La devolución del IVA, cada mes
La devolución mensual del IVA a las empresas es una de las medidas estrella del plan de choque contra la crisis ideado por el Gobierno. Actualmente se realiza de forma anual, y esto supone una seria merma de liquidez para muchas compañías, que deben entregar a cuenta fondos que permanecen retenidos en las arcas de Hacienda. El Gobierno ha calculado que 1,2 millones de empresas tienen derecho a devoluciones de este impuesto que, en conjunto, suman 6.000 millones de euros al año.
La medida de devolver antes esos fondos es acertada. Tanto que, aunque se ha ligado a la crisis económica y las dificultades crediticias, debería ser implementada simplemente porque supone acelerar la devolución al tejido productivo de un dinero que le pertenece. El carácter voluntario es igualmente un acierto, pues garantiza que aquellos empresarios que no quieran afrontar el aumento de trámites burocráticos se queden en el actual sistema de liquidación anual.
Sin embargo, los inspectores fiscales han dado la voz de alarma sobre la complejidad técnica que supondrá la devolución mensual y, especialmente, el riesgo de un aumento del nivel de fraude. Alegan que con el personal con que hoy cuenta la Agencia Tributaria no es posible mantener los actuales controles. Intereses de gremio al margen, las advertencias de los inspectores no deben caer en saco roto y las autoridades fiscales deben examinarlas y adoptar las medidas oportunas. Se debe evitar que la puesta en marcha de la liquidación mensual, una mejora, se convierta en un caos y perjudique a las empresas y a la propia Hacienda. Igualmente, se deben cerrar definitivamente las puertas al posible fraude.
La Administración reconoce que todavía no tiene un sistema técnico definido, a pesar de que prevé que entre en funcionamiento el próximo mes de enero. La Agencia Tributaria apuesta por la instauración telemática del libro de registro, donde aparecen las compras y las ventas como una fórmula para evitar el fraude. Es una buena solución que además de contribuir a controlar la evasión fiscal reducirá la carga burocrática de las empresas. Pero, por compleja que sea la puesta en marcha de la devolución del IVA mensual, no debe ser un argumento para no llevarla a cabo, ni siquiera para retrasarla. No sería bueno para las empresas que necesitan la liquidez ni tampoco para el Gobierno, que incumpliría un compromiso que sí puede tener un efecto positivo contra la actual crisis.
La alerta de los inspectores es un aviso a tener en cuenta. El sistema no debe dejarse a la improvisación. Sin embargo, la advertencia de que la devolución mensual del IVA vaya a suponer un aumento de fraude suena a exageración y siembra dudas gratuitas tanto sobre el sector empresarial en su conjunto como sobre la propia labor de la inspección. Quizá el nuevo sistema exija adaptar en parte el funcionamiento de la inspección de Hacienda. Pero esto no tiene por qué causar problemas irresolubles. Una buena planificación, y mimbres y capacidad profesional las hay, puede evitar complicaciones.