Un plan que hay que completar
El Gobierno desveló ayer un nuevo paquete de medidas económicas por boca del ministro de Industria. Miguel Sebastián acudió al Parlamento para anunciar las grandes líneas de actuación de su departamento en esta legislatura. Y todo apunta a que no se trata de las reformas estructurales que anunció recientemente Zapatero y que habrá que esperar al 23 de junio para conocer. Las medidas de Sebastián están, más bien, a medio camino entre un segundo plan de choque para estimular la economía y unas reformas para mejorar la competitividad de algunos sectores. Sin embargo, el anuncio irrumpe en medio del derrumbe de la confianza económica de empresas y familias y, en este sentido, es bueno que el Gobierno transmita la sensación de que tiene planes para atajar la situación. Con ello puede contribuir a devolver la calma, imprescindible para estimular el consumo y la inversión.
En la hoja de ruta presentada ayer por Sebastián se incluye una reforma de las tarifas eléctricas con una subida para este año del 5% o 6%; un nuevo plan -bautizado VIVE- para financiar la sustitución de vehículos de más de quince años por otros con baja emisión de CO2; una rebaja fiscal para la reestructuración de instalaciones hoteleras y un plan para incentivar largas estancias de los extranjeros en España; la puesta en marcha de una web que permita a los consumidores comparar los mejores precios ofertados por distintos comercios minoristas y una serie de medidas ligadas a las tecnologías de la información, como el aumento de frecuencias para la telefonía móvil a cambio de un incremento de cobertura.
El Gobierno encara con este paquete cambios necesarios, pero insuficientes para afrontar una situación económica complicada. Numerosos sectores industriales y de servicios necesitan reformas que impulsen el aumento de su productividad mediante trabajadores mejor formados y más inversión en innovación e investigación. Y, además, una mayor competencia.
En este sentido, de la exposición de Sebastián surgen casi más dudas que certezas. Es lógico que en el Congreso no haya desgranado todas y cada una de las futuras medidas -muchas de las cuales ni estarán decididas-, pero cabría esperar alguna concreción en temas sensibles como el futuro modelo energético. Se ha limitado a explicar la nueva tarifa eléctrica y, especialmente, cuánto va a subir la luz este año. Pero nada ha adelantado de cuál será el mix productivo o la opinión del Ejecutivo sobre el futuro mapa energético empresarial. Igualmente ha prometido acabar con el déficit de tarifa, pero no ha contado cómo.
Sin embargo, tanto Sebastián como el equipo económico del Gobierno se merecen un margen de confianza. Después de todo, la legislatura está empezando. Y es precisamente ahora cuando se deben plantear los cambios que desarrollen el potencial de crecimiento de la economía española. En el mercado laboral; la Seguridad Social; el sistema impositivo en su conjunto; la investigación; la educación y la formación o allí donde sean necesarias. Así pues, ha llegado el momento de que el Gobierno coja el toro de la crisis por los cuernos de una vez por todas, con valentía, firmeza y, a poder ser, con amplio consenso político y social.