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Pequeños gigantes

El chocolate convertido en obra de arte

Experimentación. Enric Rovira revoluciona el mundo del cacao con nuevas texturas y sabores para intentar disputar la hegemonía a los grandes maestros suizos y belgas

El universo de Gaudí puede cobrar vida en una tableta de chocolate. O la pacifista canción Imagine, de John Lennon, puede servir de inspiración para crear una gama de bombones con las que se exprese la diversidad fusionando sabores. De la imaginación y de la experimentación con diversas texturas e ingredientes se nutre Enric Rovira en la elaboración de sus chocolates. Su pasión por el mundo de la pastelería le viene de familia.

Sus padres tenían una pequeña repostería en Barcelona, en la que Enric se vinculó desde pequeño con el negocio familiar. En el año 1986, con sólo 15 años, realizó su primera mona, un pastel de chocolate que todo padrino, según manda la tradición catalana, debe regalar a su ahijado en Pascua. Una vez acabados los estudios, su interés por las nuevas tecnologías le llevó a inscribirse en la Facultad de Informática, pero su verdadera vocación le hizo abandonar. El choque generacional, pero sobre todo la ilusión de Rovira de hacer del chocolate un lienzo en el que plasmar su creatividad, le impulsó a decidirse a emprender su propio proyecto. Se asoció con el primo de su padre, Francesc Forrellat, y en unas pequeñas instalaciones en la localidad barcelonesa de Castellbell i El Vilar, con vistas a la abadía de Montserrat, cobró vida en 1993 el proyecto, al que le da su nombre. 'Teníamos muchas ganas de hacer un producto diferenciado', explica su fundador. El maestro chocolatero se proponía 'crear los bombones del siglo XXI, con una estética muy moderna'. Barcelona estaba entonces en plena explosión de diseño, tras la resaca de los Juegos Olímpicos.

Enric Rovira tiene clara la filosofía que mueve a la empresa. 'Queremos ofrecer un chocolate de calidad, innovador y vinculado a la tradición barcelonesa'. Al emprendedor sólo le frena a la hora de experimentar 'las limitaciones técnicas' que pueden surgir al trabajar el cacao. Pero no el juego de sabores. Se ha atrevido con la sal, el vinagre, el azafrán o el wasabi, que incluye en algunos de sus bombones o tabletas. 'Los sabores tienen que evolucionar; cuando empezamos sólo se experimentaba con el café o la fruta confitada', recuerda. 'Pero la innovación no es fácil y no todas las ideas son interesantes, por mucho que pueda parecerlo al mercado', sostiene.

Distribución en delicatessen

Pese a que algunos competidores han optado por expandirse mediante la apertura de locales, Enric Rovira ha preferido que sus productos se hagan un hueco en los puntos de venta más exclusivos de las grandes urbes del planeta. Rovira cuenta tan sólo con dos establecimientos. Uno de ellos ubicado en la central de Castellbell i el Vilar y otro en la capital catalana.

Esta empresa es un ejemplo para las pymes que quieren dar el salto al exterior. La firma, que ha participado en el programa PIPE del Instituto de Comercio Exterior (Icex), es consciente de que su desarrollo ha sido utilizado como ejemplo en diversos foros organizados por este organismo público. Los consejos recibidos por el organismo han dado sus frutos y la firma está presente en la mayoría de los países del Viejo Continente, Estados Unidos o Japón. Y en la actualidad el negocio experimenta crecimientos anuales cercanos al 30%.

España todavía es un país, en comparación con el resto de vecinos europeos, de escasa demanda de chocolate. El consumo per cápita de un español se sitúa en torno a los tres o cuatro kilos anuales, y en Suiza supera los diez. Pero no es sencillo comparar. 'España es calurosa, y para el consumo del chocolate la temperatura es básica', afirma.

La evolución en chocolate ha ido en paralelo al boom que ha experimentado la gastronomía catalana. 'Es impagable lo que ha hecho El Bulli de Ferran Adrià para este mundo', apunta. Enric Rovira cree que sus competidores, principalmente catalanes, como The Chocolat Factory o Xocoa, ayudan a que gane prestigio el chocolate español en un terreno dominado principalmente por los fabricantes suizos y belgas. 'Han aparecido empresas que han ayudado a contribuir a que crezca nuestra autoestima'. Para Rovira, los chocolateros centroeuropeos no han evolucionado y quedaron anclados en el pasado.

Esta compañía lanza sus nuevos productos cada dos años, lo que obligará a renovar parte de su catálogo en 2009. Es consciente de que su categoría de productos abarca todo tipo de público. No es fácil que alguien se atreva con un producto que incluya una pizca de guindilla, pero ellos están dispuestos a colmar la curiosidad de quienes buscan experimentar sumar el picante con el dulzor del chocolate.

Un chocolate también puede convertirse en un souvenir. Y las curiosas formas de sus tabletas inspiradas en los genios del modernismo, tienta a los millones de turistas amantes de la arquitectura que visitan la Ciudad Condal.

Datos básicos

PlantillaEl modelo de producción artesanal promovido por la empresa no requiere de una gran plantilla. De hecho, la firma emplea a 25 personas en todos sus departamentos (obrador y oficinas) en su sede de Castellbell i el Vilar, que anteriormente acogió una destilería.RetoAcabar con la estacionalidad. Enric Rovira señala que el 60% de las ventas se producen en la campaña de Navidad. Un buen ritmo de ventas durante los meses previos y en los que se concentran las fiestas es clave para la marcha de la compañía. Enric no se atreve a anticipar crecimiento de ventas para 2008, aunque en el pasado ejercicio superó los tres millones de euros.

Un mordisco al monolito de Stanley Kubrick

Rovira propone al consumidor huir de la tradicional caja de bombones coronada con un lazo. Una de sus colecciones más visuales es la bautizada como Concept, que califica Rovira como 'gastronomía conceptual'.Aquí tiene cabida una curiosa caja de chocolate que representa el sistema solar. El particular planetarium está formado por un bombón gigante que simboliza el sol y otros nueve que encarnan los planetas. Cada uno tiene un sabor distinto: Neptuno tiene gusto a café; Plutón, a maíz, y la madre Tierra, a sal y pimienta. Los cinco continentes y los océanos que los bañan también son fuente de inspiración. La almendra es el ingrediente rey en el chocolate que identifica a Europa, el café etíope lo es del que representa a África y el arroz caracteriza al continente asiático.El cambio de milenio sirvió para que Rovira homenajeara a la mítica película de Stanley Kubrick, 2001: Odisea en el Espacio. Tras visionar el film, el chocolatero sintió la necesidad de que uno de sus símbolos, el monolito, cobrara vida en su obrador. Utiliza tres ingredientes para aludir al paso del tiempo y saltar desde el presente al futuro y pasado. 'El hilo conductor de la película', puntualiza. Otra forma de consumir el chocolate es con su olor. Su colección virtual apuesta por los bombones para oler. La compañía cree que son los chocolates del futuro. Para crearlos, ha contado con el apoyo del creador de olores Darío Sirerol.Este original concepto se traduce en unos bomboncitos metálicos que en su interior guardan las cápsulas con el olor. Para Rovira, 'su ubicación perfecta es la mesita de noche de un hotel de lujo'. Para un establecimiento de categoría permite diferenciarse de su competencia con un olor personalizado, y para el cliente es un recuerdo único de su estancia. Esta idea, sin embargo, todavía no ha llegado a cuajar entre los hoteles de lujo.Para los fanáticos del cacao, Enric ha creado la gama KKO. La define como un viaje para conocer el origen del chocolate. La caja incluye 40 habas de cacao, 20 minitabletas de cacao y dos botellines de destilado de este producto. La materia llega desde una plantación en la isla de Príncipe, en manos de un pequeño productor, Claudio Corallo, que ha colaborado en idear la gama KKO. Y un viaje rápido por este universo se puede realizar a través de Making of Chocolate, con un embalaje en forma de bobina de película. Incluye cinco habas de cacao tostadas, 18 tabletas de pasta de cacao con azúcar y 30 tabletas de chocolate (negro, blanco y con leche). Además, incluye un DVD y folleto explicativo.Enric también colabora con diversos artistas para seguir innovando, si cabe todavía más. Los chocolates Accents son unas pequeñas bolas que se colocan como elemento decorativo al filo de una copa de cava. Son una idea de la diseñadora catalana Ana Mir.

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