La crisis fuerza a dejar abiertos todos los frentes del diálogo social
Con la firma solemne de una declaración en el Palacio de la Moncloa comenzó ayer el diálogo social en esta legislatura. Empresarios, sindicatos y Gobierno marcan el empleo, el cambio de modelo productivo, la recuperación económica y el mantenimiento de la protección social como prioridades para los próximos meses. Todo ello supeditado a incluir nuevas iniciativas si la crisis empeora.
Los agentes sociales se comprometieron ayer a la cuadratura del círculo. Por un lado, la prioridad número uno es salir de la crisis. Pero el modelo a seguir esta vez, a diferencias de otras ocasiones, no será el recorte del gasto cuando llegan las vacas flacas, sino el cambio del modelo productivo hacia uno que cree más valor añadido y empleo de calidad y, además, manteniendo la protección social. Y todo ello sin olvidar que el Ejecutivo se ha comprometido en el Congreso a no superar el techo del gasto del Estado.
'Es la primera vez que un Gobierno aborda el tratamiento de una situación de crisis a través del diálogo. Es decir, por el diálogo y no la confrontación', recordó Cándido Méndez, secretario general de UGT.
La escenografía de la firma de la Declaración para el Impulso de la Economía, el Empleo, la Competitividad y el Progreso Social, con la que comienza el diálogo, fue la de las grandes ocasiones. Una mesa presidía la Sala de Tapices del Palacio de La Moncloa, donde Méndez, José María Fidalgo (secretario general de CC OO), Gerardo Díaz Ferrán (presidente de CEOE), Jesús Bárcenas (presidente de Cepyme) y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, procedieron a la rúbrica del documento y pronunciaron sendos discursos sin admitir preguntas de la prensa.
El texto de la declaración admite al analizar el contexto económico 'una fuerte desaceleración', 'un incremento de las dificultades de acceso al crédito' y un 'emprobrecimiento de nuestro país' por los altos precios del petróleo. Pero también reconoce que la coyuntura en la que España afronta esta crisis es mejor que en cualquiera de las anteriores ocasiones en las que se ha enfrentado a malas situaciones económicas.
La declaración señala, además, que los interlocutores podrán incorporar al diálogo nuevas iniciativas 'en función de la situación económica y laboral', lo que no excluye ningún tema para el futuro, a pesar del compromiso de Zapatero de no tocar el gasto social. Este es uno de los objetivos del presidente para el debate, además de la recuperación del crecimiento y la creación de empleo.
Y además, Zapatero hizo referencia a cinco prioridades que las mesas de diálogo tendrán que recoger. La primera de todas: 'apoyar a las empresas buscando vías para su financiación', expresó mirando a los presidentes de las patronales. También el mantenimiento de la protección social; retomar los puntos pendientes del anterior diálogo social (como el desarrollo de la igualdad entre hombres y mujeres); fortalecer el sistema de Seguridad Social y mejorar la capacidad productiva 'para crecer mejor (con la reforma de la Formación Profesional y el impulso a la innovación).
El documento también recoge otras políticas no tradicionales del acuerdo social (como infraestructuras, políticas industriales, sanitarias o de vivienda) en las que el Gobierno se compromete a mantener 'un diálogo reforzado' con patronal y sindicatos. Algo que Fidalgo quiso agradecer personalmente a Zapatero, al considerarlo 'muy interesante y muy novedoso'.
Fidalgo también expresó que el compromiso adquirido de la necesidades debe extenderse territorialmente. 'Hay que poner en fila a todas las Administraciones Públicas, la misma voluntad que nosotros exhibimos hay que pedírselo a las comunidades autónomas.
PRESIDENCIA, AL MANDO
José Luis Rodríguez Zapatero anunció que sería Presidencia, como en la redacción de la declaración, quien impulse las mesas de diálogo. Por lo tanto, se deja de nuevo al Ministerio de Trabajo sin el papel coordinador que tradicionalmente le ha correspondido.
'La voluntad de consenso hay que pedírsela también a las comunidades autónomas', según Fidalgo
Los grandes ámbitos de debate para la vuelta de vacaciones
A partir de septiembre, los negociadores debatirán sobre seis grandes temas para acordar.Reforma del Inem. Dentro de las 'políticas de empleo para abordar el futuro', la declaración pone un énfasis en la modernización del Servicio de Empleo Público, así como en reforzar la Inspección de Trabajo.Buscar mecanismos más 'rápidos y eficaces' para la contratación de inmigrantes.Seguir trabajando para mejorar la situación de la mujer en las empresas y evitar otras formas de discriminación para cualquier colectivo.La reforma de la formación profesional para favorecer la 'empleabilidad de la población' y para conseguir su 'reconocimiento social'.Analizar 'fórmulas más adecuadas' para la negociación colectiva para adaptar los convenios a las circunstancias de empresas y trabajadores.Incluir las opiniones de los agentes sociales en la reforma de la Seguridad Social, que tendrá que abordarse en el marco del Pacto de Toledo.
Sonrisas y lágrimas de otros acuerdos
Ayer se escenificó el buen entendimiento entre los interlocutores sociales y el Ejecutivo y la voluntad del Gobierno de contar con el consenso de patronal y sindicatos para abordar las reformas más acuciantes.Pero no siempre se produjo una buena sintonía. Si el presidente Felipe González sufrió tres huelgas generales, su sucesor, José María Aznar, quiso escenificar en 1996 la voluntad del nuevo Gobierno popular de entenderse con sindicatos y patronal.En la primera legislatura mantuvo una relación cordial con CC OO y UGT, a pesar de la congelación de los salarios de los funcionarios y las consecuentes protestas en la calle. Durante esos cuatro años se hablaba de la reducción de la jornada laboral a las 35 horas, la contratación a tiempo parcial y la temporalidad.Pero fue a partir de 2000 cuando sufrió la consecuencia de la ruptura del acuerdo social. Ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo entre la CEOE y los sindicatos sobre una reforma laboral, el Gobierno decidió imponer por decreto (el conocido decretazo) la reforma que creía necesaria. Eso le costó a Aznar la única huelga general de su mandato, el 20 de junio de 2002, y la retirada parcial de algunas de las medias.Con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa, se volvió a escenificar la necesidad de entendimiento entre las partes y de la calma social.A lo largo de la legislatura pasada se llegaron a diversos acuerdos que Zapatero quiso ayer recordar como éxitos. La declaración que se firmó en 2004 tenía como nombre Competitividad, Empleo y Cohesión Social y no estaba marcada, como ahora, por la crisis. Entonces se llegó a consensos en el mercado de trabajo, en salud laboral, en Seguridad Social, formación para el empleo, dependencia, reglamento de la Ley de Extranjería o sobre materia de igualdad.