Desarticulada una red que robó 40 millones de datos bancarios
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha informado este martes (madrugada del miércoles hora española) de que 11 personas han sido acusadas de robar los números de 40 millones de tarjetas de crédito y débito, en lo que podría ser el caso más serio de robo de identidad del que se tiene registro hasta el momento en ese país.
Los detenidos, que llevaron a cabo una "sofisticada conspiración", tres estadounidenses, un estonio, un bielorruso, tres ucranianos y dos chinos han sido acusados de numerosos crímenes, entre los que se encuentran conspiración, fraude, robo de identidad e intrusión en ordenadores, han señalado los fiscales de Boston, California, y Nueva York en un comunicado conjunto.
"Hasta el momento es la operación de robo de identidad más grande y compleja de los Estados Unidos" ha señalado el fiscal de Boston, Michael Mukasey. "Este caso muestra claramente cómo los golpes sobre un teclado con un propósito criminal pueden tener resultados muy costosos", ha añadido en un comunicado.
La Fiscalía asegura que la red delictiva conducía por diversos barrios cazando redes inalámbricas (wardriving). Cuando las detectaban, las hackeaban para introducirse en ellas, así lograron acceder al sistema inalámbrico de varios grandes almacenes, entre ellos las compañías TJX, además de las papelerías Office Max y las librerías Barnes & Noble, entre varias tiendas más. Una vez en el interior de la red capturaban los datos bancarios de millones de personas mediante varios programas. Además de los números de tarjetas obtenían también las contraseñas y los datos de la cuenta.
Los investigadores señalan que los datos bancarios robados eran almacenados en servidores de Europa del Este y de Estados Unidos, para ser vendidos posteriormente a otros delincuentes vía Internet. Para terminar el proceso la información era grabada en tarjetas nuevas y eran usadas en cajero automáticos para retirar miles de dólares.
El Fiscal ha señalado a Albert Segvec Gonzalez como el cabecilla de la red delictiva y le ha acusado de varios delitos, por los enfrenta la cadena perpetua. Gonzalez había sido detenido en 2003 por el Servicio Secreto después de falsificar algunos dispositivos de acceso a la Red. A lo largo de la investigación, las autoridades se percataron de que el propio Gonzalez había estado trabajando como confidente de la agencia.