Francia toma las riendas de la Unión Europea en plena crisis
Cambio climático, defensa de la energía nuclear y regulación de la inmigración irregular figuran entre los objetivos de Nicolas Sarkozy para el semestre de presidencia europea, inmerso en la fuerte desaceleración económica que vive el Viejo Continente.
Francia se dispone mañana a asumir la presidencia del Consejo de la Unión Europea en un contexto de crisis económica e institucional tras el no irlandés al Tratado de Lisboa. Con un presupuesto de 190 millones de euros y centenares de actos previstos, el país vecino se ha fijado unas prioridades ambiciosas que incluyen nuevas medidas contra el cambio climático, trabajar hacia el desarrollo una política común de la energía y de la inmigración, reforzar la Europa de la defensa e iniciar discusiones sobre la reforma de la Política Agrícola Común.
Sin embargo, la actual espiral del precio de petróleo añade a estas prioridades el encargo por parte de los 27 de examinar, junto a la Comisión Europea, las medidas para minimizar el encarecimiento del precio del crudo.
En este sentido el presidente Nicolas Sarkozy se ha mostrado dispuesto a seguir defiendo, a pesar del rechazo generado, su propuesta de limitar el IVA sobre el carburante a partir de determinado precio del crudo.
La escala de precios también impregnará el debate que la Presidencia francesa se propone lanzar sobre el futuro de la Política Agrícola Común (PAC). Para el mes de noviembre se prevé aprobar la revisión de la PAC.
En este apartado, tradicionalmente fuente de tensiones, la actual crisis alimenticia puede otorgarle más peso a la postura franco-española contraria a la reducción de la producción. Sin embargo, la defensa del presidente francés de una 'preferencia comunitaria' en agricultura, percibida como proteccionismo encubierto, sigue chocando con Bruselas.
Europa debería fijar también en estos seis meses una postura común respecto al cambio climático de cara al encuentro de la ONU de diciembre de 2009 en Copenhague donde debe discutirse del sucesor al tratado de Kioto. 'De momento tenemos el objetivo de reducir un 20% las emisiones de CO2 antes de 2020 pero ningún detalle sobre cómo hacerlo ni sobre el reparto entre los países miembros', apunta Olivier Louis, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.
La Presidencia francesa trabajará con los objetivos fijados en el paquete energía-clima presentado en enero por la Comisión, que contempla también un aumento del 20% de la parte de energías renovables en el consumo energético.
El Ejecutivo galo asegura que presionará para que las medidas relativas al clima no afecten de ningún modo la competitividad de las empresas europeas.
Apuesta nuclear
Un posible punto de fricción podría ser la apuesta por el nuclear favorecida por Francia -el 80% de su energía proviene del átomo- frente a la prioridad dada por Alemania a las energías renovables. 'En cualquier caso Francia no se propone imponer su modelo nuclear al resto de la UE', asegura Louis.
La presidencia francesa también quiere reforzar la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) en complemento a la de la OTAN y actualizarla teniendo en cuenta la ampliación de la UE a los 27 y las nuevas amenazas, como la seguridad alimenticia, energética, nuclear y la ciberdefensa.
En materia de inmigración, Francia impulsará una política común de lucha reforzada contra los irregulares y de coordinación de la entrega de visados, recogido en el Pacto Europeo por la inmigración.
La última versión del texto, que debería adoptarse en la cumbre europea de octubre, parece abandonar la propuesta de un 'contrato de inmigración' a la que Madrid es desfavorable, así como la idea de renunciar definitivamente a los procesos de regulaciones masivas.
Prioridades
Tributación: limitar el IVA sobre el carburante a partir de un determinado precio del crudo.
Energía: apuesta por la potenciación de la energía nuclear.
Inmigración: coordinación para entrega de visados y control de irregulares.
Clima: medidas medioambientales que no afecten a la competitividad empresarial.
Hacia una mayor integración energética
Estrechamente ligada a la prioridad dada por la Presidencia francesa al desarrollo de una postura común frente al cambio climático se encuentra la de potenciar la integración energética.Francia espera mejorar la solidaridad energética entre los estados miembros para reforzar la seguridad de aprovisionamiento en Europa, en un momento de preocupación por el alza del petróleo. En el mes de abril, Claude Mandil, antiguo director ejecutivo de la Agencia Europea Internacional, presentó un documento al primer ministro francés que sirve de punto de partida.Mandil aboga por reducir el consumo energético pero sobre todo por la interconexión de las redes europeas de gas y electricidad. En este sentido se inscribe el nuevo impulso que acaban de dar España y Francia al proyecto de muy Alta Tensión de los Pirineos Orientales que permitirá doblar la interconexión eléctrica entre ambos países.Queda por ver la postura que adoptará la presidencia en otros temas concretos, como la de la propiedad de las redes de transporte de gas y electricidad.Bruselas apuesta por una separación patrimonial entre producción y transporte para fomentar la competitividad mientras que París defiende la permanencia de los grandes operadores integrados. Un gran escollo en el proyecto de desarrollar una verdadera política energética integrada seguirá siendo la diversidad de fuentes energéticas utilizadas por cada país y su dependencia diferente frente al abastecimiento ruso. Países como Finlandia, por ejemplo, defiende la utilización complementaria del gas ruso al contrario de España y Portugal, que se encuentran en el otro extremo.