El final del principio
Si a este escenario macroeconómico le añadimos el más que preocupante panorama de los mercados financieros, que no habían visto tal nivel de volatilidad y aversión al riesgo en su historia moderna, todo apunta a que todavía nos queda para rato ya que a la tormenta financiera le va a seguir con casi toda seguridad una segunda crisis macroeconómica, debido a los claros lazos de unión entre ambos vía restricción y encarecimiento del crédito, con el consiguiente futuro aumento de los impagos de deudas, quiebras e insolvencias que perpetúan la sensación de desconfianza al tiempo que crean desempleo. Parece por tanto que el BCE tiene motivos más que suficientes para llevar a cabo cuanto antes una rebaja de tipos la cual, a pesar de tener un efecto directo limitado en los tipos interbancarios, ayudaría a la confianza del consumidor incluyendo una cierta caída adicional del euro y que la pendiente de la curva de tipos se torne positiva -beneficioso para las exportaciones y bancos, respectivamente-. Sin embargo, es posible que para ello el BCE necesite esperar hasta que sus previsiones prevean una inflación por debajo del 2% para 2010, o sea diciembre. En resumen, que el panorama de crédito y financiero no ha estado tan mal en mucho tiempo y a sus efectos sobre la economía real, por desgracia, les queda mucho recorrido, por lo que vamos a necesitar toda ayuda posible, incluida la de un BCE. Parafraseando a Churchill, allá por 1941, nos parece que, más que cerca del principio del final, estamos todavía al final del principio.
Antonio Villaroya. Jefe de estrategia global de tipos de interés de Merrill Lynch