El temor a la recesión presiona al BCE para que baje los tipos
La iniciativa de Francia para combatir la crisis económica de forma conjunta con otros países fue acogida con cautela por los analistas, que consideran que cuentan con escaso margen. A su juicio, una de las medidas que podría surtir efecto, ante el riesgo de recesión, sería la de presionar al BCE para que baje tipos en su próxima reunión.
El Gobierno francés, que preside hasta diciembre el consejo de la Unión Europea, está dispuesto a abrir el debate en la reunión informal del Ecofin que se celebrará los próximos 12 y 13 de septiembre en Niza, tal y como anunció el primer ministro, Jean-François Fillon, a principios de esta semana.
El Gobierno galo podría estar preparando un paquete de medidas para consensuar con sus socios comunitarios. Los analistas consultados avanzan algunas propuestas destinadas a fomentar la inversión de las empresas y flexibilizar la economía, aunque ven complicado que alguna actuación tenga efectos inmediatos.
'Salvo cuestionar las bases del pacto de estabilidad europeo, que limita el déficit público al 3% del PIB, es difícil imaginar medidas concretas que se puedan discutir en el Ecofin', recalca Eric Vergnaud, de BNP Paribas. 'Francia podría pedir que frente a una situación extraordinaria se le permitiera ir más allá del 3%', indica Eric Heyer, economista del Centro de Investigaciones Europeas de Sciences-Po Paris. Sin embargo, Fillon dejó claro el lunes que la respuesta no debe pasar por un aumento del gasto público.
Los analistas creen que Francia pedirá que el déficit fiscal de cada país pueda superar el 3% del PIB
'Además, la situación de los diversos países es muy distinta. España o Alemania, en equilibrio presupuestario, cuentan con algo de margen, mientras que Francia e Italia carecen de él', señala Heyer.
Para incentivar la inversión privada, Heyer propone la creación de un fondo a nivel europeo para las empresas. 'Francia podría proponer una medida de apoyo para las inversiones de las empresas europeas. Se trataría de un fondo en el que cada país participaría en función de sus medios y de sus necesidades y del que se beneficiarían todos', añade.
Sin embargo, en materia de política monetaria, cuyo endurecimiento afecta especialmente a España debido al elevado endeudamiento de las familias, poco pueden hacer los estados, dada la independencia del BCE. 'Los países reunidos en Niza podrían hacer un llamamiento al BCE para que baje los tipos (actualmente en el 4,25%), aunque podría no tener ningún efecto', indica Heyer. En este sentido, Vergnaud también señala que Alemania difícilmente se sumaría al llamamiento. 'Nunca ha criticado ni presionado al BCE', apunta. 'La situación de España es mucho peor que la francesa', analiza Vergnaud respecto al contexto económico español. A su juicio, las medidas anunciadas por Zapatero no podrán evitar un retroceso del PIB en 2009, o, en el mejor de los casos, un crecimiento nulo. 'El ajuste del mercado inmobiliario se está llevando por delante a la economía española, algo lógico porque no se tomó ninguna medida al respecto en el pasado', indica.
Un estudio del banco suizo UBS echó ayer más leña al fuego, al señalar que EE UU 'no podrá escapar por más tiempo' de la recesión en el segundo semestre del año y que la fuerte ralentización de las economías europeas también se hará más patente. Pese a ello, el índice de confianza del inversor en Alemania, que mide el Instituto ZEW, mejoró en agosto más de lo previsto por la caída del precio del petróleo y la depreciación del euro frente al dólar. El indicador subió en agosto 8,4 puntos hasta -55,5 puntos, frente a los -63,9 puntos de julio, cuando cayó al nivel más bajo desde 1991.
Escaso margen de maniobra para España
La crisis económica no ha sorprendido a todos los países igual de preparados a la hora de atajarla. Y uno de los que más problemas va a tener, según los expertos consultados, es España, por el fuerte derrumbe que experimenta el mercado inmobiliario y la reducción del consumo, que están mermando las finanzas públicas por la recaudación fiscal. Manuel Colinas, responsable de Finanzas Corporativas del Instituto de Estudios Económicos, apunta a las rebajas fiscales, tanto a particulares como a empresas, como la medida más adecuada 'para intentar elevar los ratios de demanda', aunque subraya el escaso margen de maniobra para poner en marcha este tipo de iniciativas ante la caída de los ingresos y la posibilidad de incurrir en un déficit público excesivo. Otra vía, a su juicio, iría por fomentar la flexibilidad del mercado laboral, especialmente dañado por el desplome de la construcción.Ante la posibilidad de que el BCE pueda bajar tipos para impulsar el crecimiento en la zona euro, Colinas cree que el recorte sólo sería efectivo en España a partir de 0,50 puntos porcentuales y que las consecuencias sólo serían visibles a medio plazo, al menos en doce meses.Por su parte, el servicio de estudios de las Cámaras de Comercio recalca la necesidad de inyectar liquidez, en especial a las empresas, 'dotando al ICO de mayor capacidad y flexibilidad', así como evitar que la inflación se traslade a los salarios, a través de la supresión de las cláusulas de revisión, que ligan la actualización de los mismos al IPC. Ante el fuerte crecimiento del precio del crudo, las Cámaras proponen un pacto de Estado en materia energética, 'para garantizar el suministro a precios y condiciones competitivas'.