Nueva forma de gestionar la ciencia
La investigación en España está alcanzando, por fin, la categoría de prioridad. Esto es, al menos, lo que parece que han interpretado algunos científicos españoles, de reconocido prestigio en todo el mundo, que se han decidido a regresar a España en los últimos años para continuar el desarrollo de su carrera profesional en novedosos centros de excelencia científica.
Talentos como Mariano Barbacid, que lleva de vuelta en España una década, los últimos cuatro años al frente del prestigioso Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), o Valentín Fuster, que compagina su carrera de director de Cardiología en el Hospital Mount Sinai, de Nueva York, con el de presidente del recién creado Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas (CNIC), son una clara muestra de ello.
Lo cierto es que en los últimos 30 años la investigación en España ha dado un salto mortal en todos los aspectos, como cabía esperar. Para empezar, la financiación, que es la base para vertebrar la investigación de un país, ha crecido exponencialmente desde 1978, pasando de los exiguos 238 millones de euros a los 11.801 millones de 2006, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Pero, pese a lo llamativo del salto, el mayor impacto se ha producido en los últimos siete años, periodo en el que se ha duplicado el gasto en I+D.
Asimismo, la multiplicación de los centros de excelencia científica es otro de los síntomas que denotan el interés por la investigación. Centros (entre los que se encuentra el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), que, a juicio de Tarsy Carballos, científica emérita del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Santiago de Compostela, lo único que les hace dignos de esa calificación es llevar a cabo una investigación de calidad. Igualmente, ha sido llamativa la mejora de las condiciones de la carrera científica y, lo que es también importante, las empresas españolas han comenzado a sensibilizarse con la necesidad de apoyar la investigación.
Pese a todas estas mejoras, la I+D en España aún tiene detrás algunos déficits que afrontar. Su principal lastre es la escasez de financiación. Aunque los recursos hayan crecido en general, llegando a representar el 1,2% del PIB, 'todavía son insuficientes', según asevera Barbacid, lo que nos deja aún muy lejos de modelos como el anglosajón, líder en biomedicina, o países como Alemania, Francia o EE UU. Pero el dinero contante y sonante no es el único problema de este capítulo.
Otro de los escollos es la necesidad de desvincular la investigación de los vaivenes políticos, según dice Barbacid. Este científico considera imprescindible la necesidad de 'cerrar un acuerdo entre los dos grandes partidos políticos para conseguir una financiación estable y a largo plazo, que es lo único que permitirá situar a España entre las primeras potencias'. Si bien, el despegue definitivo de la investigación española pasa por la introducción de un nuevo sistema de gestión de la ciencia, según estiman algunos científicos españoles, entre ellos, el propio Barbacid. Un sistema más flexible que permita el fichaje de científicos extranjeros de primera línea como hacen otras prestigiosas instituciones de Reino Unido o de EE UU ayudaría a avanzar en muchos proyectos, con nuevas ideas. Los centros de excelencia CNIO, en Madrid, que este año ha fichado a un talento austriaco, o el Centro de Regulación Genómica (CGR) en Barcelona, con tan sólo cinco años de existencia, son dos ejemplos de este nuevo modelo de gestión.
Fichaje de talentos
El CGR, centrado en el estudio de la regulación de los genes y el genoma humano, cuenta con una gestión científica pionera en España. Es el único centro público que no cuenta con un modelo funcionarial, lo que permite el reclutamiento internacional. Todos los científicos tienen contratos laborales y, además, los puestos se anuncian en la revista Nature.
La flexibilidad en la gestión de los centros parece ser una de las líneas conductoras que va a prevalecer en la investigación en España a partir de ahora. Prueba de ello es la próxima conversión en agencia estatal del buque insignia de la investigación española en los últimos cien años, el CSIC.
Noveles. Biomedicina e investigación cardiaca
Fundado en el año 2000, el Centro de Regulación Genómica (Barcelona) es una de las más relevantes entidades españolas dedicada a la investigación básica en biomedicina, sobre todo en las áreas de genómica y proteómica. La excelencia de este centro, que, actualmente, cuenta con seis proyectos en marcha, se evidencia por su consideración de asociado al Laboratorio Europeo de Biología Molecular.Por su parte, el CNIC, patrullado por el cardiólogo Valentín Fuster, actualmente está llevando a cabo el desarrollo de un proyecto muy relevante para prevenir el infarto: la Polipíldora. Este fármaco, que verá la luz en 2009, incluye en su interior tres medicamentos genéricos, muy frecuentes en el tratamiento de pacientes que ya han sufrido un infarto. Este proyecto, que es uno de los primeros del CNIC, facilitará que los pacientes sigan el tratamiento de forma sencilla, a un precio más asequible y, lo que es también muy importante, estará al alcance de los países subdesarrollados.