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Tribuna
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Deducciones fiscales con ciertas garantías

Las exigencias de la Unión Europea a España sobre los cambios que debe efectuar en los incentivos fiscales a la I+D+i por incumplimiento de las obligaciones que le incumben en virtud del derecho comunitario, han pasado desapercibidas entre nuestro tejido industrial debido a que no han supuesto un verdadero estímulo, según los resultados publicados.

El proceso establecido para poder aplicar este tipo de medidas es realmente dificultoso para nuestras empresas, especialmente para nuestras pymes. En algún momento tendremos que reflexionar sobre el estímulo a la innovación en un país formado por un tejido empresarial con un 90% de pymes, donde coexisten medidas de estímulo basadas en subvenciones, préstamos participativos, préstamos blandos y deducciones, pero que carece de una coordinación entre todas ellas.

Para ser del todo sincero, tendría que decir que esta descoordinación se ha mitigado debido al golpe de timón que ha dado el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI) con la emisión de informes motivados, que en esta ocasión sí serán vinculantes, al igual que los de otra institución, el IDAE, que se ha sumado a la iniciativa. De esta manera, cuando argumentemos que esta medida pretende remediar la precariedad en nuestra I+D, será más creíble, aunque de seguir así tendremos los días contados debido al favoritismo de este sistema por las inversiones realizadas dentro de España.

Pero no sólo podemos poner en tela de juicio las medidas diseñadas por nuestro Gobierno. Parece que la propia UE recoge en el nuevo programa marco la necesidad de apoyar las inversiones de la pequeña y mediana empresa creando programas específicos y determinados, consecuencia de los malos resultados estadísticos de participación de la pyme. En estos programas competían los proyectos de grandes corporaciones con los de las pequeñas empresas, y estas últimas, debido a su capacidad de inversión limitada, estaban en clara desventaja para poder acceder a la financiación.

Es cierto que para que los países de la UE puedan estar bien posicionados deben realizar una investigación de alto nivel, y en este campo tanto las universidades como las grandes empresas tienen un papel protagonista. Pero esta posición preferente no sirve de gran cosa si no es capaz de producir riqueza, es decir, de transformarse en productos y servicios altamente competitivos. Y en este terreno, el conglomerado de pequeñas empresas -aglutinadoras de la gran mayoría de puestos de trabajo- tiene un papel relevante.

Por estas razones, un sistema de estímulo basado simplemente en la deducción fiscal, que hasta el momento actuaba de forma aislada del resto de medidas, generaba cierta incertidumbre y poca efectividad, sobre todo en el colectivo de pequeñas y medianas empresas.

Ahora bien, sería aconsejable pensar en el efecto que originan las medidas que adoptan los gobiernos para estimular la innovación, porque estamos en clara desventaja con el resto de países del mercado global. En estos momentos, hay pocos países que no consideren prioritaria la inversión en I+D+i. Seguramente no encontraremos una relación directa con la productividad, pero podemos estar seguros de que se trata de uno de los principales motores de la economía, y de que debe estar en un proceso de estímulo continuo.

Aunque es bien sabido que nuestro sistema de deducciones fiscales es uno de los más beneficiosos de la OCDE, tradicionalmente no se ha generalizado su utilización por parte de las empresas españolas, y aún menos en la pequeña y mediana empresa. Por ello, cabe esperar que la medida propuesta -tanto por el CDTI como por el IDAE- de generar informes que identifiquen y califiquen las actividades de I+D con carácter vinculante eliminen el sentimiento de inseguridad jurídica que éstas presentaban frente a una posible inspección fiscal.

En esta ocasión, ambas instituciones incrementarán el atractivo de las ayudas que ofrecen, sumando la posibilidad de realizar un informe motivado gratuito a todas aquellas empresas que hayan sido apoyadas por estas entidades, y que a su vez será vinculante para la agencia tributaria. Confiemos en que, a partir de ahora, las empresas identificarán con mayor facilidad todas aquellas partidas financieras relacionadas con las inversiones en I+D+i, y podamos conocer con más detalle cuál es la verdadera inversión que se realiza en este campo en nuestro país.

Fran de la Torre Aspe. Director de consultoría estratégica, financiación e innovación de Pimec

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