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Cumbre de la discordia entre la UE y América Latina

Las divisiones sudamericanas y los problemas comerciales dificultan el acercamiento. El auge de una izquierda populista, incluso radical, ha dividido América Latina, como lo demuestra la tensión que reina desde hace varios meses entre Colombia y sus vecinos, venezolanos y ecuatorianos, sobre la guerrilla de las FARC. El contexto es tanto más perjudicial cuanto que Europa tiene bazas que jugar en este lado del Atlántico, sobe todo tras los dos mandatos del presidente estadounidense Georges Bush que ha mostrado poco interés por esta parte del mundo. Pero la búsqueda de socios con América Latina puede ser más difícil que en cumbres anteriores.

La UE, que se amplía hacia el Este, está compuesta de una mayoría de países sin lazos con esta región. Las divisiones en América Latina también paralizan muchos acuerdos comerciales. Y el entendimiento mutuo no es evidente. Durante la alternativa Cumbre de los Pueblos, que ha tenido lugar en Lima, un tribunal permanente ha juzgado simbólicamente a multinacionales europeas acusadas de polución y violación de derechos humanos. El modelo liberal europeo ha sido juzgado incapaz de cambiar la situación de 220 millones de pobres en América Latina y aún menos luchar contra el cambio climático.

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