Adiós a las infraestructuras tercermundistas
La modernización de las redes que soportan servicios básicos ha sido una política prioritaria en todos los Gobiernos de la democracia
La España que ha retratado durante las últimas tres décadas el diario decano de la prensa económica ha cambiado de manera radical en todos los aspectos. Si comparamos la realidad de 1978 con la de 2008, apenas podríamos descubrir algunos puntos de similitud. Pero, si nos empeñamos en resaltar un aspecto en el que la transformación ha sido más drástica, ese no sería otro que el de las infraestructuras que dan soporte a servicios básicos tales como los diferentes medios de transporte, el suministro de energía o las redes de telecomunicaciones.
Aunque los sucesivos Gobiernos de la democracia española han dado su peculiar enfoque a este gran esfuerzo nacional, a todos ellos les ha unido una política común de dar prioridad a la modernización de las carreteras, los puertos, los aeropuertos, la red ferroviaria o las infraestructuras de telecos.
La Unión Europea ha colaborado de manera generosa en este esfuerzo y, tomando como ejemplo las redes AVE, la aportación de los Fondos de Cohesión o los Feder, ha llegado a representar un tercio de la financiación de la totalidad de las vías de alta velocidad ferroviaria que hoy están en servicio o en construcción en nuestro país: unos 2.250 kilómetros. Aun aceptando que las ayudas de la Europa rica del norte han resultado vitales para el buen éxito del proyecto, ello no deja pequeño el esfuerzo colectivo por sacar adelante un proyecto en el que el primer objetivo, esto es, dejar atrás una realidad de infraestructuras tercermundistas, no es el único que se ha conseguido.
Hoy, las empresas españolas de infraestructura son una referencia en el mundo
Hasta 1985, la red de trenes cerró líneas, y ahora el AVE cerce en 2.000 km
Las redes nacionales de servicios básicos se sitúan hoy entre las mejores del mundo y, como propina, durante el proceso de transformación se ha creado un sector empresarial especializado en la construcción de autopistas, líneas ferroviarias, sistemas de recogidas de basuras, dispositivos de control de tráfico, etc., cuya presencia es hoy solicitada en todos los grandes proyectos de este tipo que se implementan en cualquier parte del mundo.
Las cifras son abrumadoras cuando se comparan las realidades de aquel no tan lejano ejercicio de 1978 con los parámetros ya consolidados del momento presente (las últimas cifras oficiales comparables sobre infraestructuras editadas por el Ministerio de Fomento que están disponibles se refieren al ejercicio de 2006). En el mundo del transporte por carretera, la España de 1978 tenía una red de 148.211 kilómetros, de los que sólo 2.264 eran autovías o autopistas. Tres décadas más tarde, las infraestructuras para el tráfico rodado han crecido hasta los 167.000 kilómetros y las autovías se extienden a lo largo de 13.000 kilómetros. El parque total de vehículos en el año de nacimiento de CincoDías ascendía a 8,9 millones. De ellos, 6,5 millones eran turismos; 1,1 millones, camiones, y los autocares no llegaban a 42.000 unidades. En la actualidad circulan por las carreteras nacionales 28,5 millones de vehículos, de los que 20,5 millones son turismos; 4,8 millones, camiones, y 58.285 unidades, autobuses.
Energía
Hace tres décadas el país contaba con una red de oleoductos para transportar crudo o para refino con una extensión de 1.325 kilómetros. Según las últimas cifras disponibles, este entramado de tuberías ha crecido hasta 3.821 km. Este esfuerzo queda al margen de la creación, prácticamente sobre planta nueva, de la red de gasoductos; en 1978 era marginal y los datos oficiales la despreciaban. En el año 2007 se habían extendido a lo largo de 26.926 kilómetros.
El número de aviones que componían la flota de las aerolíneas dedicadas al tráfico regular en 1978, Iberia y Aviaco, ascendía a 117 unidades, a las que había que añadir otras 23 del tráfico chárter. El número de pasajeros en los aeropuertos nacionales alcanzaba los 48 millones. En 2007, la flota regular sumaba 347 aparatos y las aeronaves dedicadas al negocio del alquiler ascendían a 45. Los pasajeros que abarrotaron los aeropuertos nacionales se elevaron hasta 210 millones. Fue en el año 1978 cuando el Gobierno de la UCD tomó la decisión de trocear la antigua administración ferroviaria de FEVE y ceder sus maltrechas infraestructuras a los Gobiernos autónomos catalán y vasco. Fue la base para el nacimiento de Ferrocarrils de la Generalitat y Euskotren. Siete años más tarde, el Gobierno del PSOE tomó la dolorosa decisión de dejar sin servicio 900 kilómetros de la red ferroviaria histórica con 13.000 kilómetros de extensión. Es sólo en 1987 cuando el Ejecutivo logra estabilizar la sangría de los cierres de líneas férreas obsoletas y se atreve a lanzar el Plan de Transporte Ferroviario, base de la red de alta velocidad que en 2010 será la más grande del mundo.
Revolución. 'Telecos', de la nada hasta el infinito
En el año 1978 las centralitas de Telefónica eran mecánicas. Habían desaparecido en buena parte las arcaicas telefonistas, pero aún resonaba en las instalaciones técnicas el ruidoso tac tac de la conmutación ancestral. Fue en aquellos años cuando comenzó a incorporarse la tecnología electromecánica con las máquinas Pentaconta de la extinta Estándar Eléctrica. El número de líneas de teléfono no llegaba a seis millones. Hasta 1985 no se incorporó la primera tecnología digital con el Sistema 12, que puede considerarse la primera piedra de la entrada de España en el mundo de internet.En las siguientes dos décadas el progreso se dispara y el número de líneas fijas asciende a 18 millones, a las que se deben sumar otros 4 de abonados de cable y otros 8 millones de ADSL. En el universo de la telefonía móvil, el parque de terminales asciende a 46 millones, que operan desde cuatro redes tecnológicas distintas. El 90% de la red de señales de TV es ya digital y en el cielo, la sociedad Hispasat gestiona una constelación de siete satélites de comunicaciones nacionales.