El desafío de atraer a la inversión extranjera
Liquidez es lo que piden a gritos en estos días los mercados, dinero fresco con el que aliviar los efectos de la parálisis crediticia decretada después de que haya saltado por los aires la banca de inversión estadounidense. Y en este contexto, la llegada de inversión extranjera a nuestro país resulta un bien aún más preciado de lo que ha sido habitualmente, más aún si se tiene en cuenta que la afluencia de dinero extranjero al tejido empresarial español ha venido menguando en los últimos años.
A la vista que la financiación bancaria y el acceso a los mercados de capitales se ha complicado hasta extremos insospechados hace sólo unos meses, la inversión extranjera resultaría el balón de oxígeno óptimo para asegurar una actividad saludable, aun en tiempos de crisis. Sin embargo, España afronta la actual crisis financiera con importantes déficit respecto a otras economías internacionales, lo que plantea un importante desafío en el decisivo momento de competir por el maná de la inversión extranjera, aunque ahora la obtención de inversión fresca se complica hasta para los más competitivos. Es la conclusión común a la que llegaron los expertos que participaron recientemente en un desayuno organizado por Cinco Días y Banco Madrid bajo el título 'La inversión extranjera en el momento actual'.
Con una percepción más o menos grave según las opiniones, los expertos reunidos destacan que España aún tiene asignaturas pendientes, y que le restan atractivo ante el inversor extranjero, como son la fiscalidad, una regulación laboral no lo bastante flexible para el empresario y un grado de formación en la mano de obra con debilidades endémicas, como es el conocimiento del inglés.
Aun así, y pese a las dificultades, España se conserva en el grupo de países con capacidad para atraer mayor volumen de inversión extranjera. En concreto, la economía española figura en el octavo puesto del mundo como país receptor de capital extranjero, según explicaba durante el encuentro Antonio Hernández García, director ejecutivo de información y estrategia de Interés Invest in Spain, una plataforma creada bajo el paraguas de la Sociedad Estatal para la Promoción y Atracción de Inversiones Exteriores y dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
En el primer semestre del año, el total del saldo neto de la inversión directa extranjera en nuestro país fue de 29.000 millones de euros, lo que supone un crecimiento interanual de nada menos que el 200% y permite además financiar más de la mitad del déficit por cuenta corriente español. El stock acumulado, el octavo mayor del mundo, ya ha sido superado por la inversión española en el exterior, según explicaba Antonio Hernández, lo que da muestra de la evolución registrada por la economía española en las últimas décadas.
Según recordó en el encuentro Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio Americana, el capital extranjero comenzó a afluir a España en los años 50, limitada prácticamente al capital estadounidense, y tuvo una época de gran esplendor en los años 70, cuando 'prácticamente todo el país estaba en venta y sólo alguna compañía, como los Altos Hornos de Vizcaya, prescindía de inversión extranjera'. El punto álgido para la captación de capital desde el exterior llegó en 2002 y desde entonces, 'la tendencia ha sido a la baja', según explica Malet, para quien España acusa la poca flexibilidad de su mercado laboral y la competencia de Europa del Este y del sudeste asiático.
La influencia de las opas
Con una perspectiva menos liberal, Antonio Hernández, de la agencia estatal Interés, replica que la afluencia de inversión extranjera en nuestro país se ha revitalizado en los últimos años, incluso más allá del efecto distorsionador que tienen sobre el cómputo total operaciones corporativas como la compra de Altadis por parte de Imperial Tobacco o de Endesa por parte de la italiana Enel.
Según explica Hernández, la cuota de mercado de España sobre la inversión extranjera mundial ha pasado del 1,5% del año 2006 al 3,9% de 2007 y puntualiza que incluso sin la venta de Endesa en el pasado año, el volumen de inversión extranjera en España habría crecido en 2007 el 32%. En su opinión, 'se ha roto la tendencia negativa'.
¿Está en retroceso por tanto la inversión extranjera en España ? ¿Cuál es la percepción real que tienen los inversores potenciales sobre las posibilidades de nuestro país? ¿Cómo convive el hecho de ser el octavo país del mundo por stock de inversión extranjera junto con la opinión desfavorable hacia la economía española que domina en los mercados de capitales? Luis Regalado, director de banca privada de Banco Madrid, apunta que 'la percepción interna es que hemos perdido el atractivo como país receptor de inversiones', una sensación que difiere de la realidad de las cifras, algo menos desalentadora.
En cualquier caso, el desafío para mantener la capacidad de captación de inversiones se hace en estos momentos más evidente que nunca. Regalado recuerda que la deuda española vuelve a tener más riesgo que la alemana por la negativa percepción del entorno macroeconómico en España y se pregunta si, tras operaciones como la entrada de Enel en Endesa, 'Eon tendrá la misma impresión que Enel sobre el marco jurídico español'.
El directivo añade que 'hay que fijarse en los Países Bajos y en Luxemburgo' y muestra también sus dudas sobre el futuro de la educación en España, pieza clave para que la calidad de la mano de obra anime al capital extranjero.
Para David Cano, Director General de AFInet Global, el despegue de la inversión extranjera en una economía como la irlandesa, 'que ha pasado de la agricultura a ser un país puntero', no depende tan sólo de elementos como la rebaja de los impuestos. 'En Irlanda el idioma es el inglés y en España tenemos un lastre muy importante con el inglés', destaca Cano. 'No se entiende que en un país en que es tan importante el turismo no se hable inglés', insiste Jaime Malet en el mismo sentido.
La fiscalidad o el conocimiento del idioma es sin duda un factor determinante entre los inversores a la hora de decidir el destino de su capital. Pero, además de la consabida calidad de vida - que en ocasiones llega a complicar la repatriación de directivos-, también entran otros elementos en juego, tales como 'la sanidad o las escuelas de negocios, que son muy valorados', asegura Antonio Hernández. Recuerda además que hay publicaciones sobre la situación de la inversión extranjera en el mundo 'que no contemplan factores clave como la corrupción y la seguridad jurídica', informes 'con problemas metodológicos' en los que países como Bulgaria llegan a quedar por delante de España en el ranking de los más valorados como destino en el que invertir.
Pero, al margen de comparativas y de informes de mayor o menor rigor, Jaime Malet insiste en la pervivencia de problemas estructurales en la economía española que dificultan la inversión extranjera. En primer lugar, considera insuficiente la última rebaja del impuesto de sociedades, que 'sigue alejando mucho a España de la Europa del Este, sobre todo en sectores muy importantes como la automoción'. Malet denuncia además que el convenio de doble imposición entre España y EE UU 'es el peor firmado por ambos países', a pesar de que se lleva trabajando año y medio para su modificación. Es necesario además 'crear una ventanilla única para eliminar trabas burocráticas, es lento crear una empresa en España' y es importante también mejorar el 'pobre' nivel universitario y el del sector de I+D.
Estados Unidos, el capital que Malet representa, es el primer inversor extranjero en España y supone el 19,4% sobre el total, dos puntos por delante de Francia y diez puntos por encima de Alemania. El capital estadounidense, ahora en horas bajas por la arrolladora crisis de su sistema financiero, es el de mayor y más antigua presencia en nuestro país y reclama las medidas que liberalicen el mercado laboral.
'Hay que vender España de forma concertada en el exterior', concluye Jaime Malet. La opinión es compartida por todos los ponentes, que coinciden en la necesidad de realizar un esfuerzo colectivo con el que consolidar y fortalecer los aspectos positivos de la economía española el contexto actual de crisis.
Saldo negativo en Bolsa y deuda española
La inversión extranjera directa, la que destina su capital al tejido empresarial español y crea con ello puestos de trabajo, pasa por un momento ligeramente más saludable que el de la inversión de cartera, es decir, la del capital que invierte en títulos de Bolsa y renta fija del mercado español.David Cano explica que durante el pasado año el mercado español recibió una inyección de capital extranjero de 170.000 millones de euros, muy lejos de la agorera previsión de un saldo negativo para 2009. El capital extranjero, a través de la compra de las emisiones de deuda y acciones de renta variable emitidas por las empresas españolas, ha financiado buena parte de la expansión internacional de las corporaciones patrias, pero las tornas han cambiado drásticamente y, aunque el mercado español no está contaminado de activos subprime, las emisiones españolas han perdido el favor de los inversores internacionales. 'La inversión española en el exterior va a ser la principal perjudicada', prevé David Cano.Del mismo modo que operaciones corporativas como la compra de Endesa por Enel o la de Altadis por Imperial Tobacco han alimentado las estadísticas de la inversión extranjera en nuestro país, las empresas españolas también han contribuido con sus inversiones a mantener la tensión inversora en otros mercados, según apunta Antonio Hernández, de la Sociedad Estatal para la Promoción y Atracción de Inversiones Exteriores. Baste recordar la adquisición por Banco Santander de Abbey -y la más reciente de Alliance & Leicester- y la compra del gestor de aeropuertos BAA por Ferrovial.