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Oportunidades

'Tour de los embargos' para cazagangas

Proliferan las visitas guiadas a casas para dinamizar el mercado

El fuerte olor a cerrado llamaba la atención al cruzar el umbral de la casa vacía. Una parte de los visitantes arrugaba la nariz y empezaba a investigar la cocina, las habitaciones y la caldera. El resto, carpeta y bolígrafo en mano, sonreía e ignoraba el olor.

Los primeros, una docena, buscaban casa para comprar. Los segundos eran los brókeres. Todos ellos se embarcaron en la tarde del miércoles en un tour de cuatro horas en autobús para ver seis propiedades en la amplia área de Mineola, a una media hora de Nueva York. Pero compradores como James Nash, Johana Aguirre o Shenell, no buscaban cualquier cosa, quieren gangas, y por ello pagaron 50 dólares cada uno para enrolarse en este tour que visita sólo propiedades que han caído bajo la maldición del embargo en la actual crisis.

La desgracia y el drama de unos es la oportunidad de otros.

El 'tour de los embargos' es una idea que se extiende por EE UU ahora que estos procedimientos se disparan. Según RealtyTrac, una de cada 519 casas en el país estaba en alguna fase del proceso de embargo en abril. En Florida y California, estos tours proliferan, y el de Mineola (en Long Island) es uno de los que organiza David Farrell, un hombre con experiencia como tasador, subastero y bróker para la inmobiliaria Re/Max.

Ahora Farrell añade a su tarjeta el puesto de director de 'Long Island Foreclosure Tours', y a su cartera suma visitas a casas embargadas de esta zona, Nueva York, Connecticut, Nueva Jersey y la exclusiva área de los Hamptons. Son casas en manos de bancos que desean venderlas y con un buen descuento. Farrell montó esta empresa hace un mes. Además de una gira en autobús por estas propiedades, difíciles de localizar si no se tiene su agenda, el empresario ofrece el servicio completo para que si se quiere cerrar la compra se pueda hacer sin dilación. Para ello se ha rodeado de brókeres que han rebajado algo su comisión, ha conseguido que Wells Fargo limite también las suyas y mande un representante al autobús del tour. La plantilla se completa con un contratista y el efusivo Raymon Wilson, un inspector de viviendas que asesora in situ a los clientes sobre el estado de las viviendas.

Wilson hablaba español y animó la tarde en aquel autobús. 'Ahora vamos a ver una casa que muestra hasta dónde ha llegado el pico del mercado', explicaba Farrell. La vivienda estaba lejos de ser atractiva, pero, pese a ello, el último dueño pagó 595.000 dólares en noviembre de 2006. Ahora costaba un 45% menos. 'Lo bueno', decía Farrell, 'es que es una zona de buenos colegios'.

Eso podía convencer a Johana Aguirre y a su madre María Pilar Aguirre. La primera tiene una niña de cuatro años y el colegio es una prioridad. Pero a Johana no le gustó. 'Además, hay que hacer mucha obra'. Lo advirtió Wilson: 'Muchos de los propietarios abandonan sus casas rompiendo cosas' y no todas están en buen uso. Aquella era una muestra de lo que decía.

Johana y su madre optaron por el tour porque así 'vemos más casas en menos tiempo'. María, una chilena que lleva 12 años en EE UU, explicaba que 'uno viene a estas cosas porque sabe que el precio es menor y éste es el año para comprar'. 'La gente dice que los precios bajarán más, pero no me fío', decía Johana. Su madre advertía 'una espera un año, y en este país no sabe qué puede pasar'.

Tampoco era la casa que Shenell buscaba, pero esta chica, de 26 años, estaba encantada con el tour: 'No hay presión por parte de los brókeres; además, parece un bufet, hay donde escoger, creo que puedo encontrar un diamante en bruto'. Shenell, de Queens, lleva cuatro meses buscando. 'No quiero pagar mucho dinero y ahora es el momento, con este tour puedo conseguir más por menos y hacer realidad el sueño americano'.

La última casa de la tarde era la mejor. Construida en 1927 en estilo Tudor. El último dueño pagó 470.000 dólares por ella. Deutsche Bank se contentaba con venderla por 135.000 menos. A James Nash tampoco le interesaba. Nash, de 26 años y director de Stamford Capital, una boutique de inversión, ya tiene tres casas (ha llegado a tener cinco) y realmente estaba más interesado en invertir en la empresa de Farrell.

Con la excepción de Nash, todos los demás mostraron interés en aquella casa. 'Esta sí', decía María. Pero puede que no la pueda comprar. Uno de sus competidores en el autobús estaba pensando hacer una oferta. 'æpermil;l puede poner el dinero encima de la mesa mañana', decía un amigo suyo, 'porque se dedica a vender y comprar casas'. Farrell ya había advertido que éste no era momento para este tipo de negocios, pero para aquel hombre aquello era lo suyo y el 'tour de los embargos', una mina.

La oportunidad dentro de la crisis

En el tour del pasado miércoles se visitaron seis casas de más de más de tres dormitorios cuyos precios rondaban los 325.000 dólares en un condado de Long Island. Tras el embargo sus precios han caído entre 150.000 y 200.000 dólares y ésta puede que no sea su última rebaja.Más trabajo que nunca'. Así responde Rosanna Piazza a la pregunta de cómo le va en esta crisis. Piazza, que por motivos familiares habla español e italiano además de inglés, es bróker desde 2001 y dice que para ella el negocio no ha decaído, aunque admite que tiene que ponerle, al menos, el doble de trabajo. Piazza cerraba entre 6 y 10 ventas al trimestre en 2006.

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