El negocio de la nostalgia
Los inmigrantes crean nuevas oportunidades en alimentos y bebidas.
Andin's Cristal tiene el mismo color amarillo y sabor a hierbaluisa de Inca Kola. No reina en España como reina el refresco peruano en el país andino, es más bien una marca desconocida para el común de la gente y un nombre difícil de recordar, incluso para los propios peruanos que prefieren pedirla como Inca Kola, sin embargo es el producto más representativo de un nuevo mercado que se alimenta de la nostalgia de los inmigrantes latinoamericanos.
"Lo que nosotros vendemos es añoranza", reconoce Jhony Guevara, gerente y dueño de América Import, la empresa que fabrica el refresco dorado y una de las primeras que apostó por el negocio de la importación de productos tradicionales de Latinoamérica.
A inicios de los noventa, Guevara descubrió trabajando en un restaurante de comida peruana, que importar artículos oriundos de su país podía ser rentable. "Los productos que usábamos eran españoles y los platos no quedaban igual. Los cocineros se quejaban de que podían quedar mejor si en lugar de guindilla llevasen ají amarillo, por ejemplo".
Carrefour y Alcampo consideran abrir una sección de productos étnicos
Repartió sus vacaciones en cuatro semanas para viajar cuatro veces al año a Perú. En cada viaje compraba todos los productos y condimentos que echaban en falta sus compañeros del restaurante. Con el tiempo, el equipaje de 90 kilos repartidos en tres maletas se convirtió en un contenedor repleto de mote, rocoto, cancha y otros alimentos de consumo masivo en Perú que era imposible conseguir en España.
La idea funcionó y en vista del éxito obtenido, Guevara amplió el negocio a productos de Ecuador, Colombia y Bolivia, y más recientemente a Paraguay, Brasil y Rumanía. América Import, que empezó en un pequeño almacén, factura hoy cinco millones de euros al año, tiene cuatro centros de distribución y dos plantas de envasado, una de refrescos y cereales en Toledo y otra de zumos en Murcia. "Tenemos 170 referencias de productos propios y pensamos llegar a las 200 a final de año", precisa.
La empresa compra el grano a centros de acopio en Sudamérica, los importa en contenedores a granel y los envasa en Toledo, en una nave de 2.500 metros cuadrados que instaló hace dos años con una inversión cercana al millón de euros.
Si la historia de América Import es la de un inmigrante que hizo fortuna en España, la de Goya Nativo es la de un español que hizo el viaje inverso. Agustín Lamas trabajó muchos años en Ecuador y a su regreso, hace 11 años, decidió volcar el conocimiento que había adquirido sobre la gastronomía ecuatoriana en una empresa importadora de productos suramericanos.
"Primero empezamos importando productos de Ecuador y después de Perú, Colombia, Paraguay y Bolivia", explica Lamas, gerente de Goya Nativo.
La empresa, que originalmente se llamaba Nativo, fue comprada a inicios de 2007 por Goya, la mayor importadora de productos latinoamericanos en Estados Unidos, de tal suerte que ésta controla hoy el 80% del capital de la compañía.
Goya Nativo trabaja con unas 350 referencias entre granos, harinas, galletas, dulces, bebidas, refrescos, zumos, conservas y condimentos. La empresa distribuye algunos de estos productos con sus propias marcas y en otros casos, actúa como representante.
"Es un mercado muy especializado porque es un mercado de nacionalidades. La pasta de guayaba que come el dominicano no es la misma que le gusta al colombiano", comenta.
La empresa, que tiene un almacén de 10.000 metros cuadrados, vende el 80% de sus productos a través de tiendas de barrio y fruterías, y el 20% restante a través de El Corte Inglés y Alcampo. "Los supermercados están cada vez más interesadas en tener productos latinos porque sirven para fidelizar a sus clientes inmigrantes. Carrefour y Alcampo, por ejemplo, piensan abrir una sección de productos étnicos", afirma.
Goya Nativo facturó el año pasado unos 13,94 millones de euros y este año espera llegar a los 17 millones. Y si bien nadie puede estimar con exactitud cuánto más podrá llegar a crecer este mercado, lo cierto es que gracias a emprendedores como Lamas y Guevara, hoy un inmigrante ecuatoriano en España puede tomar su colada de avena; un colombiano, su agua de panela y un peruano, su refresco amarillo de toda la vida, aunque sea sólo una imitación de la inigualable Inca Kola.
LAS CIFRAS
46% es la participación que, según un estudio de AC Nielsen, tienen en la cesta de la compra de los inmigrantes los platos típicos de sus países.
55% es el porcentaje de inmigrantes latinoamericanos que ha dejado de consumir algún alimento típico de su país.
90% es la cuota del mercado de bebidas étnicas que controlan Goya Nativo y América Import.
El dulce refresco de los Andes
Inicialmente, además de los granos que vendía con su propia marca, Jhony Guevara importaba también Inca Kola, pero debió renunciar a esta partida porque el refresco contiene benzoato en una cantidad superior a la permitida por la Unión Europea, versión que fue confirmada en Lima por Max Alvarado, gerente de negocios internacionales de la Corporación José R. Lindley, embotellador de la marca en Perú. "No exportamos (a la UE) porque Inca Kola tiene una cantidad de Benzoato en su formulación que no permite su ingreso", dijo Alvarado.
El benzoato es un conservante de alimentos que en cantidades excesivas puede ser tóxico. Según un análisis del laboratorio Applus mandado realizar por Guevara, Inca Kola contiene 428 miligramos de benzoato por litro, casi tres veces más que el límite de 150 fijado por el reglamento sanitario europeo. En Perú nadie se ha enfermado por beber Inca Kola, pero la UE cree que la cantidad de benzoato que contiene su fórmula es dañina para la salud. "Me dijeron que ya no podía importarla y en 1999 decidí fabricar nuestra propia gaseosa, muy semejante a Inca Kola pero con nuestra marca", explica Guevara.
La creencia generalizada en Perú es que el ingrediente principal de Inca Kola es la hierbaluisa, a la que debe su olor a limón y color amarillo, pero según Guevara, "eso es mentira" y por eso, no necesita importar ningún ingrediente para igualar su sabor, con excepción del azúcar, que trae de Brasil. Aunque prefiere no revelar la cantidad de botellas que envasa con la marca Andin's Cristal, asegura que vende cinco millones de litros al año en toda su línea de refrescos, un volumen "muy pequeñito" comparado con los 5.038 millones de litros que el año pasado se produjeron en España.