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Laboral. Las cuentas públicas de 2009

Farolillo rojo en desempleo

El Gobierno muestra por fin su preocupación ante la grave situación de nuestra economía. De un superávit de casi el 2% en 2007, vamos a despeñarnos hasta un déficit del 2% al cierre del próximo ejercicio. Y eso que el Gobierno presenta unos Presupuestos Generales con un incremento del gasto del 3,3%, muy inferior al de años anteriores, y por debajo incluso de la inflación prevista. ¿Le ha costado muchos disgustos con los ministros negociar estos presupuestos?, le preguntaron al vicepresidente económico en rueda de prensa. No, no muchos. Sólo dieciséis, respondió con una sonrisa resignada el viejo combatiente de las cuentas públicas.

El proyecto de ley de presupuestos ya está en marcha. Durante estos próximos meses, sus señorías deberán aprobar o rechazar el principal documento económico del Gobierno. El pasado viernes se adelantaron sus fundamentos básicos y los analistas ya han realizado sus primeras críticas, sobre todo en el capítulo de ingresos. Solbes confía incrementar los ingresos fiscales un 0,6%, algo difícil de creer en estos momentos de fuerte caída recaudatoria. Se prevé un crecimiento del 1% del PIB y un mantenimiento del precio del petróleo en 106,5 dólares. Ya veremos.

Pero lo que más llama la atención es la previsión del desempleo. Se espera que alcance el 12,5% a finales del próximo año. Creemos que esta previsión no es realista. Desgraciadamente, en 2008 ya se rondará ese 12%, para superar el 14% a lo largo del próximo ejercicio. Y si con la previsión optimista del gobierno es preciso aportar 2.000 millones de euros a las cuentas del INEM, ¿cuánto será preciso si el paro se desboca un par de puntos más?

Las cuentas de la Seguridad Social han sido las que han afianzado los excelentes balances de las cuentas públicas de estos últimos años, pero su bonanza toca a su fin, y precisarán de apoyo para cumplir con las imprescindibles obligaciones sociales. Bien merece ese apoyo. Por ahora, el Gobierno no tendrá que modificar las condiciones del desempleo. Sería demasiado traumático, social y políticamente. Pasado un tiempo, ya veremos lo que ocurre.

Si analizamos el balance de la Seguridad Social hasta agosto de 2008, nos encontramos con la buena noticia de un superávit de 15.971 millones de euros, superior incluso al que acumulábamos a finales de agosto de 2007. El Fondo de Reserva acumulaba ahorro suficiente como para atender las pensiones de ocho meses, una cuantía que no llegamos a soñar los que pusimos en marcha el sistema hace más de ocho años. Pero, desgraciadamente, ahí se acaban las buenas noticias. Los ingresos por cotizaciones comienzan a disminuir, y eso hará que el superávit se esfume. Hasta agosto, el gasto en pensiones crecía un 8,1%, frente a una subida de los ingresos del 6,2%.

Con el gasto de desempleo el fenómeno es aún más acusado, ya que sube con una rapidez inusitada el número de demandantes de empleo, al tiempo que baja el número de cotizantes en el sistema. Si en enero cotizaban 19,5 millones de trabajadores, en agosto se habían reducido hasta los 19,1. Con toda seguridad, continuarán disminuyendo.

En resumen, será la partida del desempleo la que pueda desestabilizar el presupuesto y donde pueden producirse oscilaciones más importantes. La construcción seguirá destruyendo empleo y no tenemos un sector alternativo que genere una demanda tan masiva de trabajadores. Un cambio de estructura económica no se improvisa, por lo que, desgraciadamente, tendremos que acostumbrarnos a ser el farolillo rojo del paro en Europa durante los próximos ejercicios.

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