Frenazo a las ilusiones
Los terapeutas dicen que cuando la economía baja el desaliento sube. Es la vertiente psicológica de la crisis financiera.
æscaron;ltimamente discuto más con mi mujer, debe ser por la crisis'. Hace unos meses que en la consulta de Luis Muiño repican frases como ésta. 'Es común dejarse arrastrar por el desánimo cuando la economía no acompaña', aclara este psicoterapeuta al tiempo que justifica a su paciente, 'cuyo mal poco tiene que ver con los números y sí mucho con la comunicación de pareja'.
En tiempos de crisis, cunde el desánimo y el derrotismo campa a sus anchas alimentado por mensajes agoreros y el abuso de un lenguaje catastrofista. Cae la creación de empresas -hasta el 32% en su junio, su nivel más bajo desde 2004-, se aparcan los planes, baja la creatividad y se contempla con sumo cuidado embarcarse en planes monetarios. El pasado año contrajeron matrimonio 8.129 españoles menos que en 2006, según datos del INE.
Los expertos en economía de la felicidad admiten el trasfondo psicológico de la crisis y le atribuyen buena parte de la caída del consumo, pero también hacen hincapié en el conformismo de las sociedades desarrolladas. El filósofo José Antonio Marina carga contra esa 'resignación patosa'. En su rapapolvo, menciona la idiosincrasia nacional y a sus ciudadanos, 'incapaces de tomar la iniciativa'. Critica a los españoles por 'tirar la toalla antes de haberla cogido' y le enerva que se parapeten tras 'una especie de sentimiento generalizado de impotencia'.
Cuando el crecimiento disminuye, los proyectos personales se postergan
El informe Seguridad económica para un mundo mejor, publicado por la Organización Internacional del Trabajo en 2004, asegura que la estabilidad económica 'promueve el bienestar personal, la felicidad y la tolerancia'. Luis Muiño cita en contrapartida los estudios del holandés Ruut Veenhoven, autor de la Base de Datos Mundial de la Felicidad, que desvinculan economía de bienestar.
Tal aseveración tiene poco calado en la sociedad. El español sale menos días de vacaciones, consume menos ocio y se aprieta más el cinturón. Durante julio se cubrieron el 66,2% de las plazas hoteleras de España, un 2,5% menos que el mes anterior, según datos del INE.
Y es que el mero hecho de hablar de crisis económica afecta a nuestra vida. ¿Cuántos comercios considera que se han visto obligados a cerrar este semestre? 'Por la crisis, ninguno', sentencia Miguel Ángel Frayle, presidente de la Confederación Española de Comercio. 'La capacidad adquisitiva de las familias cae un 2% y el consumo baja un 9% en 2008', informa. '¡Psicología pura!', asevera. Y, aunque aún es pronto para saber cómo afectará la desaceleración al ánimo de los españoles, Muiño distingue en su pronóstico dos perfiles. 'De un lado, los que cultivaron un yo ideal durante la bonanza y que ahora verán frustradas sus expectativas; del otro, los menos ambiciosos, quienes mejor resistirán'.
En cuanto oímos hablar de crisis económica se nos pone un nudo en el estómago y empezamos a revisar nuestras cuentas bancarias y hacer números. 'Reducimos los gastos que consideramos superfluos y, como actividades de ocio y la satisfacción de necesidades secundarias', explica Noemí Fernández del gabinete de psicólogos Isep Clinic.
'Adquirir una vivienda, independizarse o emprender son proyectos que se postergan cuando la economía echa el freno', insiste Muiño. Paloma Sarandeses, directora de Marketing de Bodaclick.com, niega que la crisis haya llegado al sector de organización de bodas. Aun con un número de clientes en alza, Mónica Edjang, responsable de organización de Todoboda.com, admite un recorte en los gastos por evento. 'Los novios imprimen el número de cuenta bancaria en las invitaciones sin pudor alguno y están remplazando el banquete por un cóctel de tres y cuatro horas de pie', comenta. 'Los invitados alquilan el traje y algunas parejas llegan proponiéndonos un cubierto de 30 euros', se sonríe.
Puede que esta crisis tenga mucho de emocional, como señalan los psicólogos consultados. Contradiciéndoles, hay ciudadanos que la sufren desde el costado físico. A Teresa se le ha empezado a caer el pelo. Perdió el trabajo al cerrar su empresa, no encuentra empleo y la cuota mensual de su hipoteca se duplicó este año hasta los 1.400 euros. '¡Estamos enloquecidas!', se alarma en grupo al incluir a otras colombianas que como ella limpian por horas. Victoria, nombre ficticio, no duerme más de cinco horas diarias. 'Las noches son muy malas', se queja esta novel empresaria. Acaba de echar el candado definitivo a su negocio. 'Una tienda de ropa que aguantó dos años con una caja que muchos días no sobrepasaba los 50 euros, en los últimos seis meses'. Laura Rodríguez, directora de la consultora Torre de Babel, no cubre gastos. Con el 20% menos de clientes, 'no llego ni a comprar pañales para mi hijo', se lamenta. Silvia Cerrada planeaba abrir una tienda de regalos. Mientras mastica el tiempo, dice que prefiere retrasar cualquier proyecto. 'Y esperar a ver cómo evoluciona la economía en 2009'.
Combatir el síndrome de indefensión
Crac de 1929. 'Lo azaroso de aquella macrocrisis, para miles de ciudadanos estadounidenses, fue el síndrome de indefensión'. Para el psicoterapeuta Luis Muiño, autor entre otros de Perder el miedo al miedo (Espasa-Calpe, 2007), el diagnóstico, entonces y ahora, es claro. 'Las personas perciben que dejan de llevar las riendas sobre sus propias vidas y es así que caen en el desaliento', explica. La situación económica empieza a ser valorada como algo terrible, que nos arrebata el control sobre nosotros. 'Cuando en realidad, la coyuntura económica tienen una incidencia del 10% en nuestras vidas', explica.Nada sirve para nada porque el éxito o fracaso de nuestras acciones no depende de nosotros. 'Tendemos a sentirnos desvalidos, desamparados', adjetiva Muiño, quien aconseja ser concretos. Esto es: 'Individualizar más, definir con objetividad cuánto influye la crisis en mi vida'. Si afecta tanto como considerábamos en un primer momento, 'trate de seguir disfrutando de aquello que le satisfacía antes de empezar a apreciarse el frenazo económico', aconseja. 'Sea hedonista', alienta. 'Concreto', prosigue. 'Y no rompa planes', exhorta.'Si tenía programado salir de vacaciones, hágalo igual; si pensaba abrir un negocio y cree que ahora no podrá hacerle frente, busque otra posibilidad más económica'. A juicio de este psicoterapeuta, su vida no dará un vuelco por destinar unos cuantos euros al disfrute. 'Sea creativo, rediseñe su proyecto vital'.