El lucrativo negocio de acoger congresos
Las tres mayores ciudades de España ganan 2.700 millones de euros derivados de la actividad del sector.
Es un filón. Los congresos, convenciones o jornadas empresariales, ya sean nacionales o internacionales, dejan en las ciudades que los acogen grandes sumas de dinero. En Barcelona calcularon que esta actividad había reportado a la ciudad más 1.700 millones de euros con 1.775 reuniones en 2007; en Madrid, 3.941 encuentros dejaron casi 800 millones en 2007, y Valencia, la tercera de la lista por posicionamiento, cifra los beneficios de 2007 en 208 millones con 729 reuniones.
Madrid, Barcelona y Valencia recibieron 674.000, 630.000 y 180.000 asistentes anuales, respectivamente. Barcelona tiene menos visitantes que Madrid, pero le saca más partido: ven mayor atractivo en la ciudad y permanecen más tiempo.
No es de extrañar entonces que las anfitrionas españolas de estas convenciones potencien su captación. Lo hacen mediante su convention bureau (oficina de congresos), híbridos de instituciones públicas y empresas privadas, que colaboran para mejorar las candidaturas que presentan.
Madrid acaba de dinamizar su oficina, que existe desde 1984, formando un nuevo equipo. Alessandro Sansa, su director, viene con ideas nuevas: en septiembre se dará una cena (recognition night) para premiar a sus embajadores, profesionales de prestigio que ayudan a atraer las reuniones de su sector. 'Nos interesa tener este tipo de colaboradores. Son gente reconocida en su gremio que ejercen presión a nuestro favor'.
El objetivo de estas oficinas es, en primer lugar, trabajar los mercados maduros de negocio, como EE UU, Francia, Reino Unido o Alemania, donde residen las grandes compañías que quieren celebrar su congreso. Los sectores más codiciados son el químico-farmacéutico (más del 20% de la demanda total), el tecnológico-industrial (7%) y el financiero (7%).
Estas grandes industrias abren las puertas al mejor postor para hospedar sus reuniones. La contienda está servida. 'Nuestra competencia real son las grandes ciudades europeas. Con ellas queremos competir', admite Ignacio Fernández, consejero delegado de la oficina de Madrid. Sansa redondea diciendo que, 'si hay un rival en España, se trata de Barcelona'. Reconoce que no puede jugar la baza de tener playa, pero tiene un eslogan para vender Madrid al sector congresual: 'Se trabaja como en el norte y se vive como en el sur'.
Pero tanto Sansa como José Salinas, director gerente de Turismo Valencia, ven un obstáculo creciente: las ciudades emergentes de Oriente Próximo, como Dubai o Abu Dhabi, que prometen pagar los billetes y hospedaje de los asistentes para asegurarse el concurso. 'Nos posicionamos en contra de esta competencia desleal, con la que no hay nada que hacer. Además, son ofertas que no perduran', critica Salinas.
Una vez se ha conseguido la sede de un congreso, hay que buscar la manera de sacarle la mayor rentabilidad. 'Siempre resulta más interesante un congreso internacional que uno nacional. El español que viene a Madrid para una reunión no se queda en la ciudad. Un indio se queda una semana. Cuanto mayor es la distancia recorrida, mejor', dice Sansa, que cifra la media de pernoctación por visitante en 1,9%. 'Y si el congreso termina en viernes, todavía mejor'.
La sombra de la crisis también ondea sobre este sector, pero alejada de la fatalidad: 'Es cierto que pueden anularse ciertas reuniones de empresa, pero aquí planeamos a largo plazo: los dos próximos años están cerrados, y para 2011, ya nadie piensa en la crisis', dice Salinas.