Mil y un sitios para presumir de hándicap
España aspira a convertirse en un gran destino de golf con un clima soleado y numerosos hoteles que permiten unir juego y descanso.
El turista que practica el golf llega a nuestro país atraído por el buen tiempo. Ni los más acérrimos defensores de la esencia de esta modalidad deportivo-turística resisten una semana de invierno sobre los links escoceses, por mucho que les expliquen que juegan en la cuna de este deporte. Campos azotados por el viento, con aguaceros racheados donde es imposible controlar el vuelo de la bola, acaban con la paciencia.
La mayoría de los jugadores que nos visitan tienen un nivel de juego medio. No desean enfrentarse a grandes dificultades cuando salen a jugar. Perder una bola entre la maleza que delimita la calle es un motivo de frustración. Es por eso que una buena parte de nuestros campos presentan un estado de conservación exageradamente esmerado. El golfista amateur quiere hacer birdies y para eso necesita tener la bola en juego siempre.
El rápido crecimiento que ha tenido el golf en España no siempre ha estado ligado a la creación de buenos campos, muchos de ellos han estado unidos a operaciones inmobiliarias y sin un plan de explotación coherente. Pese a ello, y a la escasa coordinación que aún existe para promocionar la oferta de golf, nuestro país cuenta con un producto único en Europa que debe contribuir a prolongar la temporada hotelera más allá de los meses estivales.
Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Canarias y Baleares, comunidades que reciben un gran flujo de turistas, también son la mejor posicionadas en el golf.
En Madrid, por ejemplo, donde se concentra el mayor número de golfistas practicantes de toda España, existe un déficit de campos que impide brindar esta posibilidad al visitante como una opción regular. Pese a ello, el Gobierno de la Comunidad patrocina dos torneos, uno femenino y otro masculino, puntuables para los respectivos circuitos profesionales europeos.
Andalucía es la región en la que se concentran más campos, un centenar, de los que el cincuenta por ciento están en Málaga. A esta área se la conoce como Costa del Sol-Costa del Golf. La mayor parte de los practicantes son extranjeros. Siete de cada diez turistas que juegan a golf provienen de otros países, mayoritariamente son británicos y alemanes, que además buscan una oferta complementaria que incluye alojamiento en hoteles de 4 o 5 estrellas, restauración, compras y visitas culturales. Su estancia media es de 13,7 días, el doble de lo que suele quedarse un turista normal.
La cadena Barceló es puntera en el estudio y desarrollo del turismo de golf. Ofrece alojamientos singulares a pie de campo, como es en el caso de Montecastillo (Jerez de la Frontera), donde dispone de un 5 estrellas al pie de un recorrido diseñado por el mítico Jack Nicklaus o el Barceló Montserrat, en Masia Bach, la primera realización del doble ganador del Masters, José María Olazábal. El jugador de golf valora que el campo donde juega lleve la firma de una figura que avale su calidad.
Otras cadenas, como NH, Meliá y AC se han sumado al mismo segmento turístico. NH cuenta, por ejemplo, con sus propias instalaciones en Sotogrande (Cádiz); AC, con el Nuevo Portil en Cartaya (Huelva), o Meliá, que ha construido un moderno establecimiento en el PGA Golf de Catalunya en Caldes de Malavella (Gerona), o incluso el más conocido, Sancti Petri, de Severiano Ballesteros, ubicado junto a la playa de La Barrosa en Chiclana.
Incluso hay Paradores con campo de golf. Destacan El Saler (Valencia), uno de los recorridos más valorados de nuestro país o el de Málaga, también muy cerca del mar, de una gran belleza.
Todos estos hoteles cuentan con una importante oferta complementaria. Centros de salud, SPA, así como otras instalaciones deportivas y de ocio que se han incorporado a estos nuevos establecimientos. Ello viene dado porque en los últimos años se ha producido una importante diversificación que ha dado entrada a las mujeres, e incluso a los niños, a un tipo de turismo que hasta hace muy poco era mayoritariamente masculino.
Una de las últimas novedades es la entrada en funcionamiento de los tres campos que rodean el parque temático de Port Aventura (Tarragona), diseñados por el australiano Greg Norman y la empresa catalana Green Project, ampliando una oferta pensada ara toda la familia.
Barceló ofrece un producto específico para el turismo de golf. La cadena dispone de más de 30 hoteles que están ubicados en campos o muy cerca de ellos, con capacidad para organizar desde una estancia particular a un torneo corporativo, o que el visitante combine una reunión de trabajo con la práctica de su deporte favorito. Cada vez son más los ejecutivos en España que utilizan el golf como válvula de escape.
Además de los campos que hemos nombrado, la mayoría de clubs que existen en España están abiertos a todos los golfistas, especialmente en los días entre semana. Basta simplemente con abonar el correspondiente derecho de juego o green fee, para ser socio por un día. El precio se multiplica los días festivos con el fin de disuadir al visitante ocasional y así disponer de salidas suficientes para atender a los miembros del club.
Este hecho permite a los golfistas dar la vuelta a España con la bolsa de golf a cuestas y tener la seguridad de que podrán jugar en todas las regiones, aunque es en Andalucía y en Cataluña, en la Costa Brava concretamente, donde hallarán más facilidades para su práctica.
En ambas áreas se han constituido asociaciones de campos que brindan la posibilidad de conocer distintos recorridos y de beneficiarse de ofertas económicas y reservas.
En Canarias, según datos facilitados por el Instituto Canario de Estadística, en 2006 fueron 151.000 los turistas que visitaron los 22 campos que jalonan el archipiélago. En Las Palmas es donde se construyó el primer campo de España. Si cada campo siempre es diferente, los canarios destacan por la exuberante belleza, la mayoría con vistas al Atlántico.
Pese a ser uno de los más modernos, el complejo de Abama, situado en Guía de Isora (Tenerife), ofrece al golfista unos servicios exclusivos al más alto nivel.
La batalla entre la ecología y el golf
El golfista que visita Baleares tiene una cita con Son Vida y Son Muntaner, ambos ubicados en Palma de Mallorca. Otro reclamo es Pula, donde hasta el año pasado se ha venido celebrando un torneo internacional europeo en el que han inscrito su nombre como vencedores José María Olazábal, Miguel A. Jiménez y Sergio García. Este campo, en Son Servera, tiene un hotel con encanto, de sólo 10 habitaciones, junto al tee del hoyo 1, propiedad del mismo dueño del campo.El golf es un atractivo único que España puede ofrecer tanto al turismo interior como a aquellos que nos visitan deseosos de encontrar campos donde jugar y localidades agradables para descansar.Sin embargo, ha comenzado una guerra entre ecologistas y golfistas que acabará por afectar el producto, según avanzan los expertos. Así, la tecnología, tanto en la construcción como en el mantenimiento de los campos, ha avanzado lo suficiente para que el golf conviva con el paisaje rural propio de cada zona, aunque para ello es necesario poner al día la legislación y evitar que cada proyecto de nuevo campo se convierta en una batalla judicial que afecte al sector.