La construcción y la obra pública tiran del desarrollo
Si un madrileño visitase su región después de 30 años sin pisarla, la encontraría extrañamente reconocible, aparte de los nuevos vecinos de otros países. ¿Barajas? Ahí está. ¿Metro? También. ¿M-30? Sigue en el mismo sitio, pero ahora se llama Calle 30. ¿El Museo del Prado? Donde siempre, pero con una ampliación diseñada por Rafael Moneo. La primera actualización para el recién llegado será sobre la gran cantidad de obra pública nueva, 'el gran motor de la economía madrileña', cree Javier López, secretario general de CC OO en Madrid.
Barajas tiene una nueva macroterminal de diseño, la T-4, con un coste superior a los 6.000 millones de euros. El metro ha crecido desde los 64,3 kilómetros hasta los 310, incluidos los del tranvía llamado Metro Ligero. Dulcinea y Tizona, las dos tuneladoras más odiadas por los madrileños, horadaron la M-30 convirtiendo en subterráneos gran parte de sus tramos. En el norte nació Ifema como centro de ferias y convenciones. La estación de Atocha acoge la alta velocidad, primero en dirección a Sevilla, luego a Málaga y Valladolid y también a Barcelona. Sin olvidarse de las autovías radiales y de las de circunvalación: M-40, M-45 y M-50.
Pero son los nuevos barrios, los PAU, y la fiebre constructora la que ha cambiado el paisaje, además de un nuevo skyline en la Castellana, con la Torre Picasso y las torres del Real Madrid al fondo. 'El crecimiento regional ha sido desigual y desequilibrado. La construcción y la inversión inmobiliaria ha tenido un excesivo peso en la economía', asegura López, aunque reconoce que Madrid ha sido 'el motor económico español'. 'Ya albergaba la capitalidad política, pero ahora añade la capitalidad empresarial y financiera', aseguran desde la Consejería de Economía.
'Hemos tenido bastante suerte con las diferentes Administraciones regionales', asegura Alejandro Couceiro, secretario general de los empresarios madrileños (CEIM), gracias a las 'políticas liberales'. El líder sindical matiza el optimismo porque únicamente 'se ha mantenido, no aumentado, el peso industrial', y por el peligro de la deslocalización, que tal vez exija una 'mayor coordinación con las comunidades limítrofes -puntualiza Couceiro-, porque Madrid se queda pequeña'.
También 'el diálogo social ha sido determinante para el crecimiento, especialmente en Madrid -señala el secretario general de CEIM-, superados aquellos años de los setenta, con aquellas cifras de horas perdidas en huelgas'.
Otra de las características de la economía es que es 'muy terciarizada, de alto valor añadido', explica Couceiro. Madrid dispone de siete universidades públicas, otras tantas privadas y más de 50 centros de investigación, lo que la sitúa por encima de la media española en I+D+i. 'El reto es una economía más productiva, basada en la creación de empleo, la calidad y la innovación', sentencia López.
Relevo. Un cambio también político
El Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid no llegó hasta 1983. En ese año, la izquierda era hegemónica y el primer Gobierno autonómico fue presidido por el socialista Joaquín Leguina. En 1995 la derecha obtuvo el poder, que ha revalidado en las sucesivas elecciones. El presidente popular Alberto Ruiz- Gallardón fue sustituido en octubre de 2003 por la también conservadora Esperanza Aguirre, tras la traición de los socialistas Tamayo y Sáez al candidato de la izquierda, Rafael Simancas, que iba ser investido como presidente. La etapa de Gallardón en la comunidad y más tarde como regidor se ha caracterizado por un alto gasto en obra pública. Aguirre ha sido continuista en inversiones en infraestructuras, pero se caracterizado por un modelo más liberal, dando entrada al sector privado, por ejemplo, en la gestión sanitaria.
Datos
Habitantes: 6.081.000PIB per cápita: 29.965Superficie: 8.028 km2I+D/PIB: 1,98%Extranjeros: 14,1%Fuente: INE y Comunidad de Madrid.