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Ciudades del mundo

Acapulco

Elegida por ricos y famosos, fue el primer gran destino turístico de México, y ahora se renueva para mantener su primacía.

Acapulco
Acapulco

Lo primero que choca de Acapulco es constatar que se trata de una gran ciudad: más de dos millones de vecinos. Sin embargo, su apariencia conserva el encanto de un paraíso de playa o puerto de pescadores. Una mampara de montañas (Sierra Madre del Sur) arropa no una, sino dos luminosas bahías, Puerto Marqués y Bahía de Acapulco, aclamada ésta última entre las dos o tres más bellas del planeta. En ellas se hacen hueco, como a codazos, una veintena larga de playas. Playas urbanas, como La Caleta o La Caletilla; otras, apartadas y escondidas entre rocas y acantilados cobrizos y bravíos. De cine.

Y eso ocurrió. Que los famosos del celuloide y del espectáculo se enamoraron de este escenario singular. Pregoneros y embajadores veteranos fueron gentes como Errol Flyn, Tarzán (Johnny Weismüller), John Wayne o Cantinflas. También cantantes como Julio Iglesias o Luis Miguel, a quien puede verse con frecuencia llegar en su yate a cenar en el Camino Real. Como Liz Taylor se casó allí con uno de sus maridos, lunamieleros de todo el mundo siguen su estela glamourosa. Por no hablar de los grandes cruceros, o de los yates de ensueño en el Puerto Deportivo.

Lo curioso del caso es que esta ciudad alegre y confiada, con 230 hoteles y un pulso frenético, es al mismo tiempo una de las más antiguas de América; su biografía comienza 3.000 años antes de Cristo. Cuando Cortés invadió México, Acapulco era una aldea de pescadores; pero pronto se convirtió en la meta de salida de las naves que dieron a la Corona española el imperio inca del Perú. Y más tarde hubo un flujo comercial muy proficuo con China y Filipinas. Cuando esa ruta languideció, también lo hizo Acapulco. Hasta que se abrió una carretera en los años 20, y una autopista, al principio de los 90, que la une a México DF; se puso a partir de entonces de moda el acapulcazo, es decir, rematar una noche de farra en la capital amaneciendo en las playas de Acapulco (tras salvar una distancia como la que separa Madrid de Valencia).

Acapulco Diamante es la zona más moderna y exclusiva

El rito de los clavados atrae a los turistas como moscas

Para decirlo de una vez: cada cual encuentra lo que busca, hay una Acapulco para todos. Conscientes de ello, las autoridades locales dividen la ciudad en tres zonas: Acapulco Diamante es la más moderna y exclusiva, que incluye Puerto Marqués, grandes hoteles y cuatro campos de golf de 18 hoyos; Acapulco Dorado comprende el corazón de la Bahía de Acapulco, las playas, tiendas y locales de ocio de La Costera (paseo marítimo interior) y los acantilados de Las Brisas; Acapulco Tradicional, en la parte de poniente, con exuberancia tropical, guarda el aroma de la época dorada hollywoodiense, hoteles con pedigrí y unas vistas impresionantes del mar desde los acantilados.

Para los turistas que no se conforman con las playas (o con las diversiones familiares, como el Parque Papagayo o el Parque Acuático CICI), Acapulco tiene también reclamos tradicionales, como el Zócalo, rodeado de tiendas y baretos, La Costera que bordea la bahía (se puede recorrer en calandrias tiradas por caballos), el Fuerte de San Diego, al final de la Costera, levantado en 1776 para proteger a la población de los ataques filibusteros -y que ahora aloja el Museo Histórico- y muchos otros atractivos, como la venta de pescado en las propias barcas que lo traen a la playa, o los mercados de artesanía, antes dispersos y conflictivos y ahora agrupados por municipal decreto.

Pero el rito que atrae a los turistas como moscas sigue siendo el de los clavados. Tiene lugar en La Quebrada (un barrio, por cierto, muy pintoresco, y explotado), en un profundo tajo de más de treinta metros por donde penetra un brazo de mar. Los clavados calculan el momento exacto en que la ola penetra en el callejón y se lanzan en picado. Lo que debió de empezar como machada espontánea para engatusar a los turistas, es ahora un espectáculo programado que exige paso previo por taquilla, si se quiere ver bien.

Y es que son miles los curiosos que se apretujan por las terrazas del acantilado para no perderse ripio (cada lanzamiento va precedido de una fanfarria de trompetas y mucho persignarse). No se puede poner freno a los tiempos y, conscientes de ello, los ediles de Acapulco llevan adelante un plan ambicioso que se alarga por fases hasta el 2025, y que incluye mejoras en accesos y viales, limpieza de aguas y playas, más ajardinamientos, renovación de hoteles, reubicación de los vendedores ambulantes en puntos acotados, y una eficiente policía turística dispuesta a ayudar al visitante para que siga, al regresar a su país, propalando lo que todos ya saben: que Acapulco es uno de los grandes destinos turísticos del mundo.

Guía práctica

Cómo ir Iberia tiene dos vuelos diarios entre Madrid y México DF. Desde Ciudad de México, y en código compartido con Mexicana de Aviación, se puede continuar hasta Acapulco los lunes, miércoles, viernes y domingos.Alojamiento Camino Real Acapulco Diamante (Ctra. Escénica km. 14, Baja Catita s/n, fraccionam. Pichilingue, 52 744 4351 010, caminoreal.com/ acapulco, aca@ caminoreal.com), situado en forma escalonada sobre la bahía de Puerto Marqués, cuenta con tres piscinas, excelente restaurante, spa, y todo tipo de facilidades, decoración clara, de estilo mediterráneo, 165- 241 euros. Las Brisas Acapulco (Ctra. Escénica 5255, 52 744 4696 931) es uno de los históricosde Acapulco, perteneciente a la exclusiva cadena The Leading Hotels of the World, 160­240 euros. Quinta Real (Paseo de la Quinta 6, en Real Diamante, 52 744 4691 500), asomado a la playa Revolcadero, en el Acapulco Diamante,es uno de los más lujosos y exclusivos, perteneciente a México Boutique Hotels.Comer Madeiras Restaurante & Lounge (Ctra. Escénica a Puerto Marqués 33 bis, Fracción Guitarrón) es el sitio de moda que no hay que perderse. Cabo Diamante es uno de los restaurantes del hotel Camino Real y una de las más refinadas mesas de Acapulco, sobre todo en pescados y mariscos. En Kookaburra (Ctra. Escénica Las Brisas, 52 744 446 6039), con magníficas vistas sobre la bahía, el chef Roberto Thomas alía los sabores de México con recetas creativas de aliento internacional. Mezzanotte (Carretera Escénica, La Vista Shopping Center, (744) 446-5728), cocina italiana innovadora con espléndidas vistas panorámicas y música en vivo, pista de baile y espectáculos. También es muy recomendable El Olvido (Plaza Marbella, en Acapulco Guerrero).

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