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Columna
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Wachovia disgusta a Citi

Los planes de Citigroup de alimentarse del cadáver de Wachovia han sido abruptamente interrumpidos por la oferta de Wells Fargo por 15.100 millones de dólares. El presidente de Citi, Vikram Pandit, y sus colegas se han mostrado ofendidos. Pero si el banco pierde esta presa, quedará bien situado para operaciones futuras. Ayer un juez americano, a petición de Citi, paralizó la operación Wells-Wachovia.

La oferta inicial de Citi por Wachovia parecía ventajosa. Necesitaba ampliar su liquidez y el coste era solamente del 6% de los depósitos que obtenía de Wachovia. Y reducía el riesgo de pérdidas gracias al acuerdo con la Corporación Federal de Garantía de Depósitos (FDIC) para absorber pérdidas hasta 42.000 millones de dólares dentro de un pool de préstamos por valor de 312.000 millones dólares.

Los jefes de Citi tienen razones para sentirse utilizados. Su operación, avalada por la FDIC, la FED y el Tesoro, evitó la quiebra de Wachovia y el acuerdo de exclusividad firmado entre las dos entidades parecía excluir otra posible oferta. No sorprenden, pues, las quejas expresadas por Citi.

Los reguladores deberían también estar molestos. FDIC debería preocuparse, pues mermará su credibilidad cuando tenga que volver a intermediar en algún rescate. Pero también podría sentirse aliviado. A diferencia de la operación del Citi, FDIC no está atrapada, y Sheila Bair, su responsable, no quiere tener que dar explicaciones al Congreso de por qué su agencia prefirió arriesgar sus fondos antes que tragarse su orgullo. Además, la operación de Wells es mejor para los accionistas de Wachovia.

Citi, que está todavía tapando agujeros, probablemente no podría asumir más riesgos, a diferencia de Wells, aunque quisiese. Aparte de los derechos que le otorga la exclusividad del acuerdo firmado por Wachovia, es complicado que Citi pudiera completar la operación si los reguladores muestran una oposición tibia hacia la opción de Wells. Quizá alguna clase de operación compensatoria podría allanar la irritación de Citi.

A cambio de la pérdida de Wachovia, Citi se puede haber ganado el aprecio de los reguladores. Y los inversores parecen estar listos para un nuevo aumento de capital. Esto sitúa a Citi para no dejar escapar algún banco en apuros que se cruce en su camino. O en el de la FDIC. Por Robert Cyran

EE UU, cuesta abajo

El empleo en EE UU cayó en 159.000 personas en septiembre, más de lo esperado. Los pedidos de fábrica, las ventas de coches y los índices ISM se han debilitado. El gráfico económico de EE UU se ha inclinado bruscamente a la baja, y parece ir hacia la recesión. Esto alimenta la llamada a más gasto para estimular la economía. Pero podría ser contraproducente.Los economistas han debatido si EE UU está en recesión. Dos flojos trimestres de crecimiento del PIB, el cuarto de 2007 y el primero de 2008, indican que la economía de EE UU estuvo cerca de la recesión. La amenaza pareció desvanecerse tras el fuerte segundo trimestre, en el que el PIB real se incrementó un 2,8%.Las cifras de producción de julio y agosto fueron relativamente estables, aunque el empleo permaneció débil. Sin embargo, las recientes cifras indican que la foto ha empeorado significativamente. La caída del 4% de los pedidos de fábrica en agosto indica deterioro, así como la brusca caída en el índice manufacturero de septiembre. Las ventas minoristas han sido sistemáticamente débiles, mientras las ventas de coches cayeron un 10% en septiembre.No es sorprendente que haya aparecido más debilidad. Antes, el dólar bajo sostuvo el sector manufacturero, con compañías exportadoras presentando excelentes beneficios. Sin embargo, el dólar ha subido un 15% frente al euro desde su punto más bajo, debilitando el comportamiento exportador de EE UU.Mientras tanto, el comercio minorista, que ha sido artificialmente ayudado por rebajas fiscales, ha vuelto decididamente a deteriorarse en cuanto los consumidores han visto su crédito restringido y se han visto en dificultades con las deudas. La penuria económica general debe producir caídas en el PIB para el tercer y cuarto trimestre, cumpliendo la convencional definición de recesión.En adelante, el desarrollo económico de EE UU se asegurará en la disponibilidad de financiación. La vivienda permanecerá floja, pero los ajustados mercados financieros producirán también debilidad en el sector industrial y en el consumo. Del mismo modo, los 700.000 millones de dólares de la factura del rescate bancario es sólo uno de varios en proceso -los fabricantes de coches y California están en capilla-. Espolear el gasto público puede aliviar la caída económica a corto plazo, pero podría hacer que la financiación sea más difícil de obtener. Por Martin Hutchinson

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