estadounidense. Al menos esa es la impresión que transmite la última circular interna que ha remitido a los trabajadores el presidente del grupo, Jim McNerney.
En la misiva, el máximo responsable de Boeing insta a poner fin a un conflicto que, a su juicio, está mermando la credibilidad de la compañía ante sus clientes. 'Si no podemos atenderles con fiabilidad, nuestros competidores lo harán, con el respaldo de sus respectivos gobiernos', avisa.
Unos 27.000 trabajadores de Boeing, pertenecientes al sindicatos de operarios IAM, han iniciado su quinta semana de huelga después de que las negociaciones con la empresa para renovar su convenio fracasaran. Los paros afectan, principalmente, a las fábricas del grupo en la zona de Puget Sound (junto al Pacífico, en el estado de Washington), en Portland (Oregón) y Wichita (Kansas) y pueden volver a retrasar el primer vuelo del 787 Dreamliner, el actual proyecto estrella de la empresa.
En su carta, McNerney recuerda que, desde 1995, los sindicatos han ido a la huelga en cuatro de las cinco negociaciones del convenio que han tenido lugar. 'Pensamos que este récord de paros por parte de los sindicatos nos está granjeando una reputación de suministrador poco fiable entre nuestros clientes, quienes son los que, en última instancia, garantizan la estabilidad del empleo con la compra de nuestros aviones', apunta.
A su juicio, en este contexto resulta 'urgente' que el grupo mantenga sus actuales niveles de competitividad si quiere mantener su pasado de éxitos. Máxime, ante la creciente presión de los grupos competidores en el sector, tanto los tradicionales, como los nuevos.
En el primer caso, señala que EADS y su filial Airbus están reaccionando con agilidad para paliar el impacto negativo de un dólar débil, con un serio plan de ajuste y la aplicación de un modelo de producción de bajo coste que se extiende a mercados clave para Boeing, incluido Estados Unidos. 'Cuando el dólar se reequilibre con el euro, como sucederá inevitablemente, Airbus obtendrá una enorme ventaja en costes si no somos capaces de igualarles mediante nuestras propias ganancias de productividad'.
Del mismo modo, el presidente de Boeing se refiere a los nuevos actores del sector, como China, Rusia, Japón, Canadá y Brasil, que están listos o se preparan para fabricar aviones que rivalicen con el 737 del grupo estadounidense, uno de sus modelos más vendidos.
Como conclusión, McNerney reafirma su interés en poner fin al conflicto laboral, pero advierte a los sindicatos que la empresa no adoptará ninguna mejora laboral que afecte a su competitividad. 'No podemos sacrificar nuestra competitividad por lograr un acuerdo a corto plazo para acabar con la huelga', recapitula.
En los datos hasta septiembre, Airbus adelanta a Boeing con 737 pedidos, frente a 623 de su rival americano.