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Tribuna
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Comercio libre, ganamos todos

La nueva Ley de Modernización del Comercio es un paso hacia la adecuación de la normativa de la Comunidad de Madrid a la directiva europea, conocida como Bolkestein, que va a suponer la liberalización del mercado de los servicios en el interior de la Unión Europea y que entrará en vigor en diciembre de 2009.

El principal objetivo de esta medida no es otro que conseguir una mayor competitividad y generación de empleo, beneficiando la libre competencia de mercado y consiguiendo una bajada de los precios, además de una mayor adecuación de los horarios a las nuevas necesidades de los consumidores.

No es sólo la opinión de los expertos, es sobre todo, y ante cualquier otra consideración, la opinión mayoritaria de la ciudadanía, claramente favorable a un marco de libertad, claro y diáfano, para el comercio. De hecho, y según los datos que arrojan los estudios de opinión, la mayoría de la población piensa que la apertura de los comercios todos los domingos y festivos implicaría crear más puestos de trabajo, mientras que en un futuro no muy lejano habrá libertad plena y total de horarios comerciales en todo tipo de establecimientos.

Podemos utilizar cualquier tipo de argumentos o ideas. La realidad es que todos los informes y estudios muestran el mismo camino y la dirección adecuada a favor de la libertad. Todos ellos convergen en una idea central: la liberalización de los horarios comerciales y la homogeneidad legislativa beneficiaría tanto a los consumidores como a las empresas eficientes. En consecuencia, abordar cuanto antes un marco general de referencia que recoja estas ideas supondrá crear las condiciones para una economía más competitiva, precios más controlados y menos inflación.

Con estos datos y valoraciones sobre la mesa, hay que estar de acuerdo en que la decisión de liberalizar los horarios del comercio es una idea compartida por la mayoría de la población y avalada por cuantas instituciones de prestigio han analizado las posibles consecuencias de su aplicación.

La fuerza de la razón se tenía que imponer y el conjunto de los ciudadanos, en especial las mujeres con trabajo o actividad profesional, precisaban este nuevo marco de libertad para superar el límite de 90 horas semanales de apertura. Con la aprobación de esta ley en la Comunidad de Madrid se da un paso importante que tendrá consecuencias positivas.

Para los pesimistas que siempre desean apegarse a modelos ya superados, cabe señalar que la norma aprobada no obliga a ningún establecimiento a abrir, sino que posibilita que lo hagan: cada establecimiento decidirá, según su política comercial, lo que sea más adecuado. Y, del mismo modo, el consumidor que quiera, tendrá la posibilidad de comprar en un horario más amplio. La libertad tiene estas ventajas, cada uno encuentra su espacio y su modelo, los beneficios acaban llegando a todos.

No sólo esta medida va a beneficiar al comercio, uno de los puntales de la economía española, sino que puede extender su efecto a otros muchos campos de actividad. No en vano, una mayor libertad en los horarios permitirá que aumente el consumo, verdadera locomotora para el conjunto de la economía.

Antes y ahora, liberalizar el comercio genera dos efectos inmediatos, crear empleo y controlar los precios. Precisamente, dos valores de consecuencias decisivas en el momento especialmente delicado que vive nuestro país.

A lo largo de la historia, cada vez que un nuevo marco ha demando la respuesta ágil e innovadora de la sociedad, la experiencia ha sido positiva si la solución aportada se ha aplicado desde el análisis riguroso y los datos que, a su vez, permitía la experiencia. En este caso, llevamos años comprobando cómo la industria innovadora de los centros comerciales ha generado los elementos de innovación para aumentar la competencia, ofrecer los mejores precios y garantizar que comerciantes y consumidores puedan encontrarse sin cortapisas.

Este nuevo marco de referencia que supone una apuesta decidida por el futuro supone algo sencillo de definir: con el comercio libre, todos ganamos.

Javier García-Renedo. Presidente de la AECC (Asociación Española de Centros Comerciales)

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