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Benita Ferrero-Waldner

'Lisboa eliminará duplicidades en política exterior'

La comisaria de Exteriores explica las virtudes del nuevo Tratado y reflexiona sobre las futuras ampliaciones

Con un excelente castellano, aprendido de su marido español, la responsable de la Comisaría de Exteriores representa la sonrisa del equipo de Durão Barroso. Miembro del Ejecutivo europeo desde 2004, asiste en primera fila a la revolución que puede suponer el nuevo Tratado de Lisboa.

¿Cómo ha cambiado la política exterior europea en los últimos tres decenios?

Enormemente. Hace medio siglo que empezaron los avances, pero aún no hemos llegado donde deberíamos. El Tratado de Lisboa supone un hito en el buen camino, que es el que nos debe llevar a ser un actor global en el mundo, no sólo económico, sino también político. Todavía debemos ser más fuertes, coherentes y visibles. Lisboa contribuirá, pero no será el final.

El reconocimiento de Kosovo es competencia de los Estados miembros'

¿Aclarará el nuevo Tratado la representación exterior común?

Cuando entre en vigor, en 2009, las funciones que desempeñamos Javier Solana y yo se fundirán en un puesto; se avanzará en las políticas comunitarias gestionadas por la Comisión y aumentará la coordinación con el conjunto de la PESC política exterior y de seguridad común, que es responsabilidad del Consejo. Con ello, daremos más coherencia y visibilidad a nuestras relaciones exteriores.

La política de ampliaciones ayudó al fracaso del proyecto de Constitución. ¿Será algún día Turquía miembro de la UE?

Hemos ofrecido a Turquía la posibilidad de ser candidato a la adhesión, pero el resultado de las negociaciones está abierto y depende de dos factores. Por un lado, es imprescindible que el país emprenda muchas más reformas, y después de las elecciones tendrán una buena oportunidad. Además, es necesaria la aquiescencia de los Estados miembros, porque como bien sabe es una decisión que requiere unanimidad.

¿Y el resto de los países candidatos, sobre todo de la antigua Yugoslavia?

El mejor colocado es Croacia, aunque aún le quedan tareas en el ámbito legislativo y en la lucha contra la corrupción. Después está el resto de los Balcanes occidentales, que tienen la perspectiva europea, pero depende de cada país. Tiene que ser un acercamiento de méritos.

Los países de la UE se encuentran divididos a la hora de reconocer la independencia de Kosovo. ¿Qué postura tiene la Comisión?

La UE ha tomado nota de la declaración de independencia. Ahora son los Estados los que deberán decidir si la reconoce o no y su relación con Kosovo. La UE juega un papel clave en la estabilidad de la región. Por ello hemos enviado una misión de promoción del Estado de derecho a Kosovo. Es nuestro interés común asegurar un desarrollo seguro, democrático y multiétnico de toda la región y de aproximarla a Europa.

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, ha dado un nuevo impulso al proceso Euromediterráneo. ¿Qué perspectivas se abren?

Se abre una nueva dimensión en las relaciones que ya veníamos teniendo desde el Proceso de Barcelona de 1995. La propuesta de Sarkozy da un nuevo impulso a la cooperación con estos países, para hacerla más equilibrada y cercana a nuestros ciudadanos. El 20 de mayo presenté la propuesta de la Comisión sobre cómo poner en marcha la Unión para el Mediterráneo, basada en proyectos concretos. Abogamos por un reequilibrio de responsabilidades en las relaciones multilaterales. Debemos comprometer también a nuestros socios mediterráneos en la gestión de las relaciones, y para ello proponemos un sistema de copresidencia de un Estado miembro de la UE y otro del sur, lo que facilitará el compromiso de todos los actores.

¿Habrá una zona de libre comercio entre la UE y los países de la ribera sur?

Ese es el objetivo de los acuerdos de asociación concluidos con esos países. Todavía falta algún país y quedan algunos periodos de transición para que la adaptación sea suave. Salvando matices, a partir del año 2010 se irá estableciendo la zona de libre comercio.

¿Cómo están las relaciones con Rusia, ahora que la energía se sitúa como eje fundamental de la política exterior?

Hay una gran interdependencia, porque Rusia es nuestro gran suministrador de energía y, nosotros, su mayor mercado. Rusia está más segura de sí misma porque la subida del petróleo y el gas ha saneado su economía. Hay que trabajar con ellos de forma clara y abierta: donde sea posible la cooperación, lo haremos, pero también mencionaremos los problemas. En todo caso, Rusia siempre ha cumplido sus contratos energéticos.

¿Y la relación con América Latina?

La reciente Cumbre en Lima ha establecido las prioridades de trabajo: por un lado, pobreza y cohesión social, y, por otro, cambio climático, medio ambiente y energía. Lima ha sido una ocasión perfecta para acordar las líneas directrices de nuestra relación en los próximos años y para reiterar el compromiso a seguir avanzando hacia esos objetivos comunes. Además, existen en América Latina tres procesos de integración regional, que estamos apoyando con nuestras negociaciones para acuerdos de asociación. Las negociaciones con Mercosur se han visto afectadas por la Ronda de Doha y ahora seguimos este tema atentamente con el fin de concluir las negociaciones birregionales tan pronto como se den las condiciones oportunas. Con América Central y la Comunidad Andina ya hemos finalizado tres rondas que han sido fructíferas en su conjunto. Espero que podamos concluirlas antes de la próxima cumbre, que tendrá lugar en España en 2010.

Cooperación. 'Ofreceremos programas de intercambio tipo Erasmus en la Alianza de las Civilizaciones'

Ferrero-Waldner fue una de las protagonistas de la cumbre de la Alianza de Civilizaciones celebrada en enero en Madrid. 'Es una importante iniciativa porque engloba las acciones que se venían desarrollando desde hace muchos años. La Comisión apoya la iniciativa de España y Turquía por la que, lo que antes era local o regional, ahora es una estrategia global bajo el marco de la ONU. Lo que hace falta es llegar a soluciones concretas. Jorge Sampaio, el presidente de la Alianza, ha nombrado cuatro sectores: los primeros son educación (la gente formada busca por sí misma y no se deja influir por los fundamentalismos) y juventud (la Comisión ofrece a los jóvenes del Mediterráneo y otras zonas, que serán líderes del futuro, programas tipo Erasmus para que conozcan nuestra cultura y valores). El tercer punto es implicar a los medios de comunicación, porque no queremos un proyecto que sólo llegue a las élites. El cuarto son las migraciones, algo que Europa conoce muy bien: nuestros países cuentan ya con diversas identidades. Finalmente, yo añadiría un quinto eje: la lucha por la igualdad de género, que debe quedar por lo menos instaurada en la legislación de todos los países'.

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