El síndrome posvacacional puede confundirse con la clásica pereza
La llegada de septiembre marca para muchos el final del periodo estival, de las ansiadas vacaciones y tras ellas la temida vuelta al trabajo. Según la empresa de recursos humanos Alta Gestión, un 49% de los trabajadores tendrá dificultades al regresar a su puesto de trabajo, principalmente para ajustarse a un horario lejos de la libertad veraniega y volver a la rutina diaria.
El denominado por algunos síndrome posvacacional dura alrededor de una semana, y se manifiesta en forma de apatía, debilidad generalizada, desmotivación, tristeza, angustia, pérdida de apetito y de concentración, cambios de carácter con irritabilidad, insomnio y molestias musculares y gástricas. Es un tema que divide a los expertos. Muchos psicólogos lo llaman 'síndrome', porque sostienen que consiste en un conjunto de síntomas. Otros, como José Gil Martínez, catedrático en Psicología de la Universidad de Valencia, explican que se trata de un problema que ha existido siempre, pero que antes no era tan mencionado como en la actualidad. Y un tercer grupo afirma incluso que puede no ser otra cosa 'que la clásica pereza'.
También hay psiquiatras que lo definen como un mero desajuste temporal en los hábitos de vida. Fernando Marquínez, psiquiatra y presidente de la Sección de Salud Mental de la Academia de Ciencias de Bilbao, aclara que 'ni es síndrome -ya que no existe un conjunto de síntomas que denoten una enfermedad- ni es pos -porque el estrés puede aparecer antes, durante o después- ni es vacacional -el problema no está en las vacaciones, sino que se deriva del trabajo-'. De la misma opinión es Matilde Lahera, psicóloga de la sección de Prevención de Riesgos Laborales del departamento de Educación del Instituto Navarro de Salud, quien afirma que 'enfermedad como tal no es, sino más bien un tema de adaptación, de volver a un horario que ha sido totalmente flexible durante las vacaciones, y a la consiguiente reacción del cuerpo a esa adaptación progresiva'.
La experiencia de los psicólogos
Donde sí coinciden los expertos es en la duración, puesto que si dura más de una semana o quince días, es aconsejable acudir al profesional porque probablemente el síndrome posvacacional esté encubriendo algo más serio, como una depresión o problemas de satisfacción laboral o personal.
Por profesiones, los estudios demuestran que médicos, maestros y periodistas son los colectivos que más acusan esta vuelta a la rutina. El perfil del trabajador con síndrome posvacacional, según Elisa Sánchez, psicóloga directora de Idein, sería el de un varón de 25 a 40 años con un puesto de trabajo que implique contacto directo con el público. Sin embargo, cada vez hay más empresas preocupadas por el estado anímico de sus trabajadores, y que ponen a su alcance los medios para mejorarlo. Es el caso de Pelayo Seguros, por ejemplo, donde cuentan desde septiembre de 2006 con los servicios de la compañía Mas Vida Red, que consisten en una plataforma de cerca de 300 profesionales -médicos y psicólogos- que ofrecen apoyo y consejos prácticos 24 horas al día a los trabajadores de la empresa, generalmente comerciales de oficina.
La mayoría de los expertos coincide en unas recomendaciones sencillas para atenuar los posibles efectos adversos de la vuelta. La opción de no concentrar las vacaciones en un mismo periodo y la de incorporarse al trabajo a mitad de semana -no empezar un lunes-, sin apurar hasta el último día son las más propuestas. También se pueden preparar actividades agradables para los primeros días o el fin de semana. Es importante no cambiar los horarios de sueño ni los de las comidas bruscamente, pero sobre todo, hay que intentar volver con una actitud positiva, sin pensar en los once meses restantes hasta las próximas vacaciones y valorando las cosas positivas que ofrece el trabajo.
Los niños también sufren con el regreso
La sensación de estrés y angustia de la vuelta al trabajo no es exclusiva de los adultos. Una situación similar es la que viven los niños ante su próxima vuelta a las aulas, llamada en este caso síndrome de la normalidad, que provoca hastío, cansancio y ansiedad. Para mitigarlo, los médicos de familia aconsejan que los niños inicien el horario escolar cuatro o cinco días antes del comienzo real de las clases, y que intenten dormir más horas los primeros días de su incorporación. Para los niños, la vuelta al cole conlleva una adaptación progresiva que supone un gran esfuerzo físico y psíquico, sobre todo si es su primer día en un nuevo centro o se incorpora a nuevos ciclos.Desde el Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, se anima a que se destaquen a los pequeños los aspectos más positivos del colegio, como el reencuentro con los amigos o las actividades deportivas que se realizan, lo que ayudará a una actitud positiva que evite males mayores.El doctor Ignacio Ferrando, de Sanitas, advierte que 'la depresión en niños y adolescentes no se evidencia con tristeza, sino a partir de actitudes irritables y agresivas'. Para suavizar la vuelta aconsejan algunas pautas, como que los niños participen en las compras de ropa o material para el nuevo curso, dejarles tiempo para relajarse antes de empezar los deberes, dar valor a sus logros, vigilar la dieta, estructurar la semana o animarles a que hagan alguna actividad física por la tarde.