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Menaje doméstico

La marca Magefesa entra en un nuevo proceso concursal

Más de 160 acreedores atrapados en su crisis

La marca Magefesa se ha acostumbrado a recorrer el camino de los juzgados. La Compañía de Menaje Doméstico (CDM), su propietaria, ha presentado concurso voluntario de acreedores ante el Juzgado Mercantil Número 2 de Bilbao.

Este recurso a la ley Concursal ya se utilizó hace más de doce años cuando Indosa, el anterior dueño de Magefesa, presentó quiebra, con un exigible superior a los 76 millones de euros, al no poder hacer frente a la devolución de ayudas públicas recibidas y que la Comisión Europea le exigió.

Esta vez tanto los motivos como las cuantías son sustancialmente diferentes. Las tensiones de tesorería y la falta de liquidez para pagar a los proveedores se encuentran en el primero de estos capítulos, según aseguran fuentes cercanas a la empresa Estos medios añaden que los bancos ya no descontaban más letras de pago, a pesar de que la firma fabricante de menaje tenía pignorados fondos por valor de 1,2 millones.

Debe 1,2 millones de nómina a los casi 300 trabajadores de la plantilla

En el expediente remitido al juzgado por la Compañía de Menaje Doméstico, se hace constar un pasivo exigible de 5,8 millones, frente a un activo de casi 18 millones.

En el grueso del pasivo se encuentran un total de 159 acreedores comerciales, además de la Seguridad y la Hacienda Foral. Estas dos últimas suman impagos por 730.000 euros, ya que Magefesa no ha desembolsado, en los dos últimos meses, el IRPF retenido a los trabajadores y las cotizaciones a la Tesorería General. Las entidades financieras tienen un riesgo en conjunto cercano al millón y medio de euros por los importes de papel comercial descontado. El Banco de Vasconia, con 1,1 millones, encabeza esta lista.

Compañía de Menaje Doméstico también ha contraído importantes créditos con sus 291 trabajadores. A la plantilla se le adeuda en total 1,2 millones, correspondientes a la nómina de varios meses.

Activos con embargo

El activo de la sociedad con sede en Derio (Vizcaya) se encuentra su instalación fabril, valorada en 18 millones de euros por el tasador Galtier, que realizó su informe hace cinco meses. Sin embargo, este activo se encuentra gravado con una anotación preventiva de embargo por un importe ligeramente superior a los seis millones, que incluye el principal, los intereses y las costas judiciales. Compañía de Menaje Doméstico asegura, en el expediente enviado al Juzgado Mercantil Número 2 de Bilbao, que 'no es deudora' de ese importe.

Los gestores de la compañía vasca, una firma clásica entre los ya escasos fabricantes de menaje que se ubican en España, confían en cerrar un convenio 'cuando las condiciones del mercado lo permitan'. Incluyen en este capítulo a las entidades financieras que, como consecuencia de la crisis financiera internacional, han restringido la concesión de préstamos y los créditos comerciales.

Una quiebra de 76 millones

Compañía de Menaje Doméstico es, desde hace 12 años, la propietaria de la marca Magefesa. A finales de 2006 colgó el cartel de venta en una operación diseñada desde Bruselas, con el objetivo de que la firma devolvería parte de los 42 millones de euros de ayudas de Estado que la Comisión Europea consideró ilegales. La desinversión, que debería realizarse con 'concurrencia y transparencia', según los dictados de la UE, no llegó a materializarse, ya que los potenciales compradores no cumplían los requisitos marcados en el cuaderno de venta.

Ahora, Compañía de Menaje Doméstico, heredera de la antigua Indosa, anterior titular de la marca Magefesa y que presentó la quiebra en la década de los ochenta con un exigible de 76 millones de euros, vuelve a los juzgados.

La compañía vasca tiene su núcleo de negocio en el mercado nacional.

De los Picó a Gestiber, con la UE en medio

El tirón popular de la marca Magefesa, cuyas ollas son un clásico de la cocina española, ha permitido la supervivencia de este fabricante de menaje. Ha vivido en crisis casi permanente desde la década de los ochenta del siglo pasado. El derrumbe fabril de aquellos años, con cierres de astilleros y plantas siderúrgicas, también afectó al grupo, propiedad de la familia Picó, que entregó las acciones a quien las quisiera. Apareció en escena el consulting Gestiber liderado por Jorge Larrumbide. Presentado como reflotador de compañías en crisis, su paso por el País Vasco se puede comprobar en el paisaje. Detrás de la imagen de una fábrica en ruinas (Talleres de Deusto, Krugg y Saelmat, en Vizcaya y Llama Gabilondo en Álava, entre otras), ha estado su mano. Con Larrumbide en el timón, Magefesa mantuvo artificialmente el empleo en las fábricas y consiguió ayudas no sólo del Gobierno de Madrid, sino de las autonomías donde se ubicaban los centros del fabricante de menaje (Euskadi, Cantabria y Andalucía). Esas aportaciones fueron luego declaradas ilegales por la Unión Europea. En diversas ocasiones ha solicitado, sin conseguirlo, la devolución de los subsidios.

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