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Disputas

La lucha por el poder invade Volkswagen

Porsche, los sindicatos y el Gobierno local juegan sus bazas en el grupo

Tras la entrada de Porsche en el capital de Volkswagen (VW), la lucha por el poder en el grupo alemán se está convirtiendo en una de la historias más rocambolescas de la economía alemana. Y eso que el año ha sido rico en escándalos por el laberinto de corrupción del que no salen muchos de los grandes grupos empresariales alemanes. Lo último de Volkswagen es que su presidente Martin Winterkorn se ha enfrentado al gran accionista del grupo, Wolfgang Porsche. Para Winterkorn, ganar dinero y el buen gobierno siguen siendo el sello del mayor fabricante automovilístico europeo. Y ha amenazado con dimitir si se entrometen en su trabajo. Pero Wolfgang Porsche quiere que todas las marcas ganen dinero, incluidas las de lujo -Lamborghini y Bugatti-, consideradas el hobby de Piëch, presidente del consejo de vigilancia de VW. El objetivo es que ninguna de ellas compita entre sí. También el presidente del comité de empresa de Volkswagen, Bernd Osterloh, mantiene una batalla con el presidente de Porsche, Wendelin Wiedeking, después de que este directivo declarara el pasado otoño que no tolerará 'vacas sagradas en Volkswagen', en relación a la posición preferente de que gozan los representantes sindicales. Osterloh, señala sobre la entrada de Porsche que 'se podrá adquirir VW en la Bolsa; pero nunca será posible dirigir VW contra su plantilla.'

Porsche ya tiene un 30,9% de VW; pero se propone llegar a más del 50% este mismo año. Y el dilema es que el comité de empresa de VW quiere que los 329.000 empleados de VW tengan más representación en el nuevo Porsche Holding SE que los 11.000 empleados de Porsche. Wolfgang Porsche, de 65 años, es el presidente del consejo de vigilancia del holding alemán y por tanto el representante más poderoso de las familias Porsche y Piëch. Desde la última junta de accionistas a finales de abril Wolfgang Porsche es miembro también del consejo de vigilancia de VW, presidido por su primo Ferdinand Piëch, de 71 años.

Además, los grandes accionistas de VW se bloquean permanentemente en una lucha sin tregua. Porsche y el Estado de Baja Sajonia (que dispone del 20% de las acciones de VW) ya se enfrentaron en la última junta de accionistas. El fabricante de Stuttgart ha fracasado en el intento de desbaratar la influencia de los políticos (Estado de Baja Sajonia) y de los sindicatos en el consorcio automovilístico VW. Por su parte, Baja Sajonia insiste en mantener sus derechos especiales (que equivalen al blindaje de la compañía), en contraposición a lo dictaminado por el Tribunal Europeo. Con Baja Sajonia están los sindicatos y los trabajadores; con Porsche, la economía alemana y los analistas.

El predominante papel de la política

Las cosas han cambiado mucho desde la entrada de Porsche en VW hace tres veranos. En aquel momento se veía con muy buenos ojos que fuera un inversor alemán, y no un grupo extranjero, el que sacara las castañas del fuego a VW. Entre tanto, Wiedeking debe luchar en todos los frentes. El problema es la dimensión política del fabricante alemán. Y eso es lo que pone cada vez más nervioso a Wiedeking. 'æpermil;l convirtió una Porsche en quiebra a principios de los noventa en el fabricante de coches más rentable del mundo', afirma un analista, e hizo infinitamente ricos a sus accionistas al entrar en VW. Pero, Wiedeking tiene a los trabajadores de VW contra él y ha subestimado la dimensión política de su operación de compra de VW.

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