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Tribuna
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¡Bienvenida a la maternidad!

Estimada Carme, ¡felicidades! Es usted la primera ministra que tiene un hijo estando en pleno ejercicio profesional en un cargo de tan alto nivel. Es usted un espejo en quien se miran multitud de personas hoy, hombres y mujeres, empresarios/as, trabajadores/as. Su caso es un barómetro que indica hasta qué punto han calado los mensajes de conciliación en nuestro país.

Llevo muchos años impulsando temas de conciliación trabajo-familia como profesional, académica e investigadora, por lo que conozco en profundidad la gran repercusión que una acertada conciliación tiene tanto en el desarrollo de personalidades armónicas como en el bienestar y progreso empresarial y social. Hemos recorrido mucho camino, pero aún debemos ir mucho más allá, siguiendo el ejemplo de nuestros vecinos europeos, muy conscientes de que la sostenibilidad tanto económica como social se fundamenta en el apoyo a la maternidad.

La maternidad es, hoy en día, un tema urgente de responsabilidad social, ya que la propia perdurabilidad de nuestro Estado de bienestar depende de ella. Tan ingente tarea nos atañe a todos pero se ha cargado tradicionalmente, en nuestro país, exclusivamente sobre los hombros de las mujeres. Las Administraciones públicas están intentando liderar el cambio cultural que necesitamos para capear la tempestad demográfica, económica y social que se avecina. Sin embargo, si actuamos tan sólo a base de leyes no lo conseguiremos nunca.

El cambio vendrá el día que releguemos antiguos clichés de un trasnochado machismo/feminismo en el que tener hijos es percibido como un obstáculo en la carrera profesional, o como un impedimento para la realización personal en vez de como lo que es: la fuente y origen de un sinnúmero de beneficios tanto para la persona como para la sociedad y la empresa.

En cuanto a las empresas, apoyar la maternidad, aparte de ser socialmente responsable, es también económicamente rentable. Necesitamos buenos trabajadores, porque cada vez andamos más carentes de talento y nos va a costar retenerlo en el futuro. Los datos muestran, además, que las mujeres son mejores estudiantes, tenaces y trabajadoras, con unas competencias que las hacen especialmente indicadas para el mundo empresarial. En los estudios que realizamos en el IESE constatamos que los cambios en la empresa los impulsan las mujeres directivas. Ellas son las que, al vivir la maternidad en primera persona, mueven a los hombres a considerar temas para ellos un tanto lejanos. Usted, como ministra-madre, está en posición privilegiada para comprender y empujar el cambio cultural ya iniciado.

Ha decidido incorporarse pronto, ha sido una decisión personal suya y de su marido que han tomado, sin duda, teniendo en cuenta a su hijo, Miquel, ya que él es el primero que tiene derecho a tener unos padres que le cuiden. Todos los contextos tienen que ser flexibles. Cada pareja es un mundo y las soluciones deben ajustarse a lo que se decida conjuntamente. Yo, por mi parte, agradezco el regalo de esas ocho semanas para que su marido ejerza su paternidad y construya hogar, porque es indispensable que los hombres asuman el decisivo papel que tienen en la familia, como padres y como esposos, para que la sociedad progrese.

Usted, como ministra y mujer, contribuye con su ejemplo a fortalecer la institución de la familia y su imprescindible y positivo papel para la sociedad, la empresa y, en definitiva, para nuestra propia felicidad personal. ¡Bienvenida a la maternidad!

Nuria Chinchilla. Profesora del IESE

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