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Revista de prensa

Bancarrota española

Las tradicionales vacaciones estivales españolas se han visto trastocadas. El mes de agosto, generalmente tranquilo, fue interrumpido esta semana cuando el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero convocó un gabinete de urgencia para discutir las maneras de afrontar el declive económico. Todo esto se produjo cuando el índice del paro alcanzó el 10,4%, la inflación subió al 5,3%, cifra que no se registraba desde hacía 15 años, y el crecimiento del PIB se atascó justo por encima del cero.

De todas formas, no hay muchas cosas que el Gobierno pueda hacer pues incluso su margen fiscal de maniobra es limitado. Pedro Solbes, ministro de Economía, declaró atribuladamente justo antes de las vacaciones que 'no hay medidas mágicas'.

El problema de España no es que esté sufriendo más que otros países europeos, sino que antes estaba haciendo las cosas mucho mejor que los demás. Henchida por los créditos baratos y la burbuja inmobiliaria, se convirtió en un país adecuado para hacer dinero. Empresas como Vodafone, que dependían de estos factores para su crecimiento, ya no están obteniendo lo que esperaban. Los extranjeros tampoco están comprando inmuebles en el Mediterráneo, pero tampoco lo están haciendo los españoles.

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