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In memoriam

Maestro y amigo

Hay personas que no deberían irse nunca y Rafael es, sin duda, una de ellas. Hoy muchos sentimos esa especie de vacío similar al de la orfandad, aunque sabemos que su obra permanecerá para siempre. Rafael del Pino ha sido un ser humano excepcional y la construcción española es hoy lo que es, en todo el mundo, gracias a hombres como él. Rafael nos enseñó que se puede competir pero ante todo, y sobre todo, nos enseñó que se puede ser aliado, socio y amigo.

Su filosofía de esfuerzo y trabajo se complementaba con la capacidad para alegrarse de las satisfacciones y los éxitos de los demás. æpermil;l ha sido un elemento esencial en la creación de una cultura, de una forma de ser, de vivir y de sentir esta profesión que han resultado básicas en el éxito internacional del sector de la construcción de nuestro país. Junto a Rafael he compartido horas y desayunos en su despacho, que se transformaban en clases de vida magistrales y hermosas. Hablábamos de economía, de proyectos, de astronomía y de navegación.

De todo aprendía de él, pero sobre todo de la ilusión y del cariño con las que transmitía sus pensamientos y sus inquietudes de emprendedor incansable. Se nos ha ido un maestro, un ser humano excepcional e inteligente que nos impregnó de su sabiduría y su afecto. Su obra ha sido magnífica y ahora debe descansar en paz porque la labor de todos estos años está en las mejores manos. Rafael del Pino y Moreno: un hombre inolvidable.

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