La renta salarial real se estanca por primera vez en 14 años
La renta real de los asalariados se estancó en el primer trimestre de 2008, como consecuencia del fuerte repunte de los precios y del limitado avance del empleo por cuenta ajena. Esta circunstancia, que no ocurría desde 1994, es la principal responsable del fuerte ajuste en el consumo de los hogares en los tres primeros meses del año y de que el avance del PIB se haya limitado únicamente al 0,3%.
La encuesta de coyuntura del comercio minorista revela que las ventas en los establecimientos comerciales españoles cayeron en el primer trimestre del año un 3,4%, con descensos tanto en productos alimenticios como de equipamiento personal y del hogar. Las ventas de las grandes empresas, por su parte, según el informe elaborado con los datos que proporcionan a la Agencia Tributaria, descendieron un 1,5% en bienes y servicios de consumo y un 12,3% en bienes y servicios de capital, con descensos muy fuertes en las ventas tanto de equipo o software, como en construcción. El resto de indicadores de consumo y de expectativas y confianza, así como de empleo o de inversión, son coherentes con estos adelantados por las fuentes estadísticas.
El responsable directo de esta caída de las ventas comerciales, que no se producía con tal virulencia desde hace más de una década, es la pérdida de poder de compra de los consumidores, principalmente de los particulares. La renta salarial real agregada, que computa el avance de los salarios nominales y el aumento del empleo asalariado, y que resta la inflación, se ha estancado en el primer trimestre. De mantenerse la tendencia, podría estar ya en el segundo en tasa negativa, circunstancia que no ocurría desde 1994, cuando acumuló hasta tres años consecutivos de descensos por la fuerte crisis de empleo de los noventa.
En los tres primeros meses de este ejercicio los salarios nominales se han acelerado un poco, pero su avance se mantiene dentro de los cánones de la moderación y se limita al 3,4%. Pero el empleo asalariado, el principal acelerador de la renta real disponible, se ha estancado por la crisis de la construcción residencial y en los tres primeros meses del año sube una media del 1,1%, frente al 3% que aumentó en 2007. Con estas dos variables el avance nominal de la renta es del 4,5%, pero se ve drásticamente mermada con una inflación media en el periodo del 4,4%: el avance de la renta salarial real es de únicamente el 0,1%.
La evolución de la renta salarial real ha recortado el consumo minorista y ha limitado el crecimiento al 0,3%
Variable básica del consumo y del PIB
El descenso de esta variable fundamental de la demanda nacional ha sido vertiginoso en los últimos meses, tanto por el avance de la inflación, como por el súbito aplanamiento del crecimiento del empleo, que incluso ha entrado en tasa negativa en 2008. En el cuarto trimestre de 2007 la renta real aún subía a un ritmo anual del 2,8% y la media de todo el ejercicio pasado todavía alcanzó el 4,2%.
Esta fuerte desaceleración de la renta disponible de los asalariados, junto con el encarecimiento de las hipotecas durante los últimos trimestres, ha tenido ya consecuencias en el consumo del primer trimestre del año: el avance que el Banco de España estima que registró esta variable ha sido de sólo el 2,2%, la tasa más baja desde el año 1996. Lógicamente, el consumo privado es el componente más condicionado por la renta salarial disponible real (empleo, salarios e inflación), y con él, el propio crecimiento de la economía.
Durante la crisis de los noventa la renta real registró caídas sucesivas los años 1992, 1993 y 1994. Estos descensos llevaron aparejadas caídas del consumo en 1993, así como del avance del producto interior bruto (véanse gráficos adjuntos). Aunque ahora el peso específico del gasto privado de los hogares en la producción económica es diferente a la de hace quince años, sigue siendo muy fuerte. En 2007 el consumo supuso el 75,2% del PIB, y el gasto de los hogares, un 55,9%. La inversión apenas supone la mitad, y el consumo público únicamente el 18% de la aportación.
La evolución esperada de la renta
En los próximos meses las variables que componen la renta salarial real no cambiarán la tendencia del primer trimestres. Por tanto, ésta podría experimentar recortes. La mayoría de los analistas consideran que el empleo asalariado reducirá lentamente su avance interanual y podría terminar el año con caídas, a juzgar por el comportamiento que registran los afiliados-cotizantes a la Seguridad Social, que ya en abril recogió un incremento de sólo el 0,6%.
Por lo que se refiere a los salarios nominales, podrían repuntar, pues uno de cada tres trabajadores ha logrado que su convenio recoja este año aumentos por encima del 4%, según el último informe de la CEOE.
La inflación, por su parte, tardará en bajar del 4% si los precios de las materias primas energéticas y alimentarias prosiguen su alza. El Gobierno estima que el IPC subirá más del 3% este año.
CONFIANZA EN MÍNIMOS
El indicador de sentimiento económico en España registra ahora los valores más pesimistas del siglo. Todos los componentes del indicador están en sus peores cotas, arrastrados por la crisis abierta en la actividad inmobiliaria y la crisis financiera internacional. La confianza del comercio minorista registra las mayores dosis de pesimismo, ya que desde el año 2002 se mueve en valores negativos. La confianza en la zona euro está en los niveles del año 2005.
La presión de los tipos y las materias primas
La reducción del poder de compra de los asalariados se produce por la doble presión de la inflación y de los tipos de interés, que se mantienen nominalmente altos por el avance de los precios. Desde 2005 hasta ahora los tipos directores del Banco Central Europeo se han duplicado (del 2% al 4%), y los tipos de mercado incluso se han elevado más, por la crisis financiera. Así, los créditos hipotecarios soportan precios cercanos al 6%, cuando hace poco más de dos años únicamente estaban en el 3%. Este avance ha supuesto un recorte de la renta liberada para compromisos no financieros de las familias muy abultado y ha tenido efectos notables sobre el consumo y otros proyectos de inversión.Pero el efecto más negativo sobre el consumo de los hogares ha sido, sin duda, el encarecimiento de los alimentos y de los carburantes (la inflación también se ha duplicado en los últimos meses), muy acelerado en el último año. Aunque el consumo de carburantes se ha estancado, el avance de los precios supone que la factura sobre las familias por la energía doméstica y el transporte se ha disparado. El petróleo ha pasado de costar 25 dólares por barril en 2002 a más de 125 ahora, con el único alivio de una ligera apreciación del euro frente al billete verde. Por lo que se refiere a los alimentos, si el índice de materias primas alimenticias se situaba en 100 en 2000, ahora llega, en dólares, a 248, con avances relativos del 25% en 2006 y del 58% adicional en 2007. En euros el avance en 2007 fue del 34%.