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Autopistas

El Departamento de Transportes de EE UU favorece a Abertis en Pensilvania

El proyecto de privatización de la autopista Pennsylvania Turnpike, adjudicado en mayo a Abertis, Citigroup y Criteria por 12.801 millones de dólares, entra en su fase definitiva con una buena noticia para el consorcio. El Departamento Federal de Transportes de EE UU ha rechazado la posibilidad de implantar el sistema de peaje en la interestatal I-80, lo que convierte a la Pennsylvania Turnpike en la única posibilidad del Estado de Pensilvania para hacer caja y atender la mejora de sus infraestructuras.

La comisión que controla las carreteras del Estado ha puesto en duda durante meses la necesidad de poner la Pennsylvania Turnpike, de 801 kilómetros, en manos privadas si se cobraba por el uso de la I-80, a unos 100 kilómetros de distancia. Pero la decisión no estaba en sus manos. La I-80 atraviesa distintos estados y era el Departamento Federal quien tenía la última palabra.

Y no es que el Gobierno estadounidense, con esta negativa, esté en contra de los peajes, sino que existe una doctrina clara sobre las interestatales: los ingresos de una autopista de este tipo deben revertir en su mejora y no en otras obras. Así, al Estado de Pensilvania le quedan dos opciones para inyectar capital a la reforma de carreteras y puentes: dar luz verde al Gobernador, Edward Rendell, quien defiende la cesión de la Pennsylvania durante 75 años, o subir los impuestos que pesan sobre la gasolina.

Desde Abertis se valora la posición de Transportes como un punto a favor y fuentes cercanas al proceso apuntan que, a mediados de semana, habrá avances en el debate sobre la concesión.

El actual periodo de sesiones en la Cámara de Representantes del Estado, donde se trata el futuro de la carretera, concluye el 6 de octubre, mientras la oferta de Abertis y Citi tiene vigencia hasta el 30 de septiembre. De no producirse una resolución rápida las empresas deberían renovar unos avales que, según fuentes financieras, rondan los 100 millones. De este modo, mantendrían su oferta como preferente, algo que ya hicieron en junio.

Ante la estrechez del calendario, la española mete presión diciendo que se plantea si renueva o no su puja. Y es que el siguiente periodo de sesiones, con las Elecciones estadounidenses por medio, no se abrirá hasta entrado el año 2009.

La empresa no quiere estar atada de manos

Abertis no mantendrá sine díe la carga financiera que deriva de una oferta de 12.801 millones de dólares sin saber si podrá gestionar la autopista. La adjudicación definitiva de la Pennsylnania Turnpike ha tenido que esperar al debate sobre los presupuestos, una resolución sobre la I-80 y, si no sale ahora, tendrá que aguardar a 2009. Las actuales condiciones del mercado hacen que afloren las oportunidades de inversión, con Abertis en posición conservadora. 'La decisión de renovar la oferta está en el aire, está claro que no se puede mantener incondicionalmente', explican fuentes de Abertis.

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