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Cinco Sentidos

Pólizas de salud: o más caras o a la carta

Desayunos Cinco Días La sanidad privada española tiene un problema de rentabilidad. Para superarlo, las compañías de seguros y los grupos hospitalarios proponen subir los precios o ajustar las prestaciones

Marta Molina / Marta Matute / Manuel Casamayón

Que la situación económica del país es mala no se le escapa ya a nadie. Que la crisis financiera mundial puede arrastrar a diversos grupos industriales y empresas de servicios, tampoco. Sin embargo, las compañías de seguros sanitarios y los grandes grupos hospitalarios nacionales no parecen preocupados por lo que se avecina, o sólo lo justo. 'Somos más sensibles a la gripe, o las alergias, que a las turbulencias financieras que parecen haber puesto el planeta del revés', asegura Gabriel Beláustegui, director general de Gestión Asistencial de Sanitas y participante, junto a seis expertos más, en el foro La Sanidad Privada en España, organizado por CincoDías y la multinacional Alcatel Lucent. Las principales empresas sanitarias privadas coinciden en el vaticinio: el sector seguirá creciendo en 2008, y lo hará alrededor del 9% tras varios años registrando dos dígitos y anotando alzas de entre el 10% y el 12%.

Pero como los márgenes de esta industria son estrechos 'y desde 2001 se han reducido casi a la mitad', según revela José Ramón Rubio, vicepresidente de grupo hospitalario Quirón, las compañías opinan que ha llegado el momento, con crisis o sin ella, de afrontar el gran desafío de este negocio, 'el reto de la rentabilidad', en palabras de Juan José Hernández, director general de Hospitén. 'La sostenibilidad futura de las empresas está en riesgo. Se están reduciendo los márgenes y el sector puede dejar de ser atractivo para los grupos financieros que nos apoyan', advierte Juan Arias, cofundador de la catalana USP Hospitales, que está participada en un 64% por el fondo de inversión europeo Cinven y de la que Caixa Geral de Depositos tiene un 10%.

Este problema tiene su origen en la carrera que las grandes aseguradoras sanitarias emprendieron hace unos años. Su objetivo: ofrecer pólizas más baratas y captar el mayor número posible de clientes. En definitiva, hacer volumen y fidelizar. 'Pero hoy tenemos un problema de precios', señala Juan Ramón Rubio, de Quirón. 'Cuesta menos asegurar una familia de cuatro miembros que un Audi A4', ironiza. Las pólizas de los funcionarios (alrededor de dos millones) arrojan actualmente un déficit del 20%. 'Sanitas se salió de este negocio porque no podía hacer frente a los costes y ofrecer al precio que quería la Administración del Estado unos estándares mínimos de calidad', reconoce Gabriel Beláustegui. Las aseguradoras que están en este nicho de mercado lo están a duras penas. El hecho de que las grandes empresas hayan apostado en firme por recompensar a sus trabajadores con pólizas de salud ha terminado por debilitar los precios.

Los expertos proponen recurrir a la imaginación para subir los márgenes y mejorar la rentabilidad empresarial

Los hospitales privados también están pagando esta democratización de las primas. 'Las aseguradoras desembolsan los mismo por una cirugía de cataratas que por un tratamiento oncológico', explica Juan Arias, director general de USP Hospitales. 'En esta coyuntura muchas clínicas pequeñas van a tener que cerrar', anuncia.

Ha llegado, pues, la hora del cambio. Los expertos reunidos proponen recurrir a la imaginación y reinventarse. ¿Aumentar los precios de las pólizas o vender seguros a la carta? Las dos cosas. ¿Bajar los costes? Mientras sea posible, sí. ¿Ayudar a gestionar la pública? 'Denme un área de salud y lo demuestro', desafía Juan Abarca, director general del grupo Hospital de Madrid. 'Somos brillantes gestores, y eso se debe en gran parte a la excelencia de la sanidad pública. Es un duro competidor. Es justo reconocerlo', dice Gabriel Beláustegui.

El usuario de la sanidad privada española es un cliente fiel. 'Es difícil que una familia que ha probado nuestros servicios decida cancelar su seguro si no es por causa mayor', advierte Enrique Abad, director de Red de Adeslas, quien recuerda que el 80% de los funcionarios, pudiendo elegir anualmente entre la prestación pública y la prestación privada, apuestan una y otra vez por esta última. 'Hay margen para subir el precio de las pólizas', insinúa. El resto de sus colegas dan argumentos para apuntalar esta medida.

'La eficiencia comercial hay que buscarla ahora en la segmentación del mercado', alienta Juan José Hernández, de Grupo Hospitén. 'Hay un enorme espacio que tenemos que ser capaces de rellenar', insiste Rubio, vicepresidente de Quirón. De nuevo, todos de acuerdo.

Se trataría de hacer seguros a la carta. Por ejemplo, una póliza que cubra la asistencia ginecológica, la atención dental y las revisiones urológicas. 'Muchas españolas estarían dispuestas a pagar una pequeña cantidad de dinero por poder realizarse una mamografía sin tener que esperar doce meses', insiste Enrique Abad, de Adeslas. En fin, fomentar aún más la complementariedad de la prestación pública y la prestación privada. Con todo, Juan José Hernández, de Hospitén, advierte sobre los riesgos de segmentar la atención 'desde el punto de vista de los hospitales y no de las necesidades del cliente'.

Paulino Gómez, director del Mercado de Empresas para España y Portugal de la multinacional Alcatel Lucent, opina que en la medida en que los márgenes se vayan reduciendo hay que poner encima de la mesa nuevas herramientas y nuevos modelos de gestión. '¿Podrían bajar los costes un 10%? Sin duda. La oferta a cada grupo de cliente podría rentabilizarse más con la tecnología que empresas como la que yo represento hoy aquí venden. La telemedicina es un campo aún sin explotar', asegura.

Juan Abarca, director general del grupo Hospital de Madrid, se muestra escéptico sobre la capacidad de los gestores para reducir costes. 'No hay que olvidar que casi el 60% de nuestros gastos corresponden al personal, y nuestros ejecutivos, que no son otros que los médicos, son los únicos directivos de empresa que gastan lo que les da la gana', advierte con sorna.

Abarca, hijo del fundador del emporio hospitalario madrileño, recordará en varios momentos de su intervención que el déficit de médicos empieza a ser preocupante (aun cuando las compañías están hoy en disposición de ofrecer a sus empleados carrera profesional) y que los costes salariales van a dispararse como consecuencia de las demandas de estos profesionales, demandas que están apoyadas por los colegios de médicos provinciales. Abarca aludirá también una y otra vez a la factura de gasto farmacéutico que asume un mes tras otro.

Según Gabriel Beláustegui, de Sanitas, otra manera interesante de reducir costes es llevando a cabo una ambiciosa política de prevención. 'No sólo debemos vender seguros para curar la enfermedad, también debemos prevenirla', recalca. Y recuerda que un 40% de la salud depende del estilo de vida. 'Cuesta más barato hacer dos colonoscopias que tratar un cáncer de colon', apostilla Juan José Hernández, director general de Hospitén.

Uno por uno los expertos van incorporando nuevas propuestas sobre la marcha. José Ramón Rubio, vicepresidente de Quirón, se pregunta por qué no ofrecer a las madres consultas pediátricas los domingos 'y adelgazar las urgencias' y Enrique Abad alude a los nuevos canales de distribución para vender seguros.

Juan Abarca añade una propuesta más: 'Gestionar un pedazo de la sanidad pública'. A los Abarca no les ha interesado hasta ahora acercase a las ofertas de Esperanza Aguirre, que tan buenos réditos económicos está dando al grupo Capio, pero no descartan hacerlo en el futuro próximo. No hay que olvidar que la sanidad privada colabora desde hace años con la sanidad pública. Asiste a los funcionarios, aligera las listas de espera y en algunas comunidades como Andalucía, Madrid o Valencia gestiona áreas de salud, tanto de atención primaria como especializada. Es el caso, entre otros, de Adeslas.

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