Especular, en sentido peyorativo
Miguel Rodríguez (04-06-2008)
Especular. Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios.' Esta es la acepción que da la academia de la lengua a un término que últimamente no para de oírse en todos los foros en los que se trata la subida del precio de las materias primas. Así, según lo pone la RAE, especulador es cualquiera que invierta con la esperanza de que los activos que compra se revaloricen. Como el que compra unas acciones.
Pero la academia va más allá y especifica que esta acepción se suele utilizar en sentido peyorativo. Es decir, que permanece en el acervo cultural la idea de que la especulación es condenable. Y lo es, éticamente, cuando se saca provecho, lucro, a costa del mercadeo de productos o servicios básicos y se dificulta su acceso a la población.
Es especular, en sentido peyorativo, comprar cinco pisos y mantenerlos vacíos para venderlos a precios desorbitados tres años después. Especialmente cuando hay una bolsa de población que no puede acceder a su primera vivienda.
Como también es especular, en sentido peyorativo, la inversión en derivados de materias primas para enriquecerse, cuando millones de personas corren el riesgo de morir de hambre por el alza de los precios.
En el mundo financiero el especulador no ha gozado de mala prensa, porque su actividad en ciertos mercados ha sido fuente de liquidez y estabilización de precios. Y es cierto que los especuladores no son la causa única de la subida del precio de las materias primas. Ni mucho menos.
Pero han contribuido a ello y, sobre todo, han terminado por corromper el sentido último de los derivados, que no es otro que el de cobertura, es decir, asegurar unos precios de compra o de venta futuros. Ahora hay voces que plantean sacar a las materias primas de los mercados de futuros para evitar la especulación. Y es irónico, porque el origen de los futuros está en la cobertura del precio de esas materias primas, las que hoy son víctima del mercado de futuros.