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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Revisar el cuadro macroeconómico

El vicepresidente económico, Pedro Solbes, reconoció ayer en el Senado que el cuadro macroeconómico actual ya no sirve y anunció su modificación en julio. Se tratará de un formalismo, pues en los últimos días el Gobierno ya ha actualizando -a peor- las principales variables económicas. Primero fue el presidente del Gobierno quien el lunes dio un nuevo tono durante la presentación de su informe económico. Aunque José Luis Rodríguez Zapatero siga sin pronunciar la palabra crisis, con una pertinencia rayana en la superstición, sí ha cambiado de discurso para admitir una realidad patente: 'Fuerte ralentización, casi un frenazo'.

Ayer les tocó el turno a Pedro Solbes y al ministro de Trabajo, Celestino Corbacho. El vicepresidente afirmó, como ya hiciera Zapatero, que este año el PIB crecerá por debajo del 2%. Pero, además, reconoció que la inflación no bajará del 4% -oficialmente el deflactor del PIB es de un 3,1%-. Corbacho, por su parte, se encargó de modificar la previsión de empleo y adelantó otro dato negativo: la tasa de paro subirá hasta cerca del 11% en 2009, cuando la última estimación lo situaba en el 10%. Así, el nuevo cuadro macroeconómico de la desaceleración ya está configurado en sus grandes cifras. Y eso, a día de hoy, pues como recordó Solbes en la presentación hace unos meses del primer plan de choque del Gobierno Zapatero, las previsiones quedan desfasadas el mismo día en que se hacen públicas.

No sería de extrañar la necesidad de una nueva vuelta de tuerca, a tenor de la evolución de las cuentas públicas. La ejecución presupuestaria hasta mayo ha puesto de manifiesto la rapidez y el calado de la desaceleración. Los datos de Hacienda hacen patente que los beneficios empresariales ya se están resintiendo, y el impuesto de sociedades ha caído un 20% en los cinco primeros meses del año sobre igual periodo de 2007. Se suma así al fuerte descenso en la recaudación del IVA que se ha producido los últimos meses a causa de la mayor atonía del consumo. Como consecuencia, el superávit se ha reducido un 80% y complica la estabilidad presupuestaria de la Administración central este año. Afortunadamente, la Seguridad Social mantiene por ahora un buen ritmo y continúa con cifras saneadas, lo que permitiría cerrar el ejercicio fiscal con un superávit conjunto de las cuentas públicas.

Pero la preocupación empieza a ser más por 2009 que por este 2008 que muchos analistas dan ya por perdido para el crecimiento. El Gobierno está en su papel y mantiene que la crisis será corta y que en el segundo semestre del año próximo se empezará a notar la recuperación. Y con estas premisas está elaborando los Presupuestos de 2009. No obstante, los expertos consideran que, una vez más, el equipo de Zapatero peca de optimismo. Es deseable que la recuperación sea tan rápida como la caída. Pero la primera condición para ello es que el Ejecutivo haga gala de este nuevo discurso económico, más apegado a la realidad, y establezca un cuadro realista para 2009. En esa línea está el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien ayer mismo le recordó al Ejecutivo que el origen externo del repunte de la inflación no debe llevarle a considerarla como algo fuera de su ámbito de influencia.

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