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Congreso del PSOE

Zapatero descarta una reforma laboral que recorte derechos a los trabajadores

El 37º Congreso del PSOE pasó de puntillas por la crisis económica, hasta el punto de que José Luis Rodríguez Zapatero ni siquiera aludió a ella en su intervención. Sí les quiso enviar dos mensajes: en ningún caso la reforma laboral a negociar con sindicatos y empresarios incorporará recortes en los derechos de los trabajadores y, en segundo lugar, que no habrá ajustes de gasto social.

El presidente del Gobierno se reserva para el discurso de este domingo el grueso de sus reflexiones económicas, que se mantendrán en la línea de las que hace unos días deslizó en el Consejo Económico y Social y en el Congreso de los Diputados.

Ninguna de las enmiendas a la ponencia económica que sobrevivirá este fin de semana al filtro de la dirección del PSOE cuestionará los principales postulados desde los que José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido conducir el deterioro de los principales indicadores. Es, pues, para él un congreso fácil, cuyo ambiente pacífico deriva de la victoria electoral de marzo.

El hecho de que España no viva un momento económico tan difícil desde hace quince años no va a pesar ni en el ánimo de los delegados que acuden a este cónclave ni en el del presidente. El secretario de Organización socialista, José Blanco, elogió al vicepresidente Pedro Solbes como 'garantía frente a las dificultades', mientras que el presidente andaluz Manuel Chaves mantuvo que Zapatero 'ha agarrado el toro por los cuernos'. Cierre absoluto de filas.

Tanto es así que este viernes Zapatero habló alto y claro: 'No vamos a recortar el gasto social, sino a aumentarlo en la medida que podamos. Da igual el momento económico que tengamos. Hay quienes siempre apuestan por los recortes. Donde nosotros queremos compromiso social, el PP busca negocio, nuestro proyecto es otro'. El presidente afirmó ante los delegados socialistas que está en condiciones de garantizar 'una Seguridad Social fuerte' y también 'un nuevo aumento de las pensiones mínimas'. Todo fueron aplausos.

El rechazo de Zapatero a las propuestas defendidas por el Partido Popular en el Congreso de los Diputados es absoluto y anticipa un choque frontal con el primer partido de la oposición en el próximo debate de Presupuestos. Este viernes, además, el presidente descartó toda posibilidad de que el diálogo que el Gobierno va a emprender con empresarios y sindicatos abarque una reforma laboral que pueda resultar perjudicial para los trabajadores.

'Siempre que crece menos la economía, el Partido Popular habla de flexibilizar el mercado de trabajo para que pierdan seguridad y derechos quienes tienen ingresos más bajos. Nosotros fortaleceremos desde el diálogo social los derechos laborales y quien quiera algo distinto que suba a la tribuna del Congreso de los Diputados y lo diga, que no hable por detrás ante los medios de comunicación…'.

Tres nombres propios

Zapatero se mostró convencido de que el diálogo con empresarios y sindicatos dará fruto este mismo mes y culminará en un gran acuerdo 'que será beneficioso para todos'. En este contexto, pidió 'confianza' porque el Gobierno, abundó, 'conoce el rumbo que tenemos que llevar'.

El presidente sólo citó en su intervención tres nombres propios. El del concejal vasco Isaías Carrasco, asesinado por ETA en la pasada campaña electoral, el del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, del que elogió su papel en el frustrado proceso de paz abordado la pasada legislatura, y el de José Blanco, quien, como secretario de Organización, le ha garantizado un congreso pacífico en clave interna.

Negativa a alargar la jornada de trabajo

Como ya es tradicional en los congresos de los principales partidos, las enmiendas más radicales sencillamente se rechazan o se edulcoran hasta quedar desactivadas.Así va a ocurrir en esta ocasión con las propuestas que apuestan por la imposición de una tasa sobre las grandes transacciones comerciales o las que propugnan un gravamen para aquellos directivos cuyos ingresos superen los tres millones de euros al año. Ningún extremo de la ponencia económica, aseguran fuentes sociales, excederá los límites del programa con el que el PSOE concurrió a las elecciones generales.Entre las enmiendas que tienen posibilidades de prosperar figuran las que rechazan sin paliativos el aumento de la jornada laboral. Hay en el congreso una apuesta por mantener la legislación vigente y se condicionará cualquier cambio a un acuerdo previo con sindicatos y empresarios.La comisión que debatirá la ponencia económica admitirá también, previsiblemente, un conjunto de enmiendas que abogan por la imposición de medidas más duras contra el fraude fiscal, la economía sumergida y los paraísos fiscales.

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