La UE rechaza las regularizaciones masivas y apuesta por la inmigración cualificada
El Consejo de Ministros de Justicia e Interior de la UE aprobó ayer el llamado pacto de inmigración. Ese acuerdo político, que rechaza las regularizaciones 'generales' de inmigrantes ilegales, pretende blindar las fronteras de los 27 socios comunitarios frente a los sin papeles y 'reforzar el poder de atracción de la UE para los trabajadores altamente cualificados'. En ese sentido, el mismo Consejo dio un impulso decisivo a la directiva de la 'tarjeta azul'.
Sólo la República Checa planteó una objeción sobre la entrada en vigor de la directiva. Praga quiere que se retrase hasta que todos los socios veteranos de la UE levanten las restricciones a la libre circulación de trabajadores de los socios del Este. De no ser así, se podría dar la paradoja de que un trabajador extracomunitario tuviera más facilidades que uno de la UE.
El acuerdo definitivo podría alcanzarse antes de final de año. 'En junio parecía imposible el acuerdo, pero se ha avanzado mucho y estamos realmente cerca de lograrlo', señalaron fuentes del Consejo.
Ayer se superó uno de los puntos más conflictivos, el relativo a la definición de trabajador cualificado desde el punto de vista salarial y de formación. La concesión de la tarjeta requerirá tres años de estudios universitarios. Y tomando como referencia el salario medio de cada país, se considerará como altamente cualificado al inmigrante cuya remuneración supere en un 50 % ese nivel, o un 20% en ciertos empleos. En España, el nivel de referencia es 22.000 euros, por lo tanto, los aspirantes a la tarjeta azul deberán ganar al menos 33.000 euros. El acuerdo deja claro que ese concepto de salario medio no tendrá ningún valor legal a nivel nacional y que se utiliza únicamente con fines estadísticos.
Varios regímenes
Los ministros también pactaron que la tarjeta azul comunitaria convivirá con los regímenes nacionales de atracción de trabajadores cualificados. La CE pretendía que esos regímenes se integraran en el comunitario, pero los Estados no lo han aceptado.
El acuerdo deja dudas sobra efectividad de un régimen que pretende competir con la ansiada tarjeta verde que permite residir y trabajar indefinidamente en EE UU. Aunque la europea permitirá la libre circulación de inmigrantes y facilitará su reagrupamiento familiar, el traslado de un país a otro seguirá supeditado a ciertos controles administrativos.
El umbral salarial fijado también arroja dudas sobre el tipo de empleos que se podrán cubrir con la tarjeta azul. Fuentes comunitarias recuerdan, sin embargo, que las vacantes del mercado laboral europeo se encuentran sobre todo en rangos medios y técnicos.