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Cinco Sentidos

El secreto del éxito de la oficina de marcas de la Unión Europea

Uno de los desafíos de la película Las doce pruebas de Astérix es sobrevivir a un infierno de burocracia en una casa de locos. Intentar registrar una marca o una patente en la Unión Europea podría ser tan complicado, de no ser por la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI), que con una única solicitud realizada a través de internet registra el logo o el nombre de una empresa en toda la UE, de manera especialmente eficiente, lo que le ha valido la felicitación del sector privado.

Hasta 1995 la única vía para registrarse eran las oficinas nacionales. 'Tuvieron que pasar 40 años para que los miembros de la UE se pusieran de acuerdo en crear una oficina única', recuerda Joao Miranda de Sousa, director de la OAMI, que permitió ahorrar las ingentes cantidades de tiempo y de dinero que requerían los abogados, las tasas, y las traducciones en cada país.

Uno de los secretos del éxito de la OAMI es, a juicio de Miranda, que expuso el caso de la empresa en Esade la semana pasada, su independencia del poder político. La presidencia, ocupada por Wubbo de Boer, se renueva cada cinco años y 'tiene total autonomía'; sólo hay dos cargos políticos y el resto es personal contratado, que pasa controles a posteriori.

La complejidad que suponen 27 países con distintas jurisdicciones exige por parte de la OAMI coherencia en las decisiones que toma a la hora de decidir qué marcas registrar. 'Recibimos 90.000 peticiones al año, no puede ser una lotería', señala Miranda. El número de solicitantes ha subido gradualmente desde los 43.000 que lo hicieron en 1996. Dos tercios son empresas de la propia UE y el resto de fuera, principalmente de Estados Unidos.

Lo que más orgullo provoca en su director es que la oficina vive exclusivamente de las tasas pagadas por sus clientes, e incluso consigue superávit. En 2007 obtuvo 58 millones de euros de beneficio, y el superávit acumulado es de 273 millones, de los cuales 5 corresponden a usuarios españoles. Por eso a Miranda le gustaría reducir más todavía las tasas, que desde 2000 han bajado desde 2.075 euros a 1.600 por el primer registro en tres categorías de productos o servicios, y desde 2.500 a 1.350 por renovarlo (a los 10 años), tarifas muy elevadas en comparación con las que se pagan en Estados Unidos y en Japón, 700 euros y 427,5, respectivamente. 'Podríamos bajarlo a 1.000', asegura el directivo. La decisión está en manos de las oficinas nacionales, que representan a los países miembros en el consejo de administración de la oficina europea.

La competencia entre unas y otras no ha restado clientes a las estatales, puesto que están dirigidas a públicos distintos. 'Es importante mantener las oficinas nacionales y que no haya monopolio', subraya Miranda. La competencia estimula la innovación, especialmente en la automatización de los servicios. Mientras que en Estados Unidos las solicitudes por internet son el 95% del total, en la UE son el 78%.

Trámites más cortos

La introducción de tecnología ha facilitado que la duración de los trámites se hayan acortado en un tercio desde 2004. El examen de solicitudes tarda 1,3 meses de media, cuando en EE UU se tardan 7, las soluciones se publican en 6 meses y medio, y el registro se realiza en 11. La plantilla, en cambio, se ha mantenido en 640 personas, por lo que la productividad se ha elevado un 58%.

Al margen de las cifras, el éxito es una cuestión de actitudes. 'Estamos centrados en el usuario, no en nosotros mismos como la mayoría de las administraciones públicas', presume Miranda. El presidente del Foro de Marcas Renombradas Españolas y de Freixenet, José Luis Bonet, lo corrobora. 'Escucha nuestras inquietudes, debería darse a conocer a la sociedad'.

LA OAMI rinde cuentas cada tres meses con sus clientes, informándoles de cómo están sus solicitudes, tiene una unidad de gestión de calidad interna, y presume de retener el talento pagando bien. 200 empleados trabajan desde casa, lo que supone un ahorro de costes añadido, y cada persona recibe 10 días de formación al año. Lo único que le falta a la oficina es un lugar más accesible, puesto que tiene su sede en Alicante. 'Pero eso tiene sus ventajas para quienes trabajamos allí', reconoce su director.

Un mercado lejos de ser común

Tienen públicos distintos, pero al fin y al cabo son competencia. La Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) recibe solicitudes para tramitar 57.833 marcas y 6.750 nombres comerciales al año. De ellas, el 57% se realizan por internet (lo que cuenta con un 47% de descuento). Su homóloga europea, la OAMI, recibe 90.000 solicitudes en toda la Unión Europea.La OEPM cobra 150 por cada categoría o clase en la que se registra una marca, mientras que la OAMI cobra 1.600 euros por tres clases. El precio es el único fallo que le ve a este servicio Juan Pablo Lázaro, vicepresidente de CEIM, la patronal madrileña. 'Vale la pena registrarse en toda Europa aunque el precio sea mayor, hay que internacionalizarse'.Sin embargo los usuarios no lo ven así. Los que optan por las oficinas nacionales son más del quíntuple de los que se registran para toda la UE, lo que demuestra que el mercado común todavía está muy lejos, señala Joao Miranda, director de la OAMI, 'lo cual no es ni bueno ni malo'. En la OEPM afirman que el tipo de clientes es distinto, y que los que optan por la española son aquellos que no quieren salir al exterior.Miranda tampoco cree que su oficina haya quitado clientes a las estatales, y por eso no entiende que se resistan a bajar las tasas que cobra la OAMI, y que la haría más competitiva. 'En las medidas que propone el Gobierno para reducir costes a las empresas ese podría ser el primero', reclama. 'Las empresas no son conscientes de que podríamos cobrarles menos'.Otra cuestión a considerar al optar por una u otra es que los trámites en la oficina española pueden durar unos seis meses, frente a los 21 que tardan en la europea, aunque hay que tener en cuenta la complejidad que requiere registrar una marca en 27 países.

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