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Autonomías

Solbes antepone los Presupuestos a la financiación autonómica

Lo primero es garantizar la aprobación en el Congreso de los Presupuestos estatales para 2009. Y lo segundo, alcanzar un acuerdo razonable para reformar la financiación autonómica. Este es el esquema con el que trabaja el vicepresidente económico, Pedro Solbes, para sortear las dificultades que derivan de afrontar estos dos grandes retos pendientes sin el margen financiero del que dispuso el Gobierno en otros ejercicios.

El Congreso que el PSOE celebró hace una semana y el que ayer clausuró Convergència i Unió han retrasado las negociaciones que tradicionalmente tiene el Gobierno en julio con los grupos parlamentarios para sondear su disposición hacia los Presupuestos estatales de cada ejercicio. En este caso, se han limitado a pactar el techo de gasto para 2009, fijado en 165.237 millones de euros, que Economía consiguió sacar adelante a duras penas en la Cámara Baja gracias a la abstención de los grupos nacionalistas. El grueso de la negociación sobre los Presupuestos del año que viene ha quedado relegada, pues, a septiembre, aunque fuentes gubernamentales no descartan que durante el mes de agosto el grupo parlamentario socialista haga una aproximación a CiU para tener así algo de trabajo adelantado para el otoño.

Si bien la inclinación de los nacionalistas catalanes a meter en el mismo saco la negociación presupuestaria con la que está pendiente sobre la nueva financiación autonómica es algo evidente, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, tiene muy claras cuales son las prioridades: lo primero, aseguran fuentes de Economía, será pactar los Presupuestos y, en segundo lugar, abordar de lleno la reforma pendiente de la financiación. Mezclar ambas negociaciones conduciría a un fracaso asegurado, según coinciden en señalar tanto en el Gobierno como en el PSOE.

El hecho de que se vayan a separar ambas negociaciones no quiere decir, aseguran las mismas fuentes, que vayan a mantenerse en compartimentos estancos. Todo lo contrario. El Gobierno pretende advertir a los grupos parlamentarios, especialmente a Convergencia i Unió, que si no le garantiza la aprobación del proyecto de ley de Presupuestos, difícilmente podrá avanzar en el nuevo modelo de financiación. Esta segunda asignatura iniciará su rodaje, con más ruido que otra cosa, cuando Pedro Solbes presente a final de mes en el Consejo de Política Fiscal y Financiera el documento base sobre el que aspira a encauzar el diálogo posterior con todas las comunidades autónomas afectadas. A partir de la presentación de este documento, las diferentes regiones empezarán a tomar posiciones, como ya han hecho de forma genérica las de Madrid y Cataluña, entre otras.

Abanico de balanzas fiscales

Como paso previo y testimonial, obligado por el compromiso contraído por José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso con los nacionalistas catalanes, el vicepresidente dará a conocer mañana el abanico de balanzas fiscales que demanda Cataluña y al que Economía concede un valor simbólico con vistas a la negociación del otoño. 'Tendremos un mes de julio y agosto con mucho ruido, lleno de advertencias y de mensajes cruzados, pero la negociación en serio no comenzará hasta que el Gobierno no tenga garantías de que los Presupuestos de 2009 salen adelante', insisten fuentes socialistas.

Este calendario conduce inevitablemente al 30 de septiembre, fecha límite para que los Presupuestos entren en el Congreso. En el Grupo Socialista se da por descontado que CiU pondrá esta vez un precio muy alto para contribuir a su aprobación, consciente de que si el Gobierno no obtiene su apoyo (le faltan siete votos en la Cámara Baja) tendría que recurrir, como hizo en la anterior legislatura, al respaldo socorrido de grupos más pequeños como Esquerra Republicana (tres escaños), Izquierda Unida (dos), Coalición Canaria (dos) o el Bloque Nacionalista Gallego (dos). Los del PNV (seis) o Nafarroa (uno) los tiene más difíciles de conseguir.

Los plazos del Estatuto catalán aprietanCalendario

Si el presidente de la Generalitat, José Montilla, presiona al Gobierno para que el 8 de agosto, como establece el Estatuto catalán, esté perfilada la nueva financiación autonómica, se enfrentará a casi todo el PSOE. Si, por el contrario, no se moviliza lo suficiente como para obligar a Zapatero a moverse para conseguir este objetivo, se echará encima a Esquerra Republicana, socia del tripartito, y a CiU. Esta es la síntesis elaborada por un alto dirigente socialista para definir el difícil equilibrio de juego malabares que tendrá que ensayar Montilla en las próximas semanas para salir airoso del trance.El propio Montilla tuvo oportunidad de trasladar a Zapatero su difícil situación durante el reciente congreso que el PSOE celebró en Madrid y es muy probable que alcanzaran un acuerdo para trabajar en común la ruta que guiará los próximos pasos del Gobierno central y el de la Generalitat. Un precedente que apunta en la buena dirección es el silencio con el que se han movido disciplinadamente el PSC y el resto de las federaciones socialistas sobre la financiación autonómica durante el periodo precongresual, un pacto que finaliza el próximo fin de semana una vez se supere también el congreso del propio PSC.Tanta ha sido la autoridad de Zapatero que en las resoluciones del cónclave federal apenas si se encuentran menciones de calado acerca de la futura financiación autonómica, más allá de la pretensión de que se aborde junto con la local.En cualquier caso, el PSC tiene también interés en que sus 25 diputados hagan piña con los del PSOE para sacar adelante los Presupuestos de 2009, pues en ellos tendrán que respetarse las inversiones previstas en el Estatuto para Cataluña.

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