Correos invierte 428 millones para que dos de cada tres cartas lleguen en 24 horas
Correos ha completado con la reciente apertura de un centro en Alicante la primera fase del plan de automatización de clasificación de envíos. Un proyecto en el que ha invertido 428 millones de euros desde 2005 y que le ha permitido alcanzar el objetivo de que dos de cada tres cartas sean llevadas a su destinatario en un plazo no superior a las 24 horas.
Poco a poco, Correos y Telégrafos va dejando atrás sus procesos más tradicionales para sumergirse de pleno en las tecnologías propias de un operador postal del siglo XXI. De momento, la típica imagen de la saca repleta de cartas que se vacía sobre una enorme mesa para que diversos operarios vayan clasificándolas según su destino forma ya parte del pasado.
La reciente apertura del Centro de Tratamiento Automatizado (CTA) de Alicante ha completado la primera fase del plan de automatización iniciado el pasado 2005 por el operador postal público, que le ha servido para alcanzar el objetivo de que dos de cada tres envíos postales lleguen a su destino en menos de 24 horas.
El operador público ha invertido en los tres últimos años 428 millones de euros en este empeño. Ha acondicionado varios centros de clasificación a lo largo de toda España; ha adquirido 44 máquinas clasificadoras, 15 dispositivos de pretratamiento de correo, 14 máquinas de digitalización; cientos de bandejas, carros transportadores y otros elementos logísticos; y con ellos ha dotado los 17 centros de tratamiento automatizado de envíos puestos en marcha en este periodo.
Semejante despliegue ha servido para que, hoy, el 80% de las cartas que llegan a los centros de clasificación de Correos sean tratadas automáticamente y, como consecuencia de ello, también para recortar significativamente el tiempo que transcurre entre la recepción de la carta y su envío al destinatario en cuestión.
Mejora del estándar de calidad
Cuando Correos activó su plan de automatización allá por 2005 el porcentaje de cartas que llegaban a su destino 24 horas después de haber sido recogidas en el buzón o en cualquier otro punto de recepción apenas superaba la mitad, un 57%. Un porcentaje que situaba al operador español entre los más lentos de toda la Unión Europea.
Tres años y 428 millones de euros de inversión después dos de cada tres envíos tramitados por el operador público llegan a su destino 24 horas después de haberse enviado (lo que en la jerga postal europea se denomina D+1), un 64,07%. Una ratio mucho más competitiva a nivel continental.
En términos cuantitativos, este avance significa que en 2008 más de 500 millones de envíos llegarán a su destino antes de lo que lo hicieron en 2007. O de otra forma, cada día un millón y medio de cartas que el año pasado tardaban tres días en llegar a su destinatario (D+3), este año tardarán únicamente uno.
'La automatización nos permite garantizar que la práctica totalidad del correo que se envíe a nivel local o provincial llegará a su destino en las siguientes 24 horas después de ser retirado del punto de recogida', asegura un responsable de la División de Correo del operador público.
Conseguirlo a nivel interprovincial o interautonómico llevará algo más de tiempo. Correos ya ha iniciado la segunda fase del programa y confía en que en 2011 el 100% de los envíos realizados a través del operador público se puedan clasificar de forma automática.
Las diferencias entre el tradicional método manual y el automático son abismales. 'Ahora, podemos asegurar a nuestros usuarios que una carta que nos llegue antes de las cuatro de la tarde a un centro de clasificación en Madrid estará al día siguiente en Mérida o en Lugo. Antes era imposible'.
La razón es puramente tecnológica. El sistema automático de clasificación permite encasillar 40.000 cartas cada hora. Un operario a pleno rendimiento únicamente es capaz de catalogar 7.000 envíos en ese tiempo.
En realidad, la máquina hace el mismo trabajo de cuatro operarios, ya que este número es el necesario para clasificar la mayoría de los envíos. Uno separa el correo nacional del internacional; el segundo distingue entre áreas zonales (autonomías); el tercero realiza la clasificación provincial; y el último encasilla según los códigos postales locales. 'Esto nos permite un gran ahorro de costes', aseguran desde el operador público. De hecho, la automatización de las labores de clasificación ha permitido reubicar en otros destinos con mayores necesidades de personal a entre 2.500 y 3.000 trabajadores en estos tres años.
Correos pretende ahora trasladar este modelo a su división de paquetería. El pasado 21 de julio la compañía puso en marcha en Barajas un modelo automatizado de clasificación de paquetería en el que ha invertido 1,2 millones de euros. æpermil;ste permitirá a los usuarios hacer el seguimiento de en qué lugar esta su paquete en todo momento.
El grave problema del estándar de calidad
Correos tiene un problema. Si se comparan los tiempos que tardan los servicios postales de cada país en llevar una carta desde su origen a su destino, el operador postal público español se sitúa entre los menos eficaces de toda Europa. Mientras la inmensa mayoría de correos europeos tiene como estándar medio de calidad el D+1 (los envíos realizados en 24 horas desde su recogida hasta su entrega al destinatario), en España ese ratio de referencia es D+3 (72 horas en el mismo proceso). Desde el operador público se justifica esta diferencia por dos argumentos fundamentales. El primero es la dispersión de la población. Una peculiaridad española que dificulta enormemente el tener unos plazos de entrega competitivos. 'En entregas urbanas e interurbanas estamos al mismo nivel que los mejores servicios postales de Europa', aseguran desde el operador público.El segundo problema es la localización periférica de España, que afecta principalmente a los tiempos de entrega en otros países. No obstante, una carta enviada desde Alemania, Bélgica o Suiza tarda menos en llegar en Portugal, que una enviada desde España, según los datos de International Post Corporation.