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Cinco Sentidos

El ayer y el hoy de una relación a ambos lados de los Pirineos

La asociación Diálogo lleva 25 años trabajando para mejorar la amistad hispano-francesa con el apoyo empresarial

El ayer y el hoy de una relación a ambos lados de los Pirineos
El ayer y el hoy de una relación a ambos lados de los PirineosReuters

Cuando Emmanuel Mielvaque llegó a España en 1997 para dirigir la consultora Alma Group persistía entre los franceses la imagen más negativa del país de acogida, la de pueblo atrasado, que anteponía la calidad de vida al trabajo. Mielvaque pronto comprobó que todo aquello se quedaba en tópicos. 'La evolución y dinamismo de España merece nuestro respeto. Todo lo que viene de España llega a Francia viento en popa'.

Alma Consulting Group, líder europeo en asesoramiento operacional, es uno de los socios de Diálogo, organización privada que cumple 25 años trabajando para estrechar relaciones entre los dos países. Esta Asociación de Amistad Hispano-Francesa tiene como presidentes de honor al rey Juan Carlos y al presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy.

Diálogo ha tenido desde sus inicios su principal apoyo en el tejido empresarial. 'Eran los más interesados, nos ayudaron inmediatamente', recuerda Bernard Soulier, fundador y vicepresidente director general de Diálogo. En su patronato de honor, cincuenta empresas españolas y francesas instaladas en nuestro país de diferentes sectores, como Air France, Bouygues Inmobiliaria, Carrefour, Grupo PSA, Renault, Cepsa, France Telecom, Saint-Gobain, Banco Santander, BBVA, Société Générale o Metrovacesa.

Para Rafael Arias-Salgado, presidente de Carrefour y miembro de la junta directiva de Diálogo, colaborar con la asociación es 'contribuir a mejorar las relaciones entre España y Francia'. Por cierto que hoy 'atraviesan su mejor momento'. No siempre fue así. Bernard Soulier recuerda el complicado contexto en el que nació Diálogo en 1983: el no del entonces presidente Giscard d'Estaing a la entrada de España en la CEE; el contencioso de la pesca -'los franceses no entendían que los españoles comieran mucho pescado', comenta con humor-, y sobre todo, el problema de ETA, cuyos miembros vivían en el país vecino 'un exilio dorado'.

En un entorno de riesgo económico para los dos países, Bernard Soulier desplegó sus dotes de diplomático (fue consejero de la Embajada de Francia en España entre 1982 y 1985) para convencer a un grupo de políticos y empresarios de la necesidad de superar las diferencias que separaban a los dos pueblos. Uno de ellos, José Luis Leal, ministro de Economía en el Gobierno de la UCD, ex presidente de la AEB y antiguo alumno de la Sorbona de París, quien aceptó ser presidente (lo sigue siendo) de Diálogo.

Veinticinco años después los protagonistas de ese movimiento se felicitan del cambio. 'Las relaciones son excelentes, sería difícil que fueran mejor: no hay contenciosos, hay colaboración prácticamente en todos los sectores', recalca Soulier. Los prejuicios también son historia. En parte, por el impulso económico español. 'En la época, España representaba menos del 50% del PIB francés, hoy está cerca del 90-95%', aprecia el vicepresidente de Diálogo. Claro que la Asociación de Amistad Hispano Francesa también ha puesto su granito de arena.

Entre sus iniciativas, Rafael Arias- Salgado destaca la Bolsa de Stages, que ha permitido a 30.000 estudiantes franceses conocer el mercado laboral español, o el proyecto Afefor, que invita a empresarios galos a estudiar posibilidades de inversión en nuestro país. Sin olvidar el Prix Diálogo a la Amistad Hispano-Francesa, cuyo jurado preside Arias-Salgado, que este año ha recaído en Fernando Alonso, 'ejemplo de cómo un gran campeón español puede trabajar con un equipo francés'. Han pasado 25 años, pero según Emmanuel Mielvaque, a Diálogo le sigue quedando 'empuje, dinamismo e ideas frescas'.

Trabajar en un mundo globalizado

Francia y España conviven en un mundo globalizado. Son países modernos que han enterrado prejuicios, según constata la tercera encuesta sobre las imágenes recíprocas de los dos vecinos que realiza Diálogo y publicará a finales de junio. Para un ejecutivo francés trabajar en España no tiene que suponer un choque y a la inversa. 'El mundo empresarial se rige por normas propias, la nacionalidad no afecta a la gestión. El proceso de asociación europea es uno de los mejores ejemplos en el mundo, ha puesto en su sitio el concepto de nacionalidad, que no tiene que condicionar la vida del individuo', señala Arias-Salgado. Al otro lado de los Pirineos, se ha superado la percepción de falta de organización e incluso de formación del equipo empresarial español, confirma Emmanuel Mielvaque. 'En España se trabaja a buen ritmo'. Quizás desde allí cuesta aún entender la forma de hacer negocios, 'más placentera', especialmente a los parisinos, 'que tienen un reloj dentro del cuerpo', observa el director general en España de Alma Consulting Group.

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