Valdeluz, una ciudad nacida bajo el fantasma de la crisis
Reyal levanta en Guadalajara cerca de 10.000 viviendas en plena caída de ventas.
Valdeluz 'es una pescadilla que se muerde la cola', afirma José Luis, vecino de la ciudad proyectada por la inmobiliaria Reyal situada a pocos kilómetros del centro de Guadalajara. 'Estamos viviendo la crisis in situ: la gente ha dejado de comprar pisos y entonces no se abren comercios, y si no se abren comercios no viene gente a vivir', dice señalando un cartel que anuncia la apertura de un centro comercial para el próximo mes de noviembre. '¡Pero cómo se va abrir si no hay gente para comprar!', exclama.
Reyal ha invertido 1.123 millones de euros en la construcción de Valdeluz. La crisis del sector inmobiliario y la caída de las valoraciones de los activos de las empresas del sector han golpeado también a la compañía presidida por Rafael Santamaría. En el primer semestre del año, Reyal perdió 331,8 millones de euros tras provisionar 288 millones por el menor valor de sus inmuebles. Por eso, el éxito de Valdeluz es clave para la empresa, que negocia ahora las condiciones de pago de su deuda, superior a los 5.000 millones de euros.
Las obras de la ciudad ideada por Reyal, que ocupa una superficie de 450 hectáreas, se harán en cuatro fases. Se ha finalizado la primera, con 2.000 viviendas. Reyal Urbis promueve la edificación, en total, de 8.500 viviendas, y la inmobiliaria Hercesa de otras 850.
En Valdeluz están empadronadas 312 personas, según Joaquín Ormazábal, presidente de la Asociación de Vecinos de Valdeluz. Los vecinos consultados estiman que no viven más de 300 personas. El gabinete de comunicación de Reyal asegura no obstante que la cifra de habitantes 'se acerca más a los 1.000 que a los 200/300 que se ha publicado en algunos medios'.
Bloques de edificios se levantan sobre lo que hace un lustro era campo. De muchas viviendas cuelga el cartel de se vende. A finales de agosto, Eli, una joven de 25 años, colgó anuncios en Valdeluz ofreciéndose para cuidar niños. 'No me ha llamado nadie en tres semanas; en junio parecía que había más gente, ahora hay menos, muchos han vuelto a Madrid', dice.
Además de a los obreros que trabajan en la construcción de viviendas, a mediodía es complicado ver a alguien más. Así que cuando Conchi y Alicia, dos vecinas, se encuentran en una de sus calles aprovechan para charlar un poco. Para los que se quedan durante el día en Valdeluz el tiempo pasa más despacio. El único bar es uno provisional construido para dar de comer a los trabajadores de las obras. En agosto abrió el único supermercado de la zona, situado a cientos de metros de las viviendas. No es posible comprar un periódico. Hay un ambulatorio provisional. 'Se han parado algunas obras; antes se veía más gente trabajando, y más jardineros', dice Conchi.
'Cuando se nos entregó el piso, Reyal nos prometió que a finales de 2006 habría farmacias, colegios, centros comerciales... pero no hay nada', se queja Alicia. 'Sólo pasan dos autobuses por la mañana y otros dos por la tarde', añade. Ambas señalan que la calidad de las viviendas es 'muy buena' y que disponen de garaje, piscina y algunas de zonas ajardinadas y gimnasio. 'También ha venido mucho especulador que compró varios pisos y ahora los han puesto a la venta', coinciden las dos vecinas.
El coste de una vivienda de Reyal en Valdeluz de un dormitorio es de 144.500 euros. La compañía pide por uno de dos dormitorios 187.200 euros. Con una habitación más el coste es de 224.800 euros y de 282.000 por una vivienda de cuatro dormitorios. Un chalet de la empresa en Valdeluz cuesta 331.500 euros.
A pesar del aspecto desangelado que ofrece durante el día la nueva ciudad, hay detalles que invitan a la esperanza. Y que permiten esperar que pasada la crisis Valdeluz tenga vida propia, dentro de dos o tres años. Un colegio, todavía en obras, ha comenzado las clases en septiembre. 'Llevo un año viviendo y estoy encantado. No me siento engañado', dice Ormazábal, de la Asociación de Vecinos de Valdeluz, con 80 asociados.
AVE sin viajeros
Valdeluz cuenta con una estación de AVE. Los vecinos se quejan de que cuando compraron sus viviendas se les prometió que habría lanzaderas con destino a Atocha (Madrid) cada media hora. Pero no los hay. Según datos de Renfe, el AVE que para en Valdeluz tiene una media de sólo diez viajeros al día. Al igual que no se abren comercios en Valdeluz porque no hay gente suficiente, Renfe sostiene que no habrá lanzaderas si no hay viajeros. 'No se descarta que exista en el futuro, pero ahora no hay demanda', dicen.En Guadalajara es posible utilizar los trenes de Cercanías para plantarse en Atocha en 56 minutos. El precio de ida y vuelta es de 3,8 euros y hay cuatro trenes a la hora entre las cinco de la mañana y las 11 de la noche. Un total de 12.000 viajeros hacen al día el trayecto Guadalajara Madrid en Cercanías. El precio de un viaje en AVE desde la estación de Yebes (Valdeluz) de ida y vuelta a Madrid es de 25,9 euros. Entre las 8.35 horas y las 12 salen tres trenes a la hora con destino la estación de Atocha y después la periodicidad va disminuyendo. Para llegar a la estación los habitantes de Valdeluz, la población más cercana a ella, deben ir en coche.
'Confianza absoluta' en el proyecto
Reyal mantiene una 'confianza absoluta' en el proyecto de Valdeluz, afirman en la empresa. La ciudad, que comenzó a construirse en 2004, está proyectada para ser habitada por cerca de 30.000 personas. Ahora mismo las estimaciones de la compañía apuntan a que en Valdeluz viven 1.000 personas, aunque a diario es complicado ver a gente pasear por sus calles. 'En general todas las promociones en Valdeluz siguen su ritmo de construcción, solamente una ha adaptado el ritmo de construcción a la demanda actual', aseguran en Reyal Urbis.La inmobiliaria presidida por Rafael Santamaría ha entregado 1.200 viviendas y espera que esa cifra aumente en otras 650 a principios de 2009. Y mantiene conversaciones con Renfe para impulsar el transporte en AVE. Joaquín Ormazábal, de la Asociación de Vecinos de Valdeluz, advierte que en otros PAU (plan de actuación urbanística), como en San Chinarro o Las Tablas, en Madrid, el aspecto hace unos años era similar al de Valdeluz.